domingo, mayo 29

Ni contigo ni sin tí tienen mis males remedio...

Conflicto insoportable, desgastante. Llevas tiempo tratando de acomodarte a una contradicción que te envuelve y te revuelca, te sube y te baja: “Sí, pero no”,  “No, pero sí”. Un amor inconcluso, que no es capaz de definirse a sí mismo puede durar siglos: cuando estas a mi lado me aburro, me canso, me estreso y cuando te tengo lejos, no puedo vivir sin ti, te extraño y te necesito.¡Qué pesadilla! ¿Cómo manejar semejante corto circuito y no electrocutarse? ¿Semejante contradicción, sin asfixiarse? Esta duda metódica sobre lo que se siente, que no siempre se expresa claramente, funciona como las arenas movedizas: cuanto más fuerza hagas por salir, más te absorbe.Las personas víctimas del amor fragmentado e indefinido, bajo los efectos de la desesperación, intentan resolver la indecisión del otro investigando las causas, dando razones, cambiando su manera de ser, en fin, haciendo y deshaciendo los intríngulis sin mucho resultado. La razón del fracaso es que los individuos que sufren del “ni contigo, ni sin ti” se inmovilizan y quedan dando vueltas en el mismo círculo, a veces por años. En la cercanía, la baja tolerancia a la frustración o la exigencia irracional, les impiden estar bien con la persona que supuestamente aman, y en la lejanía, los ataques de nostalgia minimizan lo que antes les parecía insoportable y espantoso.

martes, mayo 10

El olivo, ¿una fábula ecologista?

¿De verdad que es necesario ese lenguaje grosero, salpicado de tacos, uno tras otro, sin motivo, únicamente como una forma habitual de relacionarse las personas? Me estoy refiriendo a la película El olivo de Iciar Bollain.  No lo comprendo, y menos tratándose de una directora inteligente y sensible. Si he de decir la verdad, en esta ocasión, me decepciona. Curiosamente, una historia llena de sensibilidad, cae en el exceso de violencia y grosería en el lenguaje. Totalmente prescindible, en mi opinión.