martes, julio 26

Elena Ferrante: una escritora que engancha


"Las novelas de Elena Ferrante me han tenido atado al sillón ,leyendo y celebrando unas páginas donde la emoción nunca es banal" (Juan Marsé) 

Si un gran escritor como Juan Marsé habla así de la literatura de Elena Ferrante, ¿quien soy yo para contradecirle?  Al contrario, él me ha confirmado en mi apreciación de esta autora. 
Creo que he llegado más tarde que la mayoría de mis amigas a la lectura de la famosa saga de las dos amigas. Sin embargo, dudo de que muchas de ellas se hayan enganchado hasta el punto de que no he parado de leer sus cuatro libros desde que llegó a mis manos el primero: La amiga estupenda. 
Ahora, un mes después de iniciar la historia de Lila y Lenú, no puedo dejar que se me escape la emoción que han producido en mí estas dos mujeres. Así que me propongo volver a ellas para reflexionar sobre cual es la razón de que me haya sentido tan atraída por sus ricas y complejas personalidades,  y por el contexto en el que suceden los hechos narrados por Ferrante. 
El primer libro narra la vida de estas dos niñas que viven en un barrio de la ciudad de Nápoles, de esos a los que nadie va y de donde casi nadie sale. La acción transcurre entre el final de los años cincuenta y el 1961. El contexto no puede ser más pobre desde todos los puntos de vista, y sus familias igual; apenas pueden sobrevivir con su trabajo. Es decir, que, a priori, salir del círculo vicioso de la necesidad iba a ser muy difícil. Pero ellas rompen con lo que podríamos llamar la determinación social; y lo hacen a través de su inteligencia y sus ganas de destacar entre la mayoría de niños y niñas de la escuela pública donde estudian. Las cualidades extraordinarias de estas dos criaturas se dan al margen de la estrechez de miras de sus familias, que se resistían a que sus hijas hicieran algo diferente a lo que siempre habían hecho las mujeres del barrio: ocuparse de la casa y de los hijos.  

                                        El barrio de las niñas 

  ¿Por qué se hacen amigas Lila y Lenú? Al inicio de la novela ellas tienen poca relación. De hecho, a Lenú le daba un poco de miedo la mirada y la actitud hosca de Lila, una niña morena, de mirada feroz,  poco amistosa, más bien antipática, desastrosa en su atuendo y que iba a la suya, sin importarle el juicio ajeno. Lenú, sin embargo, era una cría modosita, rubia de ojos claros, siempre correcta, asustadiza y que buscaba la aprobación de todos. Lo que le llamó la atención de aquella niña tan hosca, fue su inteligencia; que fuera capaz de leer y escribir cuando las compañeras de la clase aún no se manejaban correctamente con la materia. Y desde el momento en que descubrió las cualidades que adornaban a su compañera de clase, inició un acercamiento tímido, como si estar cerca de ella significara adueñarse de sus capacidades y de su genio. 
Durante esos primeros años, más o menos entre los seis y los 14, la relación se fue fortaleciendo, aunque siempre con la preponderancia de Lila, que era la que dominaba las situaciones y la que motivaba a Lenú a seguir estudiando para alcanzarla. Ambas competían entre sí y con el resto de la clase. Querían destacar y especialmente Lenú esperaba ser la preferida de la maestra. A Lila no le preocupaba recibir el beneplácito de sus mayores, pero sí quería dejar claro a su amiga, que ella era la más lista. No obstante, juntas soñaban con llegar a ser novelitas de mayores. Fue a través de la lectura del libro "Mujercitas" cuando empezaron a fantasear con ser como la protagonista de la historia y pensaron que un día serían ricas escribiendo libros. 

