lunes, diciembre 20

Primavera del 73

Me pregunto qué hay de real y qué hay de relato imaginario cuando vuelvo la vista atrás; cuando rememoro un tiempo pasado y evoco momentos que parecen fundamentales en mi trayectoria vital. Tengo la impresión de que se me escapan tantas cosas…A medida que pasan los años parece inevitable que la memoria juegue malas pasadas, que nos falle y deje en el olvido muchas vivencias tal vez importantes. Pero también se produce un fenómeno muy curioso: la necesidad de volver a un pasado remoto, a la infancia y a las experiencias que marcaron nuestra vida para siempre. Eso sí, los recuerdos no son siempre nítidos; es casi imposible tener la imagen exacta de eso que fuimos y que pensamos en un momento ya lejano. Hay que hacer un ejercicio consciente de reminiscencia, de evocación intencionada para acceder a algo que sería parecido a lo que ocurrió, pero nunca exacto ni real. Por eso el relato es un recurso muy útil cuando queremos recuperar la memoria. Narrar es volver a vivir, revivir, reconstruir lo que fue o algo parecido a lo que fue.
No es casualidad que hoy me haya dado por pensar en estas cuestiones tan filosóficas y, sin embargo, muy vitales. Mi hijo ha cumplido treinta y siete años y no he podido evitar rememorar unos momentos que se me antojan muy lejanos. En el año 1973 mi conciencia del tiempo era muy diferente a la actual. Tengo la impresión de que pasaban los días, los meses, las estaciones, los años… todo seguía un curso casi predeterminado. No puedo saber hasta qué punto era protagonista real del curso de los acontecimientos; en qué medida estaba construyendo mi propia vida, elegía, decidía… Lo cierto es que recuerdo esa época como un cúmulo de sucesos, unos detrás de otros, que demasiadas veces acababan por superarme. Era joven, demasiado joven y había vivido muy poco.
Con veintidos años, ¿cómo se puede ser madre…? Pero esta pregunta me la hago ahora. Entonces esas cosas no se cuestionaban… bueno, casi nadie las cuestionaba, sino que pasaban porque era lo que se espera de cada mujer, aunque yo estaba segura de eso de traer una criatura al mundo era un deseo irrefrenable de mi naturaleza. Además, concebía el amor como algo que debía materializarse, que se podía…, o mejor, se debía encarnar en algo tan propio como un hijo y por eso no podía esperar. Necesitaba tener esa confirmación, porque estaba segura de que lo mío era el verdadero amor y no esas otras historias que veía a mi alrededor... Tenía vocación de trascendencia, quería darle a mi vida una aureola cuasi literaria, romántica… de eternidad. 
 De aquel año recuerdo una tarde primaveral del mes de abril. Estaba yo, como muchas tardes, dejando mi casa como los chorros del oro. ¡Era todo tan novedoso…! Me encantaba mirar cómo quedaban las estancias: ordenadas, brillantes, acogedoras… Disfrutaba de mi recién estrenada vida de casada. En la radio sonaba una canción, seguramente de Mari Trini, o de Albano…, que también se había casado por entonces con una muchachita tan joven y de aspecto tan inocente como el mío.
Noticias de la época sobre Al Bano y Romina
De pronto una noticia rompió la alegría del momento: acaba de morir Nino Bravo. Un terrible accidente ha acabado con su vida. El mismo día se había confirmado mi embarazo y estaba en un estado entre la euforia y el susto.
Mientras escribo sobre ello pienso en qué hay de cierto en esta mezcla de acontecimientos. Me pregunto si coincidieron realmente, o es mi memoria quien se ha encargado de crear este relato de unos hechos próximos, de esto estoy segura, pero tal vez no del todo coincidentes en el tiempo. Por otra parte, ¿por qué ha quedado esa noticia prendida a mi memoria? ¿Por qué la muerte de una persona desconocida me ha quedado tan grabada…? ¿Qué tiene que ver un acontecimiento tan ajeno a mi vida, con la alegría de un embarazo tan deseado? Me doy cuenta de que mi mirada al mundo ya no puede ser la de esa Teresa casi adolescente, preocupada por los contantes y artistas del momento; deslumbrados por los personajes famosos, símbolos de una nueva realidad que se vislumbraba casi a la vuelta de la esquina.
Ahora, en el zénit de mi madurez puedo revivir esos días, analizarlos y hasta fabular sobre ellos, si quiero. Y me veo a mí misma, con aquel aspecto aniñado, pero mucho más madura y responsable que las treintañeras actuales, corriendo a abrir la puerta del piso, con un chupete en la mano y el corazón dando saltos. No eran necesarias las palabras: él y yo sabíamos que en menos de nueve meses nuestra vida iba a cambiar para siempre. Y cambió, vaya si cambió. El día 10 de diciembre me desperté con las primeras contracciones y en poco menos de tres horas mi hijo estaba en el mundo. Éramos jóvenes, teníamos esperanza y un mundo por descubrir. El resto es otra historia, demasiado larga para contarla aquí.

