sábado, abril 25

La cómoda de la abuela

Abrí los cajones de la cómoda con sumo cuidado. La pobre estaba vieja; tan vieja como aquella estancia, en la que ventanas, puertas y hasta el piso de baldosas rojas descascarilladas, hablaban del abandono de la casa. Durante muchos años, el mueble había lucido su esplendor en el dormitorio de la abuela, una sala grande en la que cada mueble destacaba por sí solo: la cama de hierro y cabezales con terminaciones doradas, una mesa muy elegante, que sustituía al clásico tocador de todos los dormitorios, un arcón, dos mesitas muy altas, y dos o tres sillas. Recordaba ahora esos detalles porque siempre había tenido una querencia especial por la cómoda.
Mama Teresa, que era como llamábamos a la abuela, tenía terminantemente prohibido escudriñar en aquellos grandes cajones; aunque siempre había una oportunidad de  saltarse la norma.

lunes, abril 20

A Montse, que se fue en silencio


Paseando con Cecilia y conmigo en La Caleta de Cádiz

Miro y remiro las fotos de aquellos viajes… Cuba y Chile. La revolución soñada y frustrada. Rememoro tu entusiasmo y capacidad para integrar nuevas experiencias y apreciar lo bueno de la buena gente; incluso de pasar por alto todo lo que podía poner un punto de decepción o crítica al esfuerzo de viajar tantos kilómetros por el placer de vivir. Ese gusto por la vida y la generosidad de compartir te ha definido, querida Montse. Tu paso por mi vida ha dejado un rastro de positividad y compañerismo difícil de encontrar en este mundo de hoy. Tu marcha, rápida,  silenciosa y en soledad se me antoja una mala pasada para alguien que atesoró tantos afectos a lo largo de la vida y de la geografía. Lloro por tu partida, pero en mis lágrimas hay también nostalgia de un tiempo que yo también he perdido para siempre.

Uno de nuestros viajes a Chile

Viaje a Cuba con las compañeras 


miércoles, abril 8

El niño que miraba al mar



Desde que en el 2016, hace ya cuatro años, sufrió un ataque al corazón y creo que también un ictus, Aute dejó de ser él. Lo pensé entonces y estos días, tras su desaparición definitiva, su propia familia lo ha confirmado. Nadie, después de dos meses en coma vuelve a la vida como si tal cosa. Ahora, en estos días en los que no podemos despedir a ninguno de nuestros muertos, va él y se nos va. Alguien dijo el día de su muerte que había sido tan discreto y tímido, que hasta este viaje lo ha querido hacer sin ruido