sábado, diciembre 29

Memoria sobre la emigración andaluza

Juan Ramón Barbancho presenta el documental: PENÉLOPES. GUARDIANAS DE LA MEMORIA.

Dirección
Juan-Ramón Barbancho.
Producción
Victoria Rodríguez Cruz.
Javier Orcaray.
Un proyecto para
Sierra Centro de Arte (Santa Ana la real. Huelva)
Filmación y montaje
Neil Montgomery.
Voz en off
Eva Rubio
Colabora
La Fragua artist residency.
Agradecimientos
Fundación Audiovisual de Andalucía.

Tres de las protagonistas del documental
 Las personas mayores de nuestra comunidad más cercana atesoran múltiples anécdotas, vivencias de otras épocas, algunas pasadas y otras más recientes. Vivencias alegres y festivas, pero otras muchas que no lo fueron tanto. Vivencias que, queramos o no, forman parte de nosotros mismos, de nuestra idiosincrasia, de nuestra forma de enfrentarnos a la vida o de resolver los problemas.

En Santa Ana la Real y Belalcázar y los pueblos colindantes, y en Andalucía por extensión, esa memoria está plagada de olvidos, de recuerdos, de luchas por la supervivencia, de migraciones más o menos forzosas. Pero por triste que parezca a veces, no podemos dejarla en el olvido. Ya decían que el pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo. Y no queremos repetirlo, o tal vez algunas cosas sí.

En cualquier caso la memoria forma parte de nuestro patrimonio inmaterial y universal y es importante conservarlo, para nosotros y para los que vengan después.

El proyecto de este documental hace referencia a la memoria general del pueblo, pero vista de una forma muy especial. Queremos recuperar esa parte de la historia que aun está viva, pero hacerlo a través del testimonio de las mujeres mayores.

Esto es precisamente la memoria que queremos recuperar, la de adentro, la de la esposa que vio a su marido partir, la que cría, cuida y alimenta a los hijos, la que se siente orgullosa cuando éstos salen adelante. La madre que mira en silencio cuando las cosas no salen como ella hubiera querido.

¿Por qué también las mujeres? Porque, además de guardar esos recuerdos, habitualmente no han tenido la misma oportunidad que los hombres para contar sus cosas, e incluso para contárselas a ellas mismas. Afortunadamente las cosas han cambiado, pero cuando ellas eran jóvenes se quedaban habitualmente en sus casas, mientras que los hombres podían hacer de la taberna su ágora para discusiones –más o menos- inteligentes.

Por esto, el proyecto no es sólo la creación de una obra de arte, que también, sino más bien la construcción de un documento social. Y las protagonistas de nuestra historia podrán salir del “anonimato” para convertirse, ellas sí, en obra de arte.

Se ha hablado mucho de la emigración, del papel y los esfuerzos de los que se fueron, pero no se ha hablado tanto de las que se quedaron, las que mantuvieron la familia y la ilusión.

Penélopes. Guardianas de la memoria son los testimonios de las mujeres o hijas de los emigrantes, de los que tuvieron que irse a intentar buscar una vida mejor, aquellas que se quedaron guardando la casa y la memoria del que se fue y las que administraron los recursos que venían de fuera. Se ha hablado mucho de la emigración, del papel y los esfuerzos de los que se fueron, pero no se ha hablado tanto de las que se quedaron, las que mantuvieron la familia y la ilusión.

La memoria es un elemento indispensable, tanto en nuestras vidas como en las de las ciudades y sociedades en las que habitamos. Ella no sólo es parte de nuestro pasado, es la realidad de nuestro presente y con ella –o sobre ella- debemos construir nuestro futuro.

Está encerrada en nuestras tradiciones y costumbres, pero también entre las paredes de nuestras casas, en las habitaciones, en los patios. A veces se deja entrever por las ventanas y, muchas veces, la vemos viva en un comentario de la gente por la calle, en el mercado, en las plazas.

Las mujeres conservan esta memoria por varias razones. Una posible porque ellas están más atentas al discurrir de los asuntos cotidianos, eso es importante. No olvidemos que la historia no se hace con grandes gestos y ni la hacen las personas “importantes”; la historia la hacemos todos y todas, pero especialmente está tejida de asuntos “sin importancia”, de cosas del día a día.

Esa memoria está aquí, la de adentro, la de la esposa que vio a su marido partir, la que cría, cuida y alimenta a los hijos, la que se siente orgullosa cuando éstos salen adelante.

