Verano de 1963. Dos vaqueros, Ennis Del Mar y Jack Twist, se conocen mientras hacen cola para ser contratados por el ranchero Joe Aguirre. Los dos aspiran a conseguir un trabajo estable, casarse y formar una familia. Cuando Aguirre les envía a cuidar ganado a la majestuosa montaña Brokebac. Al concluir el verano, tienen que abandonar Brokeback y seguir caminos diferentes, aunque su relación dura veinte años.
Cuando se estrenó esta estupenda película se publicitó como un 'western gay. Eso me quitó las ganas de verla. Me pareció una estupidez que se diera tanta publicidad a ese tema y me temí que se tratara de una película escandalosa llena de estereotipos. Hace unos días la encontré en Netflix y me decidí a verla. Tenía curiosidad porque sabía que le dieron muchos premios y más de un Oscar. Enseguida me di cuenta de que, efectivamente, tal y como se difundió en su momento era una simplificación. A medida que avanzaba la historia de ese primer encuentro íntimo de dos hombres solitarios en medio de la naturaleza, me daba cuenta de que aquello era algo más.
Es una historia de un tiempo y un lugar
donde dos hombres se ven forzados a negar su naturaleza. Pero también tenía la
impresión de que la historia de amor entre ellos era desigual y también casual.
Ambos hubieran seguido sus vidas en aquel mundo cerrado de la América profunda,
con sus respectivas parejas. Casados y con hijos, como tanta gente. Es eso lo que me hace pensar que no son homosexuales, sino bisexuales, o que fue ese
viaje de trabajo lo que les hizo descubrir que también se puede amar a alguien del mismo sexo, algo que los cambió para siempre.
Aunque se separan al finalizar su contrato de trabajo y cada
cual monta su propia vida familiar, tratando, creo yo, de adaptarse al medio, al final vuelven a verse y ya no pueden
escapar a la pasión y la dependencia amorosa. Como cualquier pareja
heterosexual. Con una diferencia: ellos tenían que esconderse. Me impresionó el
que en un principio Ennis se negaba a aceptar
sus sentimientos. Lo dijo tajantemente: “Yo
no soy marica”. No quería aceptarlo y desde luego, después de casarse se sentía muy obligado por su papel
de padre de dos hijas, así que siempre llevó la historia como una doble vida.
Su sufrimiento era infinito. Heath
Ledger es el actor que da vida a ese vaquero aparentemente duro, pero que se
parte por dentro. Un gran actor, desde luego, porque logra expresar el dolor
que le produce esa doble vida y traspasa la pantalla con su tristeza. Jack, sin embargo, parece que lo tenía más claro, quizás incluso había tenido ya alguna experiencia homosexual, porque es el que toma la iniciativa y parece más cómodo con su identidad. Jake
Gyllenhaal es un actor al que estamos acostumbrados a ver en comedias actuales
y su personaje no me parece tan potente emocionalmente. Se toma la vida más
ligeramente y se buscaba sus escapes sexuales. Al final no consigue convencer a su amigo de que lo
abandone todo y se vaya a vivir con él a un rancho. El conflicto interno que tenía Ennis entre su familia y su historia amorosa al margen de todo convencionalismo,
junto con la presión social en una comunidad muy tradicional, no le permitieron
dar el paso. Las imágenes en la visita que hace a la casa de los padres del
amigo, cuando éste muere, son impresionantes, llenas de ternura y de dolor. En
definitiva, una gran historia, con paisajes espectaculares, un guion potente para un tema delicado tratado con sensibilidad, y actores que dan vida a dos
personajes que logran tocarnos el corazón. Película recomendable.
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