sábado, enero 26

El llano de mi infancia




 El llano de mi infancia envejece sin piedad,
casas humildes y humildes ventanas,
historias muertas entre sus paredes,
puertas cerradas a cal y canto,
desconchones, grietas, como cicatrices
que el tiempo profundiza sin remedio.

¿Dónde fueron las risas inocentes?
¿Qué fue del incansable juego de las niñas,
las viejas, con su labor, al calor del sol,
el eco de las tertulias en las noches de verano,
los gritos de las madres, llamando para la cena?

Queda esta imagen en sepia,
que recuerda un mundo desaparecido,
y la nostalgia que, a veces, me invade,
hasta hacerme esbozar poemas,
que son sólo el llanto de la niña que llevo dentro.

4 comentarios:

  1. No se pero a ver la imagen en sepia me ha recordado los paisajes de Umberto Boccioni.
    Es como la imagen del final de una época...

    SOY YO

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    1. Pues a mí no me lo parece...Claro, que si es por lo decadente...

      Sí, cuando he subido por el barrio es así como lo veo.

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  2. La decadencia es más poética que la opulencia, más que los brillos y el fulgor; la melancolía y el silencio también lo son más que el bullicio.La quietud más que el movimiento.Todo ello lo has sabido plasmar, Teresa.
    Preferiría que la realidad presente fuera menos poética y que esas paredes estuvieran llenas de ruídos de niños; esa casas estuvieran blanqueadas y llenas de rias y suspiros.
    Aún recuerdo cuando volvía en Navidad, de vacaciones y al atardecer ya estaban las calles vacías y algunas puertas cerradas definitivamente.Eso me producía mucha pena.Y es que la simbología de la escasez, la emigración y las ausencias es bastante triste.

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    1. ¡Cuánta razón tienes, Juanita. Desde que vi esta foto, que hice en mi último viaje, me sentí tal y como tú misma describes. Y es verdad. Yo soy muy melancólica de temperamento, a pesar de mi aparente expresividad y extraversión. Al final lo que de verdad me produce sentimientos que necesito expresar son estas cosas. También yo, al ver esta decadencia recuerdo el blancor de las fachadas y las risas infantiles; en definitiva: la vida que había en las calles.

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