Andalucía es una tierra de migraciones, tanto de los que vienen como de los que se van, pero en los años sesenta y setenta del siglo XX fueron importantes por la cantidad de andaluces y andaluzas que tuvieron que dejar pueblos y familias. Los que se marcharon fueron especialmente los hombres, mientras que muchas mujeres se quedaron guardando la casa y construyendo la familia.

Los testimonios de algunas de ellas, de esas penélopes, están aquí.

viernes, diciembre 14

Las zambombas de Jerez


Nada desanima a los jerezanos: ni la gravísima crisis que tanto afecta al aumento del paro, ni la ruina del Ayuntamiento, que no puede pagar a sus trabajadores, nada, nada. Salen a las plazas, con una simple zambomba, una pandereta, un cajón y algunas guitarras y se desgañitan cantando los villancicos de siempre, tocando las palmas, con ese compás tan perfecto con que acompañan cualquier música. Y yo, como cada año, tomo mi cámara de fotos y  mi grabadora, y también acompaño la fiesta y doy fe de que la alegría casi nada tiene que ver con tener mucho dinero, o una posición. Hay cosas que no se comprenden: se viven y punto.
Este año he recorrido el barrio de San Miguel, las calles donde nacieron y crecieron La Paquera y de Lola Flores. Ellas presiden dos de las plazas más populares y nos invitan a participar del ambiente gitano y popular de siempre.   

jueves, diciembre 6

La escuela de la vida

Hoy, paseando con mi amiga Maga, de forma casual, nuestra conversación ha ido a parar a un joven del que leí su primer libro: "Del Amor" hace la friolera de quince años. Se llama Alain de Botton y es de esas personas que te dejan sorprendida por su precocidad intelectual. Quizás tendría veinticinco años cuando escribió esta primera novela y, sin embargo, tenía una gran sabiduria sobre las relaciones amorosas. Por eso lo recomendé a muchas alumnas mías y creo que lo dejé a alguna de ellas, porque lo he perdido. Ahora vuelve a estar en el "candelabro" porque sigue siendo un ser creativo y muy interesante. Os dejo este artículo, para introduciros y, si os interesa, lo busquéis en youtube, por ejemplo, donde tiene muchos videos sobre Filosofía y vida cotidiana. 
¡Cuánto dan de sí las caminatas por Chapín! Y encima perdemos calorías. No está mal. 
Alain de Botton
"Vamos con la primera novela del ahora reputado filósofo Alain de Botton, aunque llamar novela a Del amor quizá es un poco inexacto. Mejor sería: disección quirúrgica del proceso del enamoramiento, el emparejamiento y la posterior disolución de la relación. Pero como queda algo largo, lo dejaremos en “novela filosófica” sobre el amor. Aunque, si bien es cierto que hay mucha filosofía y erudición academicista en Del amor y escaso argumento, ello no es sinónimo de sopor ni de falta de emoción. Del amor es muy entretenida, jugosa y hasta emocionante.
Alain de Botton (Suiza, 1969), del que ya hablamos a propósito de su ensayo de viajes El arte de viajar , escribió esta obra con sólo 20 años. Una precocidad que echará para atrás a mucha gente. En una entrevista, de hecho, interpelado por esta misma circunstancia, el autor se defendió así:

A veces se me achaca que no he sufrido suficientemente para poder escribir sobre el amor porque soy demasiado joven. Y yo les contesto siempre que sufrí tanto cuando a los ocho años mis padres me llevaron a un internado inglés (se llamaba nada menos Dragon´s College) que he acumulado reserva de sufrimiento para toda la vida.
Pero Del amor, no sólo fue traducida a doce idiomas un año más tarde de su publicación, sino que destila una brillantez propia de un autor consagrado experto en las lides amatorias. A las pocas páginas, uno olvida la presunta bisoñez del autor y convierte Del amoren tutora y hasta cicerone del corazón, pues demuestra que conoce el camino mucho mejor que la mayoría, sus recovecos, las entrañas psicológicas de las peleas, los celos y demás, las contradicciones, los deseos y frustraciones, absolutamente todo, hasta el significado decodificado de una simple caricia, acaba siendo objeto del lúcido análisis de Alain de Botton. Y, además, pocas veces pierde el fino sentido del humor.
La historia arranca en un aeropuerto, donde el protagonista conoce, por casualidad, a Chloe. Aquí ya empezará el autor a engrandecer todos los detalles, no sólo el color de sus ojos, las primeras miradas, los tanteos, sino que incluso efectuará diagramas matemáticos y dibujos para saber cuáles eran las posibilidades reales de haberse conocido, incluyendo el croquis de la disposición de los asientos en un 767 de British Airway. Luego vendrán más parábolas o análisis científicos y filosóficos de todo cuanto acontezca, como la forma que tiene la dentadura de Chloe, que según el narrador protagonista es kantiana y no platónica o la curva rígida o la curva voluble que expresan las diversas personalidades de Chloe. Todo ello hasta el fatídico final, en el que el amor se termina, aparece el fantasma de la infidelidad, la separación, el terror a la soledad, el anhelo de suicidarse y… el encuentro con Rachel, con la que todo volverá a comenzar; quizá habiendo aprendido algo de todo lo vivido, quizá no.
Puede que parezca que estoy destripando el final de la historia. Pero nada más lejos de la verdad. Lo fascinante en Del amor no es lo que pasa sino cómo está contado. Del amor es la historia de amor más aburrida del mundo narrada de una originalísima forma.

