martes, mayo 19

Lole y Manuel: Adiós a toda una época



Corría el año 1977, y yo, como Lole, la muchacha de ojos negrísimos, profundos y tristes, era joven, muy joven.  De vez en cuando, la pareja Lole y Manuel aparecía en la Tele con aquella imagen hippy-gitana tan sugestiva e interesante. Me fijaba en ellos, pero especialmente me emocionaba escuchar la hermosa y a veces quebrada voz de la preciosa joven que cantaba un flamenco diferente. Nunca me había interesado ese tipo de música, porque lo asociaba a la pobreza cultural y social. Era la imagen que me había transmitido el ambiente en que me crié. Lole y Manuel me enseñaron que había otra forma de cantar desde las raices andaluzas y gitanas de ambos. Y ¡oh milagro! pronto me lancé a cantar "A la flor del romero". Me encantaba y me sigue gustando. Es lo único que me atrevo a cantar que tenga ese aire que, después de tantos años, ya sé valorar. Ahora soy capaz de escuchar flamenco y valoro lo que tiene de arte genuino,  pasional y a veces también alegre, como ocurre con la Bulería jerezana. No soy entendida, pero pongo el oído y sé que es una música que me puede emocionar hasta la lágrima. 
Digo adiós a Manuel  Montoya, la pareja artística y amorosa de otro tiempo de Lole. Y digo adiós a toda una época. Me pone los pies en la tierra, conecto con la realidad de mis 64 años y pienso que estoy en una recta de la vida que puede ser relativamente corta. Desaparecen mis referentes y este año han sido más de uno. Yo sigo envejeciendo, aunque no lo parezca. ¡Qué se le va a hacer! 

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