domingo, diciembre 19

Mar de dudas

Esta vez se trata de un artículo de Elvira Lindo. A mi por lo menos me parece que sus reflexiones nos sirven a casi todos, porque solemos tener demasiadas seguridades.
Hay personas a las que no les cabe la menor duda. Tiene su lógica. Son personas tan sobradas de razones que no tienen sitio en su cerebro para albergar una duda, por muy pequeña que sea. A ese tipo de personas las llevo rehuyendo desde niña. En mi juventud me acomplejaban; ahora, me aburren. Fundamentalmente. Creo que a ese tipo de personas se las observa con más claridad cuando se llega a la madurez: tienes la oportunidad de ver cómo actúan en un ciclo de vida amplio. A mí me ha dado tiempo, por ejemplo, a tener que soportar la intransigencia de un militante de izquierdas y ver a ese mismo individuo, años después, transformado en un intransigente de derechas. Se diría que es un cambio radical; pues bien, hace tiempo que llegué a la conclusión de que en esas personas nada cambia: defienden con la misma furia lo que piensan en cada momento y adoptan el mismo sarcasmo cruel hacia el adversario. También hay derechosos que a la vejez se volvieron de izquierdas, pero eso fue, por razones obvias, más propio de los últimos años del franquismo. No me refiero a los chaqueteros. Al chaquetero se le presupone un afán práctico, oportunista. A este individuo hinchado de certezas, al poseedor de la verdad, no le hace falta que sus ideas sean populares, incluso en ocasiones se recrea en sentirse perseguido o ninguneado. El fanático necesita una dosis de paranoia. El poseedor de la verdad lo que desea con fervor es que el mundo quede ordenado en su mente gracias a una idea iluminadora que lo abarque todo y barra las dudas. Esa verdad puede estar contenida en una ideología, en una religión, en un grupo de presión o en una forma de vida. Para alguien que, como yo, vive, a la manera machadiana, en guerra con sus entrañas, los poseedores de la verdad son, por abreviar, un auténtico coñazo. Además de previsibles. Ahora que todo el mundo echa mano de Camus para sustentar sus tesis (incluso los más intolerantes) me da apuro adornarme con una cita suya, pero no puedo evitarlo. Ahí va: "Si se fundara un partido de los que no están seguros de su opinión yo me apuntaría a él".
¿Cuántos nos apuntaríamos en esta España de las grandes certezas al partido de las dudas? Lo pienso al volver a la patria, como el turrón, en vísperas de Navidad y de esa ley antitabaco que va a negar la posibilidad de fumarse un cigarro en cualquier lugar público cerrado. España sin humo será otra, pero no lo vivo con extrañeza: basta con salir de aquí para comprobar que las leyes antihumo están en vigor desde hace tiempo en muchos países. Entiendo, de todas formas, que a algunos ciudadanos les produzca cierta incomodidad esa voluntad de crear un universo de felicidad vigilada tan propio de los partidos progresistas de ahora. Como si la salud, el buen o mal comportamiento, los desencuentros culturales, el lenguaje o los desastres familiares pudieran siempre regularse por decreto. Entiendo, también, que el fumador exija un poco más de tolerancia, un rincón a cubierto en el que poder fumarse un pitillo. No es un apestado. Incluso me parecen poco considerados esos anfitriones que no permiten fumar a sus invitados el cigarro de la sobremesa. Creí que esa rigidez no saldría nunca de Estados Unidos.
 Pero, cuidado, al mismo tiempo que el estado de felicidad vigilada me acogota veo también el otro lado, bastante tenebroso, por cierto. La derecha americana encontró la palabra fetiche, "libertad", para defender la no intromisión del Estado en la vida de los ciudadanos. "¿Es que van a ordenarnos lo que tenemos que dar de comer a nuestros hijos?", dice Sarah Palin. Y tiene la desfachatez de afirmarlo en un país en el que los niños pobres padecen un índice altísimo de obesidad, en el que la diabetes inducida por la alimentación es tan común que no es extraño ver a indigentes con una pierna amputada. Siempre es más fácil cortar por lo sano que tratar la diabetes a un pobre que no puede pagarse el tratamiento. No es un secreto que detrás de la palabra "libertad" se esconde la defensa de intereses económicos, pero sí es un misterio que los desprotegidos se traguen ese discurso.
 Es fácil mofarse de las campañas que buscan un cambio de comportamiento en la población: no fume, mire cómo se le queda la laringe por fumar; no beba si va a conducir, mire cómo se le desparrama la masa cerebral en la cuneta; no pegue a su mujer, no pegue a sus hijos, ¿no ve que se convierte en un apestado social?; no coma grasas saturadas, ni demasiado azúcar, ni sea sedentario, no ve que tiene sus días contados; coma fruta, coma fibra, tenga el colon como un pincel. Y la más inaudita: niño, juega una hora al día, pero no solo en tu casa delante del ordenador, no, juega en la calle, como hacían los niños antiguos. Algunas de estas campañas aún no han llegado a España, pero llegarán porque el mundo avanza siempre en el mismo sentido aunque en distintas velocidades. Yo me encuentro braceando entre dos aguas, entre esa corriente de cursilería exagerada que se entromete en la vida privada del ciudadano en pos de su felicidad y esa brutalidad conservadora que deja a las criaturas a la intemperie en nombre de la libertad. Y cuando me encuentro con alguien que como yo vive en un mar de dudas experimento la alegría de sentirme acompañada". El País. 19 de diciembre,2010

