miércoles, diciembre 15

Zambomba en el barrio de Santiago de Jerez



El término zambomba viene asociado a estos singulares encuentros que en los últimos años han proliferado de manera espectacular. La palabra zambomba define un instrumento musical artesanal muy particular, originariamente hecho de carrizo -caña de bambú-, piel de carnero y barro; y que tiene forma de tinaja. En la actualidad, la piel de carnero ha sido sustituida por la tela. El característico sonido de este instrumento popular define el encuentro musical entero. Una fiesta de origen rural que Jerez ha sabido salvaguardar, dotándola de una impronta particular, al igual que otros pueblos de la sierra gaditana que también han contribuido a la conservación de esta singular reunión.
Aunque existen opiniones dispares sobre la fecha de su comienzo, la más común es la que sostiene que deben de celebrarse después del día de la Inmaculada, pero lo cierto es que este año comenzaron ya a finales del mes de noviembre. No importa el lugar, el sitio ni la gente que la organice. Lo que ocurre es que el fenómeno de la zambomba se ha comercializado en exceso pasando de ser un auténtico ritual a un reclamo de bares, cafeterías y discotecas, perdiendo así cierto peso de familiaridad y vecindad.

Tan sólo las peñas flamencas y la hermandades abogan por mantener la esencia de este encuentro, respetando su formato primigenio. De los patios de vecinos, de los espacios abiertos donde se podía contemplar la noche estrellada, la zambomba se ha ido trasladando a lugares cerrados. De la luz de la luna a la luz artificial de los locales. Del frío invierno a lugares más cálidos.
Pocas son las zambombas que hoy día se celebran a la intemperie. Tan sólo algunas peñas -por motivos de espacio- prefieren realizarlas en la calle, conservando, de este modo, el lugar tradicional. Para ello, montan unas inmensas casetas para salvaguardar a la gente del relente. Encienden pequeñas hogueras en cubos de metal para mitigar las frías noches de diciembre. Pero es el propio ambiente de fiesta el que impregna el calor necesario a todos los asistentes. La zambomba es una fiesta donde todos y cada uno de los presentes participan. En un inmenso círculo todos cantan, todos bailan. A medida que van pasando las horas el ambiente se va caldeando. El pueblo se va entregando. Homenaje al dios Baco. Los villancicos no cesan. Preámbulo del cante jerezano por antonomasia, la bulería, que pone punto y final a estas celebraciones.
La labor divulgativa de numerosas peñas, asociaciones y ciudadanos mantiene viva una de las expresiones más populares de Jerez. Durante estos días tan señalados, la ciudad se manifiesta con su voz más auténtica. Todos contribuyen a la conservación de esta fiesta. Tan sólo hay que darse un paseo por cualquiera de las zambombas que durante este período se celebran en la ciudad para comprobar el alto poder de convocatoria que tienen estas singulares reuniones.
La zambomba se erige como la gran protagonista del mes de diciembre. Despierta cada año de su letargo para adueñarse de la Navidad jerezana. El sonido tan peculiar de este instrumento marca el compás de la fiesta. Detrás le sigue su inseparable pandereta o la propia botella de anís. Ésta, una vez bebida, se convierte en un instrumento característico de la celebración.
En la mayoría de las ocasiones se suelen celebrar durante la noche, pero también existen zambombas diurnas. Éstas últimas van acompañadas de la gastronomía de la tierra. Un buen ajo o una buena berza, vinos de la tierra y los tradicionales pestiños -dulce típico navideño elaborado con harina, matalauva, ajolí, vino fino y miel- son ingredientes que acompañan ineludiblemente estas reuniones. Para calentar el cuerpo, nada mejor que una copita de anís. De esta manera las gargantas se preparan para una fiesta que se suele prolongar durante horas.
Aunque todo el pueblo participa, es cuando intervienen las grandes voces de la tierra cuando la zambomba cobra su máximo brillo. La familia de los Zambo son grandes intérpretes de villancicos; al igual que la de los Méndez, con Manuela y Paqui a la cabeza. La Paquera de Jerez no sólo popularizó el villancico ‘Tin Tin Catalina’, sino que salpicó de estos cantares navideños aflamencados toda su discografía. Recientemente, La Macanita también ha grabado numerosos villancicos, como prueban los discos ‘Así canta nuestra tierra en Navidad’, ‘Navidad gitana con Camarón y Paco de Lucía’ y la película ‘Flamenco’ de Carlos Saura, de cuya zambomba es protagonista. También Ángel Vargas, José Mercé y hasta Rocío Jurado se han prodigado en el cante navideño jerezano.
El repertorio de cánticos es variadísimo. Legado de incalculable valor que nos dejaron nuestros antepasados para celebrar la Navidad como sólo sabe y puede hacerlo Jerez. Los villancicos dicen mucho acerca de la forma de sentir el pueblo estas entrañables fiestas. La riqueza de sus temas, costumbristas y religiosos, nos adentran en escenas de otros tiempos. La zambomba ha operado como un elemento aglutinador de todas las canciones del pueblo llano. De esta manera podemos encontrar en su extenso repertorio villancicos de corte religioso, como ‘Los caminos se hicieron’, canciones satíricas burlescas como ‘El curita’, villancicos de índole enumerativa como ‘De las doce palabras’, y un sinfín de estilos más.

Los caminos se hicieron
con agua, viento y frío,
caminaba un anciano,
muy triste y afligido, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria,
¡gloria al recién nacido, gloria!
Llegaron a un mesón,
para pedir posada,
y el mesonero ingrato,
iba y se la negaba, ¡gloria!,
a su bendita madre Victoria
¡gloria al recién nacido, gloria!
(Fragmento del villancico ‘Los caminos se hicieron’)
Desde 1999 la Fundación Teatro Villamarta ha tratado de institucionalizar la zambomba, trasladándola al enclave del teatro. La peñas flamencas son las encargadas de abanderar esta manifestación cultural. A lo largo de estos años han desfilado por el teatro jerezano numerosos artistas -y no artistas- de peñas como la de Fernando Terremoto, que se ha cuidado de vestir sus zambombas con grandes nombres del cante como Capullo de Jerez, Luis de Pacote o Fernando Terremoto hijo, que incluso ha aportado composiciones propias ya incorporadas al acervo popular.
La Peña Tío José de Paula, pionera en el Villamarta, ha sido la encargada este año de dar continuidad a esta propuesta la noche del viernes 17 de diciembre de 2004. Bellas estampas regalaron las casi cuarenta personas que inundaron con su arte el proscenio de la tierra de la bulería. ‘Copos de nieve caen’, ‘Tarantán’, ‘Camina la Virgen Pura’, ‘Estando un curita’, ‘Señá Santa Ana’... fueron algunos de los villancicos que entonaron las mujeres de la peña junto a José Vargas ‘El Mono’, Ángel Vargas, Joaquín el Zambo y los artistas invitados: Antonio Cortés Pantoja ‘Chiquetete’ y Juan Moneo Lara ‘El Torta’. La fiesta que, para deleite de los presentes, duró cerca de tres horas, se cerró con una ‘Nochebuena por bulerías’ de más de una hora donde quedó latente la idiosincrasia del pueblo jerezano. La verdadera celebración, sin embargo, está en la calle pues en la Navidad jerezana, la zambomba está presente en todos y cada uno de los rincones de la ciudad. Se antoja un hermoso viaje por las tradiciones más puras y ricas de la cultura jerezana.
FUENTE: revista@flamenco-world.com

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