viernes, agosto 22

Evocación desde Aroma de Mágina



Mañanas frescas de domingo. Misa de doce,  paseo a la Pililla, falda de piqué blanquísima, pliegues y tirantes, zapatos rojos de charol, siempre a punto para marcarse un twist. Risas que estallan sin motivo, miradas adolescentes que se cruzan en el parque, un vaso de gaseosa la Bedmarense. La vida por delante….

Luego… en la distancia, soñar con un balcón en Mágina, como éste,  que en el verano de mi ocaso tiene aromas de aquel tiempo… churros y chocolate, como en la feria;  que desde el pilar de la rambla hasta la plaza de abastos era una orgia para los sentidos. Voces amigas que se cruzan, mientras Cristóbal trajina y nos prepara el rico desayuno…  sonrisas, recuerdos compartidos,  rostros que ni el tiempo ha borrado.

Un paisaje mil veces recordado. El sinuoso camino de Los Villares y la huerta, a horcajadas sobre la mula, o la mano de mi hermano al pasar el rio, saltando de piedra en piedra… y la choza,  flanqueada por dos higueras; sombra y reposo  del abuelo Juan y de mi padre, en los calurosos veranos; cuando la cosecha de melones pedía vigilancia a tiempo completo.   

Desde aquí,  vuelvo a  recrearme en el horizonte; en esa línea que dibuja Aznaitin en las negras noches bedmareñas. Y siento nostalgia de ese tiempo, perdido para siempre, que fue mi infancia en Bedmar. 

 Teresa Fuentes                                                Agosto de 2014

4 comentarios:

  1. Pues sí; los años han desaparecido y la lectura de tu entrada, Teresa, invita a evocar.Plaza de Abajo, compro unos cañamones al Quico las Avellanas.Me los como a escondidas; ya voy entrando en esos maravillosos y difíciles años de la adolescencia.No hay nubes en el horizonte, ni en mi Horizonte.
    Paseo de la Virgen de Cuadros hasta la Pililla, nos atrevemos hasta pasar el Barranquillo.
    Incluso llegamos hasta la Mahoma.Recuerdo cada rincón de ese paseo.
    .Día 25 de Septiembre; la Virgen de Cuadros también lo recorre; una amalgama de sensaciones vuelven a mi mente .Olores a feria,a camarones, a garrapiñadas, las del Confitero. la Banda de Música termina los últimos compases que se entremezclan con la Canción del Verano que nos llega desde la Plaza.El olor a choto al ajillo, a raciones de camarones y la vista de unos ricos alcaparrones y de una aceitunas de " cornachuelo", nos despierta las papilas gustativas.
    Pues todas esas sensaciones se me actualizaron hace solo un año.Volví con mi hija a Bedmar,subimos andando al Caño El Aguaero, recorrimos las calles empinadas del pueblo , visitamos el Castillo,donde corretearon en su infancia, compré aceite de la Cooperativa, y botes de conserva de la fábrica vecina y cenamos....visité Aroma de Mágina.Le expliqué lo que Mágina era para un panciverde, lo que representó en nuestras vidas ese paseo.Y pude comprobar lo que era la evolución de un pueblo que crece.Cristobal nos sirvió con la amabilidad de un waiter bien entrenado; mi yerno "guiri" se entendió de maravilla con él.La vi, además de una cafeteria,como un lugar de socialización, donde las mujeres solas no se ven fuera de lugar.Algún día volveré a Bedmar, pasearé por sus calles empinadas, volveré por la Mahoma y el Pelotar hasta el Castillo otra vez, iré a Cuadros,y no fallaré a mi cita anual al Caño El Aguaero, donde alguien a quien amé me espera siempre, pasearé por la Pililla , por la Avenida de La Virgen de Cuadros y cenaré... Aroma de Mágina seguirá allí.

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    1. Gracias Juanita. Me devuelves olores y sabores que a mi se me han olvidado. Con esta comunicación en red todos volvemos a ese tiempo y todos añadimos nuestras percepciones y recuerdos.

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  2. Rocío Mérida27 agosto, 2014 12:58

    Casi puedo sentir el cante de las chicharras en esas tórridas tardes estivales acompañado por un coro de voces infantiles que, seguro, todavía se desparramarán por las calles y plazuelas de un pueblo que todavía no ha perdido el sabor de lo auténtico...

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