viernes, diciembre 17

Las rentas de la xenofobia

De nuevo Said nos hace su aportación a algunas de las cuestiones que afectan al fenómeno migratorio y a las relaciones entre las distintas comunidades dentro de Catalunya.

"La casualidad ha querido que el día escogido para escribir este artículo, en pleno puente de la Purísima, haya tenido dos conversaciones interesantes con dos personas que más o menos me explicaban lo mismo. Por una parte, Farida me dice que Julia, una amiga suya, se le había quejado amargamente de que los marroquíes acaparaban muchas de las ayudas que dan los servicios sociales. Hoy en día, le dice Julia, hay que ponerse un pañuelo antes de ir a visitar a la trabajadora social. Tras calmarla y pedirle explicaciones, Julia le dice que a X (una mujer marroquí) le habían dado un vale para canjearlo por unos zapatos mientras su marido anda presumiendo, llaves en mano, de un coche que ella no se puede permitir.
Por su parte, Marta, mujer jubilada y que dedica parte de su tiempo colaborando con Cáritas, me dice que existe la percepción de que a los inmigrantes se les da más ayuda que al resto. Y no siempre son las más necesitados.
Estas dos conversaciones me han recordado las palabras de S. H. Foulkes, psicoanalista experto en grupos. Decía que el extranjero despierta en lo más profundo de nuestro ser la rivalidad que el niño experimenta con la llegada de un hermano.
Este es uno de los sentimientos que han intentado explotar tanto el partido xenófobo Plataforma per Catalunya (PXC) como el Partido Popular (PP). A juzgar por los resultados, no les ha ido del todo mal. Plataforma ha estado a punto de conseguir entrar en el Parlamento catalán (ha conseguido más de 75.000 votos) y el PP ha conseguido sus mejores resultados en unas elecciones catalanas y aumentado en cuatro escaños los 14 que había ganado en las anteriores elecciones.
PXC es un partido marginal claramente xenófobo que culpa al inmigrante de todos los males de Catalunya. Primer els de casa (primero los de casa) ha sido su eslogan en estas elecciones. Y el PP ha decidido ensayar en estos comicios la estrategia que en su momento utilizó Le Pen en Francia para disputarle el voto a la izquierda en los barrios más humildes. Están muy contentos con los resultados y ya nadie duda de que, si es necesario, lo volverán a hacer en las próximas elecciones generales.
Alicia Sanchez-Camacho, la candidata del PP a presidir la Generalitat de Catalunya, con el aval de la dirección nacional del partido, ha hecho afirmaciones a lo largo de la campaña que bien podrían ser los exabruptos de una persona racista cualquiera. Y en cuanto a las propuestas, tuvo la feliz idea de proponer un contrato de convivencia, que vincularía la renovación del permiso de residencia al certificado de buena convivencia que tendrán que ir expidiendo los ayuntamientos y en el que se tendría en cuenta, entre otras cosas, que no tuvieran quejas de sus vecinos.
¿No estamos en un Estado democrático? ¿No tenemos todo un armazón jurídico para mediar entre las partes en los conflictos leves y para condenar a aquellos que incurran en delitos?
Mariano Rajoy, por su parte, respaldó estas medidas porque eran exactamente las mismas que él propuso en las elecciones generales de 2008, incluyendo también, como en estas últimas elecciones, el compromiso de la persona inmigrante a retornar si durante un tiempo no conseguía un empleo.
