domingo, agosto 2

Los grandes dilemas de la vida

    

¿Cómo nos sentiríamos cualquiera de nosotros si en un momento trágico en el que nuestro hijo de once años está a punto de morir, si no le trasplantan un órgano vital, nos enteramos de que su ADN no coincide con el que supone que es su padre? En la película no queda claro cómo fue la historia en la que sucedió el embarazo, aunque se supone que fue cuando la pareja ya estaba casada. Ahora, la madre toma conciencia de que esa mentira ya no puede mantenerse, pero lo peor es que el contexto es extremadamente duro con las veleidades amorosas de las mujeres. Una sociedad musulmana en la que el adulterio es un delito. Si el que siempre se ha supuesto que es el padre denuncia a su mujer, ésta puede ir a la cárcel. Pero esa es sólo una de las situaciones que están en juego en la historia. El padre biológico está desaparecido; es decir, se trata de una historia antigua, algo que no tuvo trascendencia en la vida de estas personas; lo que se suele llamar una aventura, pero claro, con las consecuencias de un embarazo, que ella no sabemos si sospechó siquiera que era del amante ocasional. Así que el trasplante sólo se puede realizar con el órgano del padre biológico al que hay que encontrar y convencer. La alternativa es cometer un delito. Acudir a una clínica privada donde trafican con órganos.
 La película es intensa emocionalmente. No puedes dejar de comprender al supuesto padre, que lucha con todas sus fuerzas, incluso convirtiéndose en un delincuente para sacar la vida de su hijo adelante. Mientras, su rabia, su dolor, su decepción por la mentira,  se manifiesta de diversas formas en la relación con su mujer, mientras ambos están sufriendo por la vida del niño.
Me ha llamado la atención el talante cuidadoso del médico. Por supuesto en la atención al niño y en las diferentes comunicaciones con los padres. Un hombre empático, que no juzga y que está abierto a saltarse algunas reglas para ayudar a la pareja y salvar la vida del niño. 
Todo el drama humano transcurre con el fondo de otro drama político  y social en Túnez. Es precisamente en un ataque terrorista, cuando la pareja y el niño viajaban alegremente por una carretera, cuando ocurre la tragedia. Los disparos indiscriminados de los soldados van a parar al niño. 
Y aunque se hable mucho del tráfico de órganos, nunca lo había visto así de claro en una historia tan triste. Médicos y traficantes compinchados y ganando muchísimo dinero a costa del dolor de la gente. El hígado que el padre estaba dispuesto a comprar iba a ser extirpado a un niño de la vecina Libia. Los ojos de ese niño... Un horror. 
No es necesario conocer muchos detalles ni tampoco el final de la película. Sí diré que las últimas imágenes de los rostros del padre y de la madre dejan una ventana abierta a la esperanza. 
Una película recomendable. Se puede ver en FILMI.   

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