martes, mayo 25

Sobre la educación... una delicia

Por esas redes benditas me ha llegado esta reflexión sobre la figura del maestro. Me ha parecido muy bonita, y más si se acompaña con estas imágenes de una película digna de ser vista: Ser y tener, o sobre la firmeza, la cercanía y la vocación. La recomiendo. 

Eso de enseñar,

sin amar es imposible,

sin entusiasmo es inalcanzable,

sin orgullo de ser se hace irrelevante,

sin libertad es profanación,

sin respeto es violación,

sin convención y consentimiento

es perder el tiempo,

sin legítima autoridad

es un intento condenado

a desbaratarse entre dificultades,

sin placer es inhumano.   

Ser y Tener muestra la vida de una pequeña clase de un pueblo a lo largo de todo un curso, mostrándonos una cálida y serena mirada a la educación primaria en el corazón de la Landa francesa.Una docena de alumnos entre 4 y 10 años reunidos en la misma clase, se forman en todas las materias bajo la tutoría de un solo profesor de extraordinaria dedicación.Maestro de la autoridad tranquila, el profesor Georges López conduce a los chicos hacia la adolescencia, mediando entre sus disputas y escuchando sus problemas.
La escuela unitaria, donde las niñas o los niños (separados) de distintas edades, aprendíamos, acompañados de una maestra o maestro, muchas veces estupendos. Esa experiencia la hemos vivido en este país todos aquellos y aquellas que pasamos de la cincuentena. Al menos en mi recuerdo es algo agradable y desde luego provechosa, en mi caso. Esta es una imagen de la escuela de Doña Mercedes, mi última maestra. En ella aparecen muchas niñas que compartieron conmigo varios cursos de la primaria.
Mi escuela y mi maestra

domingo, mayo 23



Otro de los discos que aún esperan ser escuchados en mi discoteca. Soledad Bravo. Hermosa mujer y grandísima cantante Venezolana. No tiene desperdicio todo este LP fechado en los primeros setenta; esa época en la que mi generación escuchaba cantantes cuya música tenía un interés añadido a la obra artística. La conciencia política ... los cambios que se avecinaban y que nos llenaban de esperanza en un mundo mejor. Éramos jóvens e inocentes.

viernes, mayo 21




Hermosísima canción, del poeta Agustín García Calvo. Uno de los discos más queridos para mi. Amancio Prada es de esos cantantes honestos que sólo ha cantado lo más genuino: poesía de los clásicos, música tradicional, y versos de personas que pueden decir cosas tan poco convencionales como las que dice esta canción de amor. Estas dos fotos muestran la evolución física del artista: en la primera, en blanco y negro lo identifica con la época en que salió este disco: años setenta y la otra es el Amancio actual. Han pasado más de treinta años, pero sigue teniendo una voz aterciopelada y en el escenario es cercano y tierno. Me encanta.    

domingo, mayo 16


Palabras para Julia, uno de los poemas más emocionantes que he escuchado, del poeta José A. Goytisolo, que se la escribió a una hija suya desaparecida.
Rosa León es otra de mis cantantes preferidas, de la que guardo sus discos de los años setenta como oro en paño. Era y sigue siendo una mujer muy sencilla, sin artificios y que sólo ha cantado lo que le interesaba, sin importarle mucho la fama. Aún recuerdo la primera canción que escuché de ella, escrita por Aute: Las cuatro y diez. Estaba yo recién casada, aunque sólo era una jovencita de 21 años, como Rosa. Siempre me ha gustado como ha sabido escoger su música; adecuarla a su especial voz y sobre todo, ser auténtica.  

 