Y la anécdota siniestra ha sido el videojuego –finalmente retirado– en el que Alicia Sánchez-Camacho, bajo el alias de Alicia Croft, mataba a inmigrantes ilegales y a independentistas.
Eso sí, que quede claro, como ha repetido hasta el hartazgo la presidenta del PP catalán, ellos no son xenófobos, son sinceros. Lo único que hacen es decir lo que la gente piensa. El PP no es PXC. A mi juicio, el caso del PP es más grave porque aspira a gobernar este país. Debería medir mucho más su discurso. Si le importara la cohesión social no se lanzaría como lo ha hecho a las manos de García Albiol, político de segunda fila populista, primario y que parece ser una mala copia del mismo Anglada (el líder del PXC).
En tiempos de crisis es especialmente importante no echar más leña al fuego, porque mucha gente compite por los mismos recursos.
Si bien una parte de la rivalidad que evidencian los ejemplos comentados se debe a percepciones subjetivas más que a la realidad, no tenemos que negar que, en ocasiones, esta percepción es real. A mi juicio, algunas de estas ayudas tratan de compensar la marginación a la que condenamos a las minorías. El resultado no puede ser peor: no se ayuda a la gente a salir de la marginalidad, más bien lo contrario. Se les subvenciona permanecer en ella y se favorecen disputas entre la gente más humilde.
¿Puede la izquierda competir con el discurso xenófobo del PP? ¿Puede hacer algo la izquierda para combatir esta rivalidad, que puede ser muy dañina?
En un artículo en esta misma sección publicado el día 29 de noviembre, el profesor Carlos Mulas- Granados, director de la Fundación Ideas, hacía propuestas que me han parecido sumamente interesantes. Decía que la nueva agenda social debe transitar progresivamente de una lógica de protección a otra de reactivación. Hay que conseguir, añadía, que los servicios de empleo sean agentes de oportunidades y no meros tramitadores de subsidios y proponía elevar el número de desempleados que reciben cursos de formación para que un 50% de los parados lleve a cabo actividades formativas. Yo añadiría que los servicios sociales deben ser muy transparentes con los criterios que se siguen para dispensar las ayudas, por muy miserables que sean y, sobre todo, trabajar conjuntamente con los servicios de empleo para favorecer que las ayudas siempre estén condicionadas a la formación y sean temporales.
Los celos inevitables de los hermanos se hacen más soportables y se superan mejor cuando los padres son justos y claros".
Saïd El Kadaoui es psicólogo y escritor

jueves, diciembre 16

Y el silencio enmudeció... (el adiós de Mayte Martín a Enrique Morente)

Hay artistas cuyo principal valor no es la excelencia en aquello a lo que se dedican profesionalmente, sino su grandeza y cualidades humanas. Una de esas artistas es Mayte Martín, a la que admiro profundamente. Cada vez lo veo más claro. Su voz sólo refleja lo que tiene por dentro: su calidad,  claridad y calidez como persona.  Comparto con mis lectores esto que ha escrito sobre la muerte y la vida de Morente. Es más elocuente y sencillo que todo lo que se diga o se haya dicho estos días.  

