lunes, abril 28

Rosario y Mº Dolores

Vecinas, amigas, confidentes en un tiempo lejano. Rosario y Mº Dolores, la hija de Antonio el hornero. Ésta, más joven, apoya su brazo en el hombro de la mujer de aspecto más maduro, aunque joven también. Probablemente Rosario estaba de luto por su madre, o por su abuelo... Lo desconozco, porque no sé en qué fecha se tomó esta imagen; una imagen triste, por cierto... Dos mujeres jóvenes, cuyas vidas iban a transcurrir por derroteros parecidos. Nunca hubieran imaginado que acabarían residiendo en una ciudad como Barcelona y allí pasarían la mayor parte de sus vidas.  

miércoles, abril 23

Gabriel García Márquez... In memoriam


No ha sido uno de mis escritores favoritos. Me sorprende que tanta gente hable de él y de sus libros con tanto conocimiento y admiración. Será que soy rara; será que lo del Realismo Mágico no me ha captado suficiente, o tal vez que al acercarme a sus libros no estaba yo en el momento adecuado. A veces pasa.  Y es que a mí los escritores me llegan porque alguno de sus libros me ha impactado especialmente, porque me ha arrastrado nada más poner mis ojos en sus primeras lineas,  y no tanto por la relevancia social que adquieren, a veces al margen de sus valores literarios. Seguro que él los tenía, seguro, pero sólo me he enganchado a una novela suya: El amor en tiempos del cólera.  No he leído Cien años de soledad, aunque seguro que alguien me va a excomulgar por ello. Y no digamos el rechazo que me causó uno de sus últimos títulos:Memoria de mis putas tristes. Me pareció tan desagradable el tema... Eso de que un viejo quisiera pasar una noche con una virgen adolescente, eso, lo encuentro tan patético, turbador y machista,  que no me acerqué a él, aunque me lo estoy pensando y quizás un día de estos lo abra por curiosidad. A veces, esos prejuicios no son buenos.    

Aquí dejo los datos biográficos para quien quiera acercarse a este autor, venerado por el mundo entero.

lunes, abril 21

Nostalgia de unas voces

Son de esas voces y esas imágenes que me retrotráen a una adolescencia llena de ilusiones, fantasías y amores platónicos. Tenía yo unos dieciocho años y sus canciones me llevan, no sé por qué a una imagen: la cola del autobús, en la primera parada de vuelta a casa tras una larga jornada de trabajo: de 7 a 15 horas, en la otra punta de la ciudad. Santa Eulalia era la parada del metro, pero había que esperar al autobús que nos llevaba al barrio: Pubilla Casas, donde todavía no había llegado ese medio de transporte tan rápido. Así que al final llegaba a casa a una hora nada adecuada para comer, más o menos las cuatro de la tarde, o quizás más... dependía del retraso o no del autobús. Y digo yo, ¿por qué las canciones de Juan y Junior las asocio a esa parada? ¿Tal vez había algún bar cercano donde sonaban? No puedo recordarlo. Sin embargo sí recuerdo a una muchacha morena, de larga melena negra, altos tacones y un porte espectacular, que siempre estaba en la cola a la misma hora. Una imagen que ha quedado en mi retina, como las notas melódicas de aquellos dos muchachos tan guapos. Han pasado muchas cosas, muchos años y ya ni siquiera soy capaz de admirar a ese chico de rasgos filipinos tan serio y tímido que nos ha dejado esta misma semana. Una muerte misteriosa... ¿de tristeza...?   


domingo, abril 20

Natillas en Sábado de Gloria

 
Mi amiga Juanita me pide que le recuerde la receta de las natillas con huevos nevados, o huevos a la nieve, tal como decía mi madre. La verdad es que mis natillas son muy sencillas. Nunca las hago al modo antiguo; es decir, con yemas de huevo. Utilizo la versión moderna:  el típico sobre Royal. De todas formas, esta vez las he hecho mezclando las dos fórmulas, ya que quería tener las claras para el merengue.
Así que usé el sobre y añadí tres yemas de huevo a un litro de leche. También los huevos a la nieve hay formas de hacerlos. Yo voy a compartir  mi forma. Encontraréis otras recetas en internet.
Estos son los ingredientes y la elaboración más sencilla:

 INGREDIENTES

1 litro de leche
3 yemas de huevo
1 sobre de royal u otra marca para natillas
azúcar al gusto
Canela en rama
Cáscara de limón
Canela molida
Galletas 
ELABORACIÓN:
Se aparta en un tazón un poco de leche fria. El resto se pone a hervir en un cazo, junto con la canela en rama, la cáscara de limón y el azúcar que gustes, procurando que haya una proporción adecuada entre las cantidades de los dos ingredientes.  Se le añaden las yemas bien batidas. Se mezcla todo.  Cuando esté a punto de hervir, se cuela todo el contenido para sacar la rama de canela y la cáscara de limón. Se vuelve a poner todo el líquido en el cazo y al fuego.  Se diluye  el sobre para natillas en el tazón de leche y cuando empiece a hervir la leche, se añade el contenido al cazo y se deja el fuego muy lento para que no se pegue y vaya espesando. 
En la base de una fuente,  se  ponen las galletas y se vierten las natillas.

HUEVOS NEVADOS:

Se trabajan las claras hasta ponerlas a punto de nieve. Si consigues que no se te corten, estarás de suerte. Yo no le pongo azúcar al merengue, para que no quede tan dulzón. En un cacharro,  se pone un poco de leche a calentar. Con una cuchara se van cuajando trozos del merengue, que se colocan  sobre las natillas, formando una especie de nubes al gusto. Es decir, si pones 3 0 4 claras, quedará cubierta toda la bandeja de las natillas. Yo sólo puse dos y por eso mi fuente no queda cubierta completamente por las nubecillas blancas.
El toque final consiste en espolvorear todo con canela molida. También al gusto. 
¡Buen provecho, Juanita! Espero que las hagas y me cuentes cómo te han salido.


lunes, abril 7

Manolo Sanlúcar: mucho más que un guitarrista



Manolo Sanlúcar charlando con amigos a la entrada del evento
Si fuese poeta, podría ponerle adjetivos a ese pozo de tristeza;

hablaría de su sutil sonrisa, de su frágil figura,

de la voz pausada, con la que regala hermosas palabras,

pasión y sabiduría sobre música.

Diría tantas cosas sobre su imagen casi de anciano:

cabello de nácar, andar calmoso, suaves los gestos.

Y su mirada… ¡Ah, la mirada! Tristísima, pero serena,

como si ya nada pudiera perturbar su alma.

Se deja abrazar, humilde, agradecido,

y nos regala un mohín, que es casi sonrisa
Mi agradecimiento a su hermosa conferencia