lunes, agosto 31

domingo, agosto 30

La música, la memoria y las sorpresas de Facebook

A veces, la memoria no le alcanza. Seguramente era en verano, cuando ya no iba a la escuela y el tiempo se estiraba, se alargaba como un chicle de aquellos color rosa, que le llamábamos “Bazoca”. O quizás cuando su madre se iba a la aceituna y ella se quedaba libre de presiones y de exigencias; eso sí, cerca de la abuela Teresa, que era una señora de mucho carácter e imponía sus reglas a todas las nietas. El caso es que no puede recordar exactamente esos detalles que han quedado para siempre abandonados en un rincón de la memoria. Pero un día, como le ha pasado más de una vez, apareció Pepi en su Facebook.

viernes, agosto 28

La Flor De Estambul: un clásico en la voz de un cantautor


Cuando canta Javier Ruibal es como si sólo estuviera hablando con su público. Sonriente, relajado, sin trampas ni cartón y con una voz que sabe modular para darle al texto y a la música lo que requieren para emocionar, hacer sonreír o conectar con la parte más gamberra de los gaditanos; esa que está presente en los carnavales y en la música popular de esta tierra. Así es como lo vi anoche, en un marco maravilloso: los claustros de Sto. Domingo de Jerez. Cercano a su público y acompañado de una banda de músicos jóvenes, nos hizo pasar un rato fantástico. Presentó su último trabajo, pero regaló a sus seguidores las canciones de siempre, coreadas por gran parte de asistentes al acto. Entre estas canciones requetesabidas, La flor de Estambul, con la que logra momentos llenos de magia.

lunes, agosto 10

El pilar de La Carrera


   Año 2002 

El pilar en la actualidad

                                                           Si quieres, puedo contarte cosas
sobre ese viejo pilar
                                                             que ahora relumbra y centellea,
 tras años de lenta agonía.

Si hubieras nacido antes,
sabrías de hermosas historias,
que sólo las viejas piedras
que cubren la fuente  
guardan en su memoria
O alguna de aquellas muchachas,
testigos de atardeceres
preñados de promesas de amor,
te contaría entre sonrisas nostálgicas
el palpitar de la calle
 cuando, jóvenes aún y hermosas,
con el cántaro de barro,
y el rubor en las mejillas
hacían el camino

Evocaría esa última visita al espejo,
Y la voz de la madre:
¡Qué te quiero aquí ya mismo!   
Y el paso veloz, con disimulo,
al encuentro de la amiga,
cómplice de amores y amoríos.

Anhelos y miradas que se cruzan,
 la ronda, el tímido  requiebro.
 Rudos y fornidos muchachos,
parcas y torpes palabras
que buscan un gesto,
sólo una pícara sonrisa ,
un algo de esperanza
para el ardiente enamorado,
que noche tras noche
aplaca su sed
en el viejo pilar de siempre. 
Chiclana, verano de 2015