miércoles, noviembre 4

La belleza de los cementerios

Una visita casi obligada al cementerio del pueblo donde nací. Día de Los Santos. Un ritual repetido hasta la saciedad. Mujeres que se afanan una semana antes de la fecha, por dejar como los chorros del oro las sepulturas... Más suntuosas, más humildes, con lápidas de mármol blanco o negro, con los nombres grabados y algún que otro epitafio. Y la zanja, donde antiguamente se enterraban las personas que no podían permitirse comprar un sitio.
Recuerdo cuando niña que era la zona que más me impresionaba. Aún me llama la atención y suelo acercarme para obtener imágenes que me resultan más conmovedoras que el resto. Demasiado lujo, demasiado boato. Aunque, indudablemente, como lugar de visita resulta hermoso, precisamente por el cuidado y primor con que las mujeres lo adornan todo. Luego, dejan las velas encendidas; así las imágenes de la noche en el Campo Santo resultan mágicas y tremendamente dramáticas. Por el contrario, durante el día, todo es luz y color en el lugar.

Video: Teresa Fuentes Caballero
Música: Requiem de Mozart
Filarmónica de Viena

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