miércoles, abril 6

Manolo Tena: un hombre triste y desvalido


Manolo Tena. Nunca he visto a alguien tan triste, tan vulnerable, tan sensible... Tan perdido, tan necesitado...Tan desvalido. En fin. Hace unas semanas, viéndolo y observándolo en un programa de la tele, no pude evitar soltar una lagrimita. 
Me sorprendí a mi misma, porque no lo he seguido en su carrera, ni profesional, ni en esa que lo llevó a los infiernos del alcohol y de otras drogas, no sé si peores o iguales. Lo cierto es que su hígado es el que lo ha llevado a la muerte. No me pasa con todo el mundo. Me refiero que si veo o escucho a Sabina, que más o menos es de la misma generación de los excesos, y que ya le ha pasado factura, no me causa ninguna emoción. No siento lo mismo por Sabina. Mientras que Manolo Tena provocó en mi un sentimiento de empatía impresionante desde el día que proyectaron un reportaje sobre su vuelta a la vida, tras años de infierno, en los que estuvo apartado de la música. He repasado algunos vídeos en los que aparece en plena juventud y he tenido la misma impresión. Siempre ha sido un muchacho tímido, introvertido, triste y muy sensible. Tal vez sean esos rasgos de su personalidad los culpables de que haya necesitado meterse en el cuerpo estimulantes para poder enfrentarse al escenario. No lo sé, no puedo comprender a la gente que hace esas barbaridades para poder dedicarse a un oficio, el que sea: cantante, actor, o ejecutivo. 
Su mirada perdida y triste en los últimos tiempos
Fueron muchos los jóvenes de esa generación que se quedaron en el camino; algunos con mucho talento, como Tena. De todo lo que he leído sobre la lucha de sus familias por sacarlos del pozo oscuro donde se metieron, no he logrado explicarme el fracaso de esa lucha. Raquel Heredia, una periodista, ya retirada, narró a final de los noventa, el doloroso episodio de la muerte de su hija mayor, precedida de una dramática y larga agonía de 19 años, atrapada en el mundo de la heroína. El testimonio de esta mujer me impresionó y me hizo ver el horror que han tenido que vivir, y seguramente siguen viviendo,  no sólo los protagonistas de este terrible drama de la droga, sino sus familias. También Elena Soriano, una mujer de "buena familia", y escritora muy interesante, escribió en 1986 Testimonio materno. Una obra autobiográfica sobre el drama familiar con un hijo varón, que finalmente murió en plena juventud. La agenda de los amigos muertos, de Raquel Heredia, y Testimonio materno, de Elena Soriano, son dos libros que todavía guardo en mi biblioteca. Son testimonios vivos sobre una parte de la historia cotidiana y triste de este país.     
Y todo esto porque quería hablar del adiós a Manolo Tena. Confieso que lo acabo de descubrir, que apenas había escuchado alguna de sus canciones más populares. Y es que a mí, eso de la "Movida" me pilló en otras cosas, criando a mis hijos, trabajando mucho y escuchando cosas más suaves: Serrat, Aute, Pablo Milanés y otros de  los llamados cantautores, así que no he seguido a esos jóvenes que yo consideraba entonces demasiado duros. Eso no quita que ahora, escuchando con atención y sin prejuicios las canciones de Manolo, no puedo más que decir que era un poeta, que sus letras son hermosas, y que su voz rasgada, tan particular, tiene ese dramatismo que su poesía requiere. Descansa en paz, ahora que la vida te ha dejado, Manolo Tena.

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