martes, septiembre 17

Vuelta a casa

Verano de descanso;  de larguísimos días bajo los pinos; de siestas y horas de completa indolencia; de vientos de levante... o mejor, de ventoleras de esas que incluso asustan un poco. El blog ha permanecido dormido, esperando un tiempo más fecundo.  No quiero fustigarme por ello. Ya vendrán las musas a vivistarme, o los musos... Por cierto, no sé si existen las musas masculinas... Aunque no sé quien fue aquel escritor que dijo que las musas te tienen que encontrar trabajando. Y tal vez es cierto: hay que ponerse. Escribir es un trabajo. Escribir exige una disciplina y una voluntad que no se llevan bien con la buena vida... Eso parece. 
                                 
Lo cierto es que he podido escribir sobre tantos temas durante este tiempo... Las noticias del día, la prensa, la televisión dan para mucho. Pero ¡qué le voy a hacer! Es más fácil la crítica a la hora del café, o dando un paseo por la playa, que ponerse delante del ordenador. Me digo a mí misma que tengo que volver a la ventana y,  si me lo propongo, seguro que encontraré la motivación que me haga asomarme de nuevo y dejarme ver por la buena gente que me visita de vez en cuando. Pues eso... ¡Hasta pronto!  

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