Las dos veces que he escuchado a Poveda en directo, han sido mágicas. Aquí sólo quiero dejar el rastro de mi emoción. Fue en el mes de Agosto. Lebrija el lugar. Fiesta de la Caracolá. Cuando Miguel Canta el silencio se palpa allí donde esté, incluso como esa noche, al aire libre. Las caras y los ojos fijos en ese joven de origen catalán, pero que ha sabido mejor que nadie interpretar el sentir de Andalucía, a través de los palos más variados del flamenco.
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