En otro restaurante chino (a Chloe le encantaban) caí en la cuenta de que los encuentros con los demás quizá fueran como esa rueda circular colocada en el centro de la mesa, sobre la cual se ponen los platos y que podemos girar de modo que si en determinado momento tenemos delante unos langostinos, un minuto después tendremos carne de cerdo. ¿Acaso el hecho de amar a alguien no seguía el mismo esquema circular en el que buenos y malos iban girando por turno? Móviles en otros ámbitos, permanecemos erróneamente aferrados al inmovilismo de los sentimientos humanos y a la idea de que existe una separación hermética entre el amor y el no-amor, una línea divisoria que sólo deberíamos atravesar dos veces, al comienzo y al final de una relación, y no recorrer cada día o cada hora. Hay una tendencia a separar el amor del odio en vez de ver en ambos respuestas legítimas a las múltiples facetas del ser humano. Hay una necesidad infantil de amar a los totalmente buenos y odiar a los totalmente malos, de encontrar un solo blanco apropiado para nuestros instintos agresivos o cariñosos. Pero con Chloe no podía darse una estabilidad semejante. Me bastaría un instante para hacer girar cada plato en la fuente china de Chloe y quedar aturdido por la confusión que surgiría.
La historia es anodina, estereotipada, y sin embargo, Botton la dota de una densidad impropia de cualquier novela, pues apoya todo lo que explica con continuas muletas de pensadores de toda la historia occidental, desde Platón a Milan Kundera, pasando por Groucho Marx. Porque, si bien cualquier relación amorosa se funda, por definición, en el arbitrio y el desorden, el propósito de Botton no es esclarecer el misterio sino trazar líneas maestras que competan a cualquier relación. Y lo consigue. Botton genera unos paradigmas universales en los que todos, en mayor o menor grado, nos sentiremos enseguida identificados. Más aún: Botton perfila este andamiaje con plomada y gran minuciosidad, al igual que un ebanista repasando con su garlopa cada arista, hasta los niveles más microinfinitesimales.
En resumidas cuentas, un texto (llamarlo manual de autoayuda sería hacerle un flaco favor) que permite que meditemos sobre nuestra relación en curso y/o también, siguiendo el hilo de Ariadna, que nos orientará por el laberinto de nuestra memoria amorosa y los sentimientos asociados, acaso sacando a la luz detalles que en su momento nos pasaron totalmente desapercibidos"
Fuente:  http://www.papelenblanco.com/ensayo/adel-amora-de-alain-de-botton
Sitio Oficial | Web oficial de Alain de Botton

domingo, diciembre 2

Luis Pastor: Yo vengo de un tiempo de cerezas

No había seguido nunca a este cantautor. Ha coincidido en el tiempo con muchos otros a los que todos conocemos, pero se ha mantenido mucho más puro, más al margen de los grandes circuitos y de los intereses de las casas discográficas. Es más que un cantante, un poeta y uno de esos escasos bohemios que corren por ahí, viviendo de sus poemas y sus canciones. Aparece en un escenario desnudo y sin aire acondicionado, en una población cercana a Jerez, en pleno invierno. Le acompaña su mujer, que le hace la segunda voz, una guitarra y otro instrumento de cuerda, de esos que se usan en la música popular, (creo que se llama Timple) y Con esos simples elementos, y su cercanía, nos deleitó e hizo que olvidáramos el frio. Fue hermoso
Estas letras me parecen geniales, y es que también él es de mi generación y nació en un pueblo extremeño, desde donde emigró a los Madriles.      
             
