jueves, enero 9

Carta a los Reyes Magos

 Queridos Reyes Magos:

Seguro que os acordaréis. En el año 2016 escribí una carta que envié a La Voz del Sur para que la publicaran. Fue una carta  bastante crítica, donde describía la experiencia de una tarde de reyes paseando por mi ciudad. Fue también el inicio de una colaboración con ese medio y estaba muy ilusionada por la posibilidad que se me daba de poder expresarme públicamente a través de mi escritura.  

La he recordado hoy, y he pensado que también ahora tengo alguna que otra crítica. Si, ya sé que soy un poco quejica; que suelo fijarme más en lo que me disgusta que en la gran cantidad de cosas bonitas que hay a mi alrededor. Pero qué le voy a hacer. Es mi naturaleza y a estas alturas, cuando ya estoy en la década que me acerca a la vejez, me cuesta cambiar.  Me podría callar, hacer como que no me importa, mirar hacia otro lado, o sea, no meterme en camisa de once varas, pero no; ya está bien de pasar por la vida con tanto cuidado, con esa actitud buenista de no querer molestar a nadie.

Esta vez me he fijado en esos Reyes Magos que suben en las carrozas de todos los pueblos y ciudades, que son sólo la representación de sus majestades, los verdaderos. En la población donde vivo se viene produciendo desde hace años un fenómeno que cada vez me deja más perpleja, molesta y desde luego muy enfadada. Es algo que se repite en muchas otras ciudades y pueblos de España, y que parece que no molesta a nadie.

Todos sabemos que el Rey Baltasar es un negro muy negro, vaya de los que no destiñen por más agua que se nos ocurriera echarle por encima. Podría utilizar eufemismos del tipo “persona de color”, para evitar algo tan real como que en la tradición procede de un país en el que probablemente la mayoría de la población tiene la piel de ese tono al que nos cuesta tanto nombrar: negro.  

En la tradición cristiana, según el Evangelio (Mateo 2: 1- 12) los Reyes Magos eran los nobles peregrinos procedentes "de Oriente" que siguieron una estrella guía milagrosa hasta Belén, donde rindieron homenaje al Niño Jesús como rey de los judíos. Balthasar a menudo se representa como un rey de Arabia o Etiopía; Melchor, como un rey de Persia; y Gaspar, como un rey de la India. Tendrían que pasar varios siglos, hasta finales del siglo XV d. C., para que el rey Baltasar aparezca con la tez negra y los tres reyes, además de representar las edades, representen las tres razas conocidas hasta la Edad Media. Melchor encarnará a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

Estos apuntes sólo son para aclarar que tradicionalmente el Rey Baltasar se ha representado como un Rey negro. Prescindiendo de que esa tradición sea cierta o no, es así como todos reconocemos a sus majestades. 

Bueno, pues en esta ciudad se empeñan en buscar a una persona blanquísima para representar al simpático Baltasar. ¿Qué hacen entonces? Pues coger un bote de pintura negra y convierten a un ciudadano descolorido en ese rey tan negro como el betún. Y todos tan contentos. Felices diría yo, por la gran cantidad de mensajes de parabienes que se ven en las redes. Flipo, dicen ahora los jóvenes.

No es que esto sea algo de ahora, no. En esta ciudad siempre ha sido así. Alguien me recuerda que dos veces al menos desde que las cabalgatas son una costumbre se ha echado mano a una persona de tez negra. Vaya, digo yo:  Una flor no hace primavera, como dice un refrán muy antiguo. 

Es cierto que hace unos años, lo mismo que no era fácil encontrar camellos o dromedarios para hacer más creíble la cabalgata, tampoco convivían con nosotros tantas personas de origen africano y piel negra. Pero eso ahora no sucede.  Jerez  cada vez es más diverso. Diariamente me cruzo por la calle con decenas de jóvenes de los diferentes países africanos, todos con una piel negrísima, con la que es fácil dar vida al Rey Baltasar, sin tener que pasar por el proceso de pintura que requiere una persona de piel blanca, y que no puede esconder unos rasgos que en nada se parecen a los de origen africano. 

¿Cómo se justifica este hecho? Parece ser que existe al menos una entidad, una asociación que se ocupa de organizar los actos de este festejo, imagino que con el beneplácito del Ayuntamiento. Los criterios para elegir a las personas que representarán a sus majestades tienen que ver con la aportación de distinto tipo que estas personas han hecho a la sociedad y a la cultura jerezana. También he observado en varias ocasiones que se alaban ciertas cualidades o peculiaridades, méritos o importancia personal o profesional que les hace dignos de ponerse en la piel de tan excelsos personajes. Bien, bien. Estupendo.  

Que quede claro que no pongo en cuestión a ninguna de las personas que hasta ahora han representado a los Reyes Magos y que entiendo que existen otros aspectos como el de la economía que es importante a la hora de decidir quien o como se organiza este evento.  Pero me pregunto si no hay personas de piel negra con cualidades y valores como mínimo iguales que las que año tras año se suben a las carrozas representando a Baltasar.  No quiero pensar que haya tal ceguera en las personas que rigen las entidades culturales y sociales de esta ciudad como para no darse cuenta de que existen esas personas, que estamos rodeados de ellos y que son dignos de vestirse con las galas del Rey Baltasar. Ya tenemos a Melchor y Gaspar para ser representados por dos ciudadanos de piel blanca.     

Es en estos acontecimientos masivos, dirigidos especialmente a los niños, donde se debería practicar la consabida y banalizada diversidad de la que tanto se habla en los discursos, y tan poco se respeta en la realidad. Resaltar y premiar la heroicidad de tantas personas que cruzan el continente africano y se arriesgan a morir para conseguir una vida mejor que la que les ha tocado en suerte, por nacer al otro lado del Estrecho, sería un gesto real de valoración de la Andalucía diversa, del Jerez que de verdad se esfuerza por dar posibilidades de integración a las personas migrantes.   

Yo, francamente los quiero en lo más alto de la carroza, como uno más, luciendo orgullosos la dignidad de hombres y mujeres que aspiran a ser reconocidos como iguales, aunque con un color de piel diferente.   


La tradición cristiana, basada en el relato bíblico del Evangelio de Mateo, narra que los Reyes Magos fueron sabios provenientes del Oriente, guiados por una estrella hasta llegar a Belén para adorar al recién nacido Jesús. Según el relato bíblico llevaron regalos significativos al niño: oro, como símbolo de realeza; incienso, como representación de la divinidad de Jesús y mirra, como un elemento relacionado con su futura muerte.Por tanto, la figura de los Reyes Magos en la liturgia de la Iglesia es fundamental para resaltar la universalidad del mensaje de Jesucristo y la importancia de su venida para toda la humanidad.

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