Mientras tanto, ¿qué pasaba en aquel barrio? Como he apuntado, se trataba de un barrio apartado del centro de la ciudad, olvidado, diríamos, donde dos o tres familias manejaban una economía más o menos saneada y el resto vivían en unas condiciones deplorables. Las familias que regentaban negocios, no sólo eran comerciantes, (farmacia, panaderia y pastelería o charcuteria, sino que usaban su poder para practicar la usura con los pobres y enriquecerse a costa de éstos. El ambiente en la calle era de una  violencia mas o menos explícita entre grupos de jóvenes y también era muy corriente las muertes violentas, que quedaban casi siempre impunes. En definitiva, el lugar no era propicio para que las criaturas e incluso los mayores pudieran vivir libre y alegremente. 
Pues en ese paisaje, del que apenas nadie se atrevía a atravesar el  puente que lo separaba del centro de la ciudad, se criaron estas dos niñas. Ninguna de ellas recibió caricias físicas ni verbales de sus madres o de sus padres. Las relaciones eran ariscas. Nadie se preocupaba de las formas en el trato con los demás. Así que la educación que recibían los niños y niñas no les servía más que para relacionarse entre ellos. No obstante, de forma natural, Lenú desarrolló un carácter muy pacífico, diría que sumiso y tendente a quedar siempre bien. 
Todos en el barrio la consideraban una niña educada y lista que acabó la primaria con notas excelentes. Por el contrario, su amiga, que salió de la escuela antes de terminar la  primaria, porque su familia quería que ayudara en la casa, siempre estaba buscando camorra, se peleaba con los muchachos, decía palabrotas y a medida que se iba haciendo mayor empezó a tratar a su amiga con un cierto desprecio, dejándola en ridículo siempre que podía. Era una mezcla de rabia y envidia por no haber podido seguir estudiando como ella. Lenú vivía esa forma despreciativa de Lila con mucho dolor, pero necesitaba de su amiga y no lograba desvincularse de ella, a pesar de que no le gustaban sus formas. Ella sabía que había dos Lilas y que en su interior, era una muchacha bondadosa y generosa. Pero tenía como una especie de careta externa que hacía que todos le tuvieran miedo. 
Sólo por el empeño de la maestra, pudo Lenú estudiar el bachillerato hasta la preparación para la universidad, ya que su madre, especialmente ella, se negaba en redondo a gastarse el dinero que no tenían en los estudios de la niña. No entendía por qué debía hacerlo. 
Pero finalmente inicia su formación fuera de la escuela primaria, al lado de otros compañeros y compañeras, pero lejos de su amiga Lila. Sin embargo, la chiquilla se sorprendió y no se explicaba la razón de que su amiga, a escondidas y sin compartirlo con ella, estuviera estudiando por su cuenta, a través de los libros que sacaba de la biblioteca pública del barrio. Desde luego, la actitud de Lila era de algo así como echar un pulso a la estudiante: "Si tu estudias, yo también, y además soy más lista, puesto que no necesito profesores" Esa competencia que en principio no era positiva, ayudó a Lenú durante todo el bachillerato, porque si no se medía con su amiga, perdía interés por las materias. De esa manera, pudo acabar el bachillerato con notas excelentes, como para tener la posibilidad de conseguir una beca para la universidad. Pero la creatividad y el genio de Lila nunca lo tuvo Lenú, ésta lo conseguía todo a base de mucho esfuerzo, mientras que la otra, ya desde muy corta edad destacaba por un tipo de inteligencia natural más brillante y creativa. Formaban un tándem complementario, aunque psicológicamente perverso, especialmente por parte de Lila, que manejaba a su antojo a la buena de Lenú, sin que ésta supiera desprenderse de la dependencia que la unía a su amiga. 
Es difícil poder dar un lugar a todos los personajes de la novela, así que me limitaré de hablar sólo los que considero fudamentales para la vida de las niñas. Uno de ellos es Nino.
Nino es el gran amor de Lenú.  (a quien se conoce también por  el nombre de Elena) Desde que compartían el aula en la escuela primaria estaba prendada de aquel muchacho, algo mayor que ella, de aspecto diferente a cualquier otro compañero. Se le iban los ojos tras él y su aureola de intelectual, soñaba con encontrarse a solas con él, pero sobre todo deseaba con toda su alma que se fijara en ella. Era otro de los acicates que tenía para seguir estudiando, ya que no se consideraba suficientemente guapa como para gustarle. Durante esos primeros años, antes de ir a la universidad, él se mostró muy esquivo, pero a veces también se mostraba suficientemente atento como para que ella se hiciera ilusiones. Esa ambigüedad la hacía sufrir mucho. Y para compensar esa falta de interés del chico, en cuanto su amiga se echó novio (entre los 15-16 años) aceptó la compañía de otro vecino del barrio: Antonio. También en este aspecto actuaba compitiendo con Lila. También ella podía tener novio, ¿qué se había creído? Pero Antonio sólo era eso, un buen chico con el que se inició en el sexo, escondida en los viejos edificios del barrio, donde nadie podía verlos y con quien no pasó de  los besos y las pequeñas escaramuzas con las que mutuamente se masturbaban. El chico no quiso nunca llegar a la penetración. Pretendía casarse con ella y era una cuestión de principios. Un chico que quiere una relación seria, espera hasta el día de la boda. No fue un novio tal y como él hubiese esperado. No lo presentó a sus padres, ni se dejaba ver con él por las calles del barrio. En el fondo, Elena esperaba otra cosa y sólo dejaba pasar el tiempo. Mientras tanto, Lila empezó a salir con Stéfano, un muchacho a quien en principio no hacía caso, pero que supo ganársela por su dinero. Stéfano era hijo de una comerciante del barrio que se interesó por montar un negocio con el hermano y el padre de ella, que sabían fabricar zapatos. Él estaba enamorado de aquella jovencita de maneras zafias y carácter endiablado. De hecho era lo que enamoraba a todos los chicos, ya que no era una joven guapa. En cuanto se decidió a hacerse su novia, el cambio fue espectacular. Salía a la calle bien vestida, peinada, con buenos zapatos, subida en el descapotable del chico... En definitiva, presumiendo de haber sido elegida por un hombre de éxito, al que, en principio manejó a su antojo, como hacía habitualmente con todo el que se acercaba a ella. 
Lila preparó su boda con Stéfano. Con sólo 16 años se casó. El "bodorrio" fue un acto social muy importante al que acudió todo el barrio. Ese día, la chica estaba radiante. Era como un juego, no podía imaginar lo que se le venía encima con el casamiento. En la noche de bodas quedó claro quien mandaba allí y ahí se inicia una nueva vida para Lila.  
Quien desee saber cómo acaba la historia de estas dos chicas, sólo tiene que acercarse a los otros tres libros de la saga: Un mal nombre, La deudas del cuerpo y La niña perdida. No os los perdáis. 
También podéis ver la serie que se ha realizado, a través de la plataforma HBO.                              
       

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