                             Yo vengo de un tiempo de cerezas
  
Yo vengo de un tiempo de cerezas
De la espiga del viento y de la hoz
Mapa que retiene la memoria
Como una fotografía en blanco y negro
Yo vengo de un tiempo que me nombra
Con espada de madera y crucifijo
En la escuela se cantaba el cara al sol
Y en la calle a Molina y Joselito.
Era el tiempo de ser niño.
Por la dulce voz, por el agudo grito
La calle una plaza abierta.
La plaza un planeta unido.
Con calles a muchas puertas.
Casas de abuelos y de primos
Era el tiempo del caballo y de la yegua
De los cerdos, las gallinas y los nidos
Y el huerto con todos sus manjares, olores y sabores
Que mi padre labraba, artesano del surco.
Escultor del manzano y de la higuera.
Sabio en su oficio, dueño de la hazada y la guadaña
Gigante humano domando la tierra
Era el tiempo de la era y de la trilla.
Campanas y cigüeñas. Paraíso del pobre.
Pan y espigas
Era el tiempo del trino y el jilguero
Cantaor de coplas, ruiseñor de sueños
Era el tiempo de la radio y de los rezos
De las tristes procesiones para muertos
De los muertos tan cercanos a la era
De los lobos y bandidos por la sierra
Era el tiempo de los juegos en pandilla
De la comba, de la piedra,
Del pinchete, de la pídola
Y el verano, como un año al sol entero
Con siestas en la manta por el suelo
Era el tiempo de la madre y sus caricias
De su dulce voz, de sus ojos dulces,
De su tierna risa
Del abuelo y su secreto de tristeza
Que ahogaba cada noche con vino de taberna
Era el tiempo de la pana y los remiendos
Del café de estraperlo,
De la sopa de tomate y de patata
Del pecado que mata. 
Del miedo, del castigo y del perdón
Era el tiempo de temer a dios

                                                                      Soy


Soy un rayo
nacido del grito,
feliz meteorito,
de alguna explosión.
Soy la unión
de dos cuerpos celestes,
mi madre y mi padre
en el ojo de Dios

Vine al mundo
con la sementera,
el trigo en la era,
el fruto en la flor.
Arrancado del
surco del huerto,
tomate, pimiento,
patata y melón

Soy un viejo
pupitre de escuela,
pizarra, tintero,
cartera y catón

Yo también
comí queso amarillo,
bebí leche en polvo
y canté el Cara al sol
Soy el cuerpo
sagrado de Cristo,
rosario, novena,
pecado y perdón
Soy un pobre
corral de gallinas,
castaño y encina,
oveja y pastor

Soy lo que fuimos ayer,
soy lo que está por venir,
soy un deseo de ternura,
un canto de cuna,
soy parte de ti



Un marinero sin mar,
un extremeño en Madrid,
un árbol de Berzocana,
la flor de jara
de tu jardín
Soy un leve
murmullo del viento,
caricia del tiempo,
diciéndome adiós
Soy recuerdo
de un largo viaje,
familia emigrante
a una vida mejor

Soy memoria
de un tiempo de barrio,
ciudad de extrarradio
de lata y cartón
Soy un verso
lanzado al futuro,
proyecto seguro,
guitarra y canción

Luis Pastor



sábado, diciembre 1

El lenguaje de las ventanas




 Hay ventanas que no parecen reales, que sugieren acuarelas, óleos,  o sencillos bocetos,  salidos de la paleta de un pintor. Ventanas cerradas al mundo, de puertas oscuras, rejas  y cerrojos, como muros, sin salida… extrañas, extravagantes en su falso diseño exótico.  Otras, como puntos coloreados, adornando  una pared encalada, alumbradas por un sol abrasador, preñadas de macetas, de flores, rojas, amarillas, violeta, geranios, campanillas, hortensias… ¡Exuberancia del sur! Algunas, mueren desvencijadas, por el paso del tiempo y el olvido. Sus vecinas, presumen y enseñan sartales de pimientos rojísimos, o la simplicidad de sus rejas oxidadas. Las hay románticas, con visillos de encaje, blancos visillos, puntillas, labores femeninas,  que nacen tras los cristales, en la espera…
Un postigo de vieja madera se abre desde la estancia oscura. La mujer se asoma, mira, se apoya en el alféizar. Frente a ella: el mundo.  Horizontes por explorar, caminos que recorrer, misterios por descubrir, como esos que se adivinan tras el arco del viejo palacio, tras el hueco que se abre en las  viejas murallas de la ciudad.
Ventanas, ventanas… Sólo hay que imaginar qué nos dicen.