"La tarde del 13 de diciembre de este año a punto de agotarse, la música blanca, la que encierra todos los sonidos que puedan existir: el silencio, se quedó mudo.
Cuántas cosas se dirán, se escribirán, se habrán escrito ya del maestro morente. Se ensalzará su incomparable talento, su poderosa personalidad, su profundo conocimiento del legado flamenco, su imaginación inagotable y sin límites. Todo ello es absolutamente cierto, y de justo reconocimiento; pero yo, por mi reciente experiencia con él, tengo la irrefrenable necesidad de hablar de otra cosa, de lo esencial, de lo importante, que por supuesto ramificaba también en su arte, pero que tenía su raíz en su alma noble, libre y generosa. Yo quiero hablar de lo sagrado de su aportación al mundo de los mortales, flamencos y no flamencos, que somos lo mismo. De su poderoso impulso libertario extendido por siempre y desde siempre a todos los aspectos de su vida. De su sentido de la ética, esa palabra sagrada en peligro de extinción, de su compromiso real y sólido con los valores que el embrutecimiento del universo amenaza con relegar. Esa es la mayor de las pérdidas y el mayor de los regalos que enrique hizo a quienes tuvimos la suerte de cruzarnos alguna vez en su camino. Porque su religión era todo aquello que para otros es solo un romanticismo.
Su silencio eterno es un grito a la libertad; a la lucha por proteger la integridad en el arte, lo único que de verdad eleva las almas y las hace tener la certeza de que un mundo mejor es posible. Después de morente, se ensancha nuestra obligación moral de preservar ciertas cosas de las que él era ejemplo vivo.
Es tan esperanzador que aún haya cosas que no tienen precio… al día siguiente de su actuación en el molino -colaboración que yo le pedí personalmente para que echara el agua bendita a un proyecto que nace gracias a ese idealismo que para él era religión y para otros solo un romanticismo-, me llamó por teléfono para decirme que no quería cobrar por la actuación, que esa era su aportación a la hermosa y difícil peregrinación que yo había emprendido en pro del flamenco del alma.
La noche del 23 de noviembre morente cantó como si supiera que esa sería la última vez que lo hacía. Entregado y rendido a la fragilidad de la vida. Diría que presintiendo su muerte.
después de esa mágica noche todos los que tuvimos la inmensa suerte de estar allí, la noble causa por la que él nos regaló su arte, los idealistas y el flamenco, cuyo patrimonio, como él bién decía, debía ser la humanidad y no al revés, estamos ya por siempre benditos. Gracias maestro".

Mayte Martín

FUENTE: http://pocoruidoymuchoduende.wordpress.com/

La muerte de un innovador del flamenco

Sin palabras... No hay nada que decir. Emocionante.

Morente: dicen que un genio en lo suyo


Luto de los aficionados y artistas cercanos a este cantaor que rompió moldes en una época de ortodoxia. Te puede gustar o no lo que canta, pero nadie puede negar su valor como creador de un nuevo estilo. Ha dejado una heredera en su hija, a la que hay que seguir. El tiempo dirá de qué es capaz esta hermosa mujer del nuevo flamenco.

miércoles, diciembre 15

Villancico flamenco de Jerez " María es la Mare"

Zambomba en el barrio de Santiago de Jerez



El término zambomba viene asociado a estos singulares encuentros que en los últimos años han proliferado de manera espectacular. La palabra zambomba define un instrumento musical artesanal muy particular, originariamente hecho de carrizo -caña de bambú-, piel de carnero y barro; y que tiene forma de tinaja. En la actualidad, la piel de carnero ha sido sustituida por la tela. El característico sonido de este instrumento popular define el encuentro musical entero. Una fiesta de origen rural que Jerez ha sabido salvaguardar, dotándola de una impronta particular, al igual que otros pueblos de la sierra gaditana que también han contribuido a la conservación de esta singular reunión.
Aunque existen opiniones dispares sobre la fecha de su comienzo, la más común es la que sostiene que deben de celebrarse después del día de la Inmaculada, pero lo cierto es que este año comenzaron ya a finales del mes de noviembre. No importa el lugar, el sitio ni la gente que la organice. Lo que ocurre es que el fenómeno de la zambomba se ha comercializado en exceso pasando de ser un auténtico ritual a un reclamo de bares, cafeterías y discotecas, perdiendo así cierto peso de familiaridad y vecindad.

jueves, diciembre 9

miércoles, diciembre 8

Pedro Ruy Blas: uno de los buenos que sigue en la brecha


Pura casualidad... Lo he encontrado en Facebook y me ha trasladado a la década de los 70. Estupendo cantante, que ahora parece que se dedica al Jazz. Aquí tenéis un clásico, con el que se atreve y no está nada mal. El tiempo pasa para todos, he pensando, mientras lo contemplo, ya maduro.

domingo, diciembre 5

Sierra Mágina, mágicamente blanca


Otra vez en  Mágina, aunque para algo menos alegre que otras veces.  Aprovecho la ocasión para sacar imágenes de la nieve caída estos días de otoño. A dos grados hemos estado; un frío que me ha hecho volver a la infancia. He añadido unas cuantas imágenes de la campiña entre Sevilla y Jerez, tomadas en el viaje de vuelta a casa. Un contraste muy evidente.