Ana Belén. Los dos primeros discos de ella no los he encontrado en Youtube, pero los tengo en mi discoteca, como un tesoro:  Tierra y Calle del Oso. Una jovencísima Ana, más actriz en ese momento, que cantante reconocida, aunque enseguida despunta como tal, gracias a su marido Victor Manuel. No obstante, esos primeros discos no fueron compuestos por él.
La primera vez que la vi lo recuerdo perfectamente. Era en un verano, en las fiestas del  Barrio de Gracia, de Barcelona. En esa época 1976-77??, aún ponían entoldados, una especie de carpas en las que se bailaba al son de las orquestas y grupos de entonces, y se empezaron a hacer conciertos de cantautores. Ella estaba embarazada de su primer hijo (el mío tendría 3 o 4 años) y estrenó el disco La paloma de vuelo popular, con poemas de Nicolás Guillén. Esta canción está en ese disco y ella aquí desde luego era muy joven, seguramente es una imagen de esa década. Me entusiasmó en directo en ese momento, y siempre que la he visto en el escenario he pensado lo mismo: Es un animal de escenario. Gran presencia, capacidad de comunicación y fantástica voz.
Esta "Niña de Agua" ya corresponde a su segunda época, en el año 86 más o menos fue cuando nació su segunda hija y le cantó esta hermosa canción. También entonces, casi coincidió su segunda maternidad con la segunda mía. Y es que tenemos la misma edad.

Canciones con un toque Naif. En cierto modo tiene algo del primer Victor Manuel. Ambos, al principio, cantaron a esas muchachas del pueblo que dejaron muy jóvenes, para incorporarse a la vida de la farándula.


Una promesa de la canción de autor: Emilio José. Tuvo sus años de relativo éxito, pero su música no era comercial. De hecho ésta que es la que se escuchó más no era la mejor del disco primero que sacó. Recuerdos otras muchas en las que narraba el paisaje humano y natural de Andalucía. Cordobés de origen, me gustaba mucho y dejó de cantar. Vuelvo a reencontrarme con él, repasando hoy mi discoteca.


Carlos Cano.¡Qué recuerdos me trae este disco!   Especialmente este y el de La murga de los currelantes. Tiempos de cambio, de ilusiones, de joven esperanza y de banderas en los balcones. Otro cantante auténtico y comprometido con lo suyo y desaparecido en lo mejor de su vida. Ahí está junto a otros posteriores, que personalmente me gustan menos.


Joan B. Humet... Otro de los cantantes de los años setenta, por desgracia desaparecido demasiado pronto. Fue uno de esos hombres tristes y muy tímido, que tuvo que alejarse del mundo de la música porque no soportaba la tensión de estar siempre en primera línea. Este disco descansa entre otros tantos de esa época a los que tengo un especial cariño.

domingo, mayo 9

Ahora que he aprendido...

Ahora que he aprendido a bajar e insertar videos en el blog, aprovecho para compartir con vosotros la música que ha dejado alguna huella en mi vida, desde jovencita. Algunos siguen siendo conocidos, pero muchos han sido olvidados. De algunos fui admiradora en esa época en que las adolescentes se dedican a seguir a sus ídolos, y luego los he olvidado; de otros me convertí en ferviente seguidora de toda su música y he crecido con ellos en muchos otros aspectos de la vida. No todos están en mi discoteca, pero algunos de ellos ocupan casi todo el espacio, porque los he seguido durante años. Ahora soy menos mitómana y no suelo comprar discos, porque no siempre me gustan todas las canciones de mis cantantes favoritos. Además siempre aparecen nuevas voces a las que escuchar con placer.
Lo dicho: ahí voy dejando poco a poco todo lo que recuerdo y me ha llegado al corazón en algún momento de mi vida.

  


Nino Bravo me recuerda la primera época de mi noviazgo con el que ahora es mi marido: año 1969, con sólo 18 años me dejó impactada por su gran voz y las estupendas canciones que le escribió creo que Augusto Algueró. Recuerdo también que el día que murió acababa de enterarme de que estaba embarazada de mi primer hijo: año 1973. No lo olvidaré. Era muy joven y nos dejó fantásticas canciones. Él está en mi discoteca.


El gran Raphael en Eurovisión. Una gran voz y estupenda canción. Era el cantante de las jovencitas de la época. Durante años me gustó muchísimo, pero claro, yo evolucioné y él se fue por derroteros en los que ya no me sentía yo cómoda. Su música dejó de interesarme y no tengo discos de él, pero lo recuerdo con cariño cuando escucho estas canciones de los sesenta.


Gianni Morandi, otro de los grandes italianos de la época. Me encataba esta canción.


Rita Pavone, ¡qué recuerdos! Cuando llegué a Barcelona, én el 66 estaba en lo más alto y todo el mundo me decía que tenía mucho parecido físico con ella: pequeñita, pecosa, pelirroja... así era ella y así era yo. Una gran voz y muchísima personalidad.


