lunes, julio 25

De graduaciones y ritos de paso

A veces, Facebook me regala alguna frase inspiradora que, como ahora, aprovecho para mi artículo semanal.  Supongo que casi todo el mundo conoce al Juez Calatayud; ese hombre campechano que suele llamar al pan pan y el vino vino. Vaya, que, como suele decirse, no tiene pelos en la lengua. Aunque la actitud y las frases lapidarias del magistrado escandalicen al personal, lo cierto es que muchos de nosotros, en la intimidad, aplaudimos la valentía del magistrado. 
Y es que la mayoría de nosotros prefiere callar antes de decir algo políticamente incorrecto. Tenemos mucho miedo a la crítica y a ser señalados como retrógrados y de esa forma quedarnos más o menos en el pelotón de los mirados con recelo, en este mundo tan dado a repetir consignas y opiniones ajenas. Nos da pereza pensar y mucho más disentir.  


domingo, julio 17

De memoria y olvido

Sentados en la confortable cafetería de un hotel en la Gran Vía madrileña, diría que todos esperan impacientemente el turno, sin saber qué es exactamente lo que tienen que contar. Pero no hay precipitación, aunque en algún momento se cruzan dos conversaciones. Hay ganas de compartir, de conocerse y de colaborar en algo que ni siquiera saben qué puede ser. Al final todos escuchan con atención a sus compañeros, que van, poco a poco, entrando en ese rincón olvidado donde las vivencias duermen silenciosas a la espera de ser rescatadas. Alguien las zarandea, sacude el inconsciente con afecto e interés y de pronto surgen anécdotas, retazos sueltos de la infancia, sin un hilo conductor, pero con la suficiente fuerza emotiva como para arrastrar tras de sí la memoria grupal,  que podría llegar a ser colectiva. Hay en el ambiente una especie de hálito que se percibe como un lazo con el que todos se sienten identificados.