miércoles, noviembre 17

La historia de Antonia: una parábola sobre la vida y la muerte

                                                                       "Yo soy feminista, tanto por temperamento e intelecto, y mis películas están conformadas por mi visión de la vida."

Éstas son las palabras de la cineasta holandesa Marleen Gorris, quien escribió y dirigió la Línea de Antonia, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en el año 1995”. Éstas son algunas de las reflexiones y comentarios que nos sugirió esta hermosa historia a un grupo de amig@s, reunidos en torno a una mesa, por cierto, bien repleta de suculentos bocados, para una tarde de animada charla, en torno a una película.                                                                    
       Lo que nos ha enseñado Antonia y su familia

 Cuando Antonia aparece en escena, acompañada por su joven hija, su presencia dice mucho sobre ella. Con el cuerpo erguido, la cabeza alta y pisando fuerte, parece que va diciendo: aquí me tenéis, no podréis conmigo.
A partir de ese momento se convierte en el personaje central de una especie de parábola sobre la vida, sobre la familia,  y también sobre el poder de la naturaleza, frente a la cultura patriarcal.
La película no es realista, sino que nos sorprende con una mezcla de fantasía, realismo mágico, surrealismo… Elementos que sirven a la directora para quitar hierro a una historia que, aunque dramática, nos hace sonreír en muchas ocasiones. Son esos toques, esos guiños de humor, los que convierten a este film en algo diferente.
La vida de Antonia y sus descendientes, mujeres todas ellas: Danielle, Teresa y Sara, transcurre en un pequeño pueblo holandés, entre los años cincuenta y final del siglo XX,  años fundamentales para comprender la transformación de la mujer en el mundo desarrollado occidental. 
El escenario nada tiene de bucólico; al contrario, el mundo rural a mitad siglo pasado era algo así como un círculo consistente en nacer, trabajar, reproducirse y morir. Una vida primaria, casi animal, en la que los machos sirven para montar a las hembras, con el propósito de que éstas traigan hijos para trabajar en la granja. Mano de obra que volverá a reproducir la vida, sin apenas cambio.
«No quería retratar la vida en el campo - dice la autora en una entrevista que le hicieron cuando ganó el Óscar a la mejor película extranjera, en 1995- Preferí otros niveles más allá del realismo del trabajo y la vida dura. Quería hablar de la vida y de la muerte, de cómo crecer, cómo envejecer y cómo educar a nuestros hijos. Aprender a vivir es, precisamente, la tarea más importante de mi vida».
La directora y guionista,  nos introduce en la historia de una curiosa familia. Una saga de mujeres que han decidido apostar por la vida, pero no cualquier vida, sino la que ellas consideran digna. Así, las raquíticas y anquilosadas normas morales de una pequeña comunidad, no logran poner freno a las decisiones vitales de Antonia, su hija, su nieta y finalmente la biznieta, narradora de la historia. Se trata de un claro ejemplo de cómo, a pesar de tantas trabas como impone una sociedad empeñada en la inmobilidad,  la creatividad y la fuerza interior de alguien, se convierten en creadoras de una ética personal, basada en el afecto incondicional a los débiles, la libertad y la solidaridad de grupo.   
Este tipo de valores son evidentes en toda la película, pero donde se ponen en evidencia de forma más visible es en las comidas familiares, siempre al aire libre, (cosa muy curiosa, teniendo en cuenta la zona geográfica donde se ubica la historia).
En la casa de Antonia cabe todo el que necesita afecto, apoyo o un plato de comida. Ella es como la madre tierra; alrededor de su mesa vemos ampliarse el número de comensales, sin prejuicios, sin condiciones. El afecto y la humanidad son alimentos básicos de esos encuentros y el centro de la vida de la granja.
 