Gigliola Cinquetti, una de las que me hubieran gustado tener en mi discoteca, pero era muy pronto. Esta estupenda cantante, como tantas italianas e italianos de los años sesenta, sólo pude escucharlas en la radio. Para mi es una gozada compartir esta preciosa y romántica canción que tiene casi cincuenta años. Que la disfrutéis.


Año 1968. Tenía yo 17.  Esta canción es una de las más hermosas canciones de amor que conozco y con ella se puede decir que aprendí un nuevo idioma: el catalán, puesto que estaba recién llegada de Andalucía a Barcelona. Pero lo más importante es que impactó en mi sensibilidad de adolescente, abierta a nuevos sentimientos y experiencias. Luego... vendrían tantos y tantos discos, aunque yo tardé algún tiempo en poder escharlo a mis anchas, porque entonces la música era un artículo de lujo.



Pasados unos años, volvió a emocionarme con este maravilloso disco y otros tantos como Mediterráneo, o el que dedicó a los poetas Machado y Miguel Hernández y tantos... Un poeta moderno, un letrista fantástico que se supo rodear de grandes músicos y que permanecerá siempre en mi memoria sentimental.


Aunque muchos no lo conozcan de esa época, estas canciones de amor, verdaderas maravillas, las compuso y cantó Victor Manuel en su juventud y la mía. Su primer disco lo compré en 1972, cuando ni yo ni él teníamos muchos vínculos con la política. Yo una muchacha llegada del sur a Catalunya; él un chico sencillo que se abría camino en Madrid con canciones muy bien construidas y mejor cantadas, aunque claro, ahora nos resultan muy antiguas. Para mí, sin embargo, fue una de las que más puse en aquel tocadiscos heredado de mi cuñado, a los pocos meses de casarme. El disco entero es redondo y forma parte de la banda sonora y sentimental de mi vida, junto con En un pequeño cuarto de un hotel, una maravilla de canción de amor.


Estoy intentando recuperar, a través de este milagro de internet, esos vinilos que tengo en mi estantería, pero que ya no puedo escuchar porque ese tocadiscos antiguo quedó totalmente inservible. Luis E. Aute es uno de esos autores que me llegaron al corazón mucho antes de que cantara esta hermosa canción, creo que de los años 80, cuando yo estaba en la treintena y el amor tenía un tono diferente del de los 20 años. La primera canción que recuerdo de este artista polifacético es Rosas en el mar, que luego regaló a una Massiel muy joven. Tengo la imagen de una televisión, quizás al final de los sesenta, en la casa Simón, en el horno que había sido de M. Dolores y Cristóbal. Un verano de esos de vuelta a casa, lo escuché y no lo he olvidado. Así que soy "Autiana" desde mucho antes de su éxito de masas. De todos modos esta cación tiene un significado importante para mí y recuerdo haberla escuchado, con emoción incontenible, en un concierto impresionante en la plaza de toros la Monumental de Barcelona. Un día que me encontré con Aute en Jerez, de forma casual, le comenté cómo me sentí en ese concierto y recordaba perfectamente ese día. Esta es la foto en la que aparezco con él y mi amiga Ana, después de esa conversación. Año 2008.   ¡Cómo hemos cambiado! ¡Qué barbaridad...!

miércoles, mayo 5

Miguel Poveda en Jerez



Por fin he aprendido a insertar videos en mi blog. He inaugurado este éxito con uno de mi admirado Miguel Poveda. Precisamente hace dos semanas pude disfrutar de su maestría en el escenario, de su hermosísima voz y, por qué no decirlo, de ese encanto personal que creo que también es importante a la hora de presentarse en un escenario. El Teatro Villamarta estaba abarrotado y él fue muy generoso con un público entregado, agradecido y admirado ante las capacidades vocales, escénicas y comunicativas de este catalán-andaluz.
Miguel vuelve a recuperar la copla y la recrea de una forma que emociona al más "pintao". Pero claro, en un escenario como el jerezano, el cantaor no podía dejar de regalar el mejor flamenco, y por supuesto su bulería preferida: Alfileres de colores, que todo el mundo sigue al compás de esas palmas que todos acompañamos, porque nos encanta. El concierto tuvo un broche hermoso: Pastora Soler, una joven cantante que podría ser en este momento la sucesora de la Jurado. Juntos nos regalaron un momento mágico.