No hay discursos morales, ni se discuten grandes ideas. Todo es sencillo: los niños nacen de una mujer que concibe la maternidad como una forma de realización, de plenitud de lo femenino, así lo afirma Letta, que llegó a tener en su vientre doce hijos. La gente colabora en que la naturaleza germine con cada primavera, se celebra el amor y se entierra a los muertos. Vida y muerte, integradas en el día a día de esta gran familia, unida por unos lazos, no tanto de sangre, como de amor y solidaridad. Un ideal, más que una realidad, desde luego, pero una posibilidad siempre.
La autora y directora parece apostar por esa creatividad que tiene la historia. No todo está escrito, las costumbres y las tradiciones existen y dan sentido a los grupos, pero alguien tiene que romper esa vida circular que nunca cambia y esas dependencias sociales que nos sirven para justificar nuestra cobardía y falta de libertad.
Las mujeres de la película han nacido en un mundo lleno de trabas y de violencia más o menos explícita, pero entre Antonia y su biznieta, se produce un cambio evidente. La matriarca, es pura naturaleza, acogedora naturaleza; Danielle da un paso en su conciencia de mujer. Ella quiere ser artista, desea expresarse a su modo, crear su propio mundo y concebir, usando al hombre como simple semental. (con muy buena pinta, dicho sea de paso) Su opción sexual, exenta de toda morbosidad, simple y llanamente un amor adulto entre mujeres. Finalmente, Teresa. Una generación que se incorpora a la universidad, cuya identidad no descansa en la reproducción, sino en las capacidades intelectuales. Se ha cumplido un proceso: de la mujer naturaleza, a la mujer que después de cumplir el mandato de la biología, deja a su hija al cuidado de otros brazos: la abuela, o el padre. No hay juicio moral, ni culpa. La joven madre sigue su vida con total desapego del fruto de su vientre. Otros y otras sustituyen la función maternal, que no tiene por qué ser la biológica.
Mientras que la vida de las mujeres se nos presenta con ese tono que ralla lo ideal, (al fin y al cabo Antonia no es más que una metáfora del principio femenino), los hombres transitan entre el impresentable macho que es capaz de abusar sexualmente de su propia hermana, el granjero, amigo entrañable y tierno de Antonia, pero supeditado totalmente a las necesidades y deseos de ésta, y el filósofo, Dedos Torcidos, incapaz de enfrentarse al mundo, porque está demasiado ocupado en encontrar el sentido de la vida. Detrás de los cristales, aislado de los problemas cotidianos, se esfuerza por enseñar a Teresa las grandes verdades filosóficas, o sea, teóricas. Su postura ante el embarazo de la muchacha, utilizando palabras de Schopenhauer, es clara: la vida no tiene sentido, es un fracaso, una fuente de sufrimiento. Y el hombre no encuentra otro escape al sin sentido, que la muerte, después de haberse muerto ya en vida… ¿cobardía?, ¿lucidez…? Quién sabe… Lo cierto es que Dedos Torcidos representa la oposición más clara al principio femenino, encarnado en Antonia. Ella no necesita comprender el sentido de la vida, sino zambullirse en la experiencia del amor, y deleitarse en lo que la sabia naturaleza ofrece estación tras estación. En definitiva, Antonia se atreve a disfrutar, a abrirse a cualquier cosa que ocurra, y espera la muerte con total aceptación y serenidad.
La muerte de la protagonista está llena de sentido. Cansada y quizás sintiendo que se ha cumplido su ciclo, Antonia, que tras la violación de su nieta ha perdido la alegría y la inocencia, inicia su último día. Aún bella y erguida, a pesar de su edad, se recrea en las rutinas familiares: la apertura de las persianas, la alimentación de la cabra, último repaso a su mundo. Sin miedo a la verdad, comunica el acontecimiento a su biznieta, con la que tenía una gran complicidad, y llama a la extensa familia alrededor de su cama, donde asistimos a su último suspiro.
Ficha técnica
Título en español: Memorias de Antonia
Título original: “Antonia” y “Antonia´s Line”
Año: 1995
País: Bélgica / Holanda / Gran Bretaña
Género: Drama
Duración: 102 minutos
Idioma original: Alemán
Dirección y guión: Marleen Gorris

4 comentarios:

  1. De nuevo el blog!
    Bien por la vuelta!. Bienvenida.

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  2. Buen resumen, Teresa. ¡Ah! y enhorabuena por el blog. Saludos.

    José Fdez.

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  3. Muy buena reseña, casi no se encuentran criticas acerca de estas películas y esta la encontré muy completa. Me gusto mucho la película, esos matices de pesimismo y la libertad que se percibe por parte de estas 4 mujeres, fuertes y solidarias. Muy buena película.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu interés y tus amables palabras.

      Un saludo

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