martes, julio 29

El Honorable President Pujol


No me gusta ser demasiado explícita en las redes en lo que refiere a mis opciones políticas, ni estar siempre criticando a los que ganan mucho dinero, bien en la política, o en puestos a los que acceden de forma poco clara.  No puedo evitar pensar que cada cual en su nivel  tiene alguna mancha moral. No hay más que observar a nuestro alrededor y veremos que estamos rodeados de pequeñas corruptelas cotidianas. Sí, ya sé que nada importante, comparado con lo que estamos viendo en estos días por los medios de comunicación. Pero son proporcionales al ambiente en el que cada cual se mueve y las posibilidades que nos dan las circunstancias que nos rodean. No somos ángeles, eso está claro. 

 Los que fuimos educados en el Evangelio, todavía nos resuenan las palabras de Jesús: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? (Lucas 6, 41-42) A mí al menos,  es una frase que me lleva a la reflexión. 
Viene a cuento esta introducción por la indignación con la que asisto estos días a la noticia sobre el señor Jordi Pujol, antes Molt  Honorable, dicho sea de paso. He vivido cuarenta años o más en Catalunya y he sido testigo muy directo de esa especie de Líder no sé si Carismático o Mesiánico, que tal vez signifiquen la misma cosa en la realidad concreta. Al fin y al cabo el Carismático aparece ante nuestros ojos como alguien capaz de sacarnos de apuros, de salvarnos la vida, de resolver los problemas colectivos, sean de la índole que sean. El Mesiánico es ese tipo de personaje que se cree ungido, investido con una autoridad para llevar a cabo grandes gestas; vaya, que tiene una misión de esas que le llevarán a los altares.  De esos hemos conocido a unos cuantos desde que llegó la tan manida Democracia.  Cada cual que ponga rostro al modelo. 
Pues bien, Pujol era este tipo de político que se creía por encima del bien y del mal. Lo hemos visto tratar a los periodistas por encima del hombro y mandarlos callar cuando a él no le convenía responder a alguna pregunta de esas incómodas. Lo hemos escuchado en sus mensajes navideños o en las celebraciones de la Diada, ensalzando las grandes virtudes del catalán medio, pero sobre todo de los catalanes patriotas; no vayamos a confundirnos, que no todos son iguales. El patriota es de una especie especial, y valga la redundancia. Pero lo que siempre me ha llamado la atención,  y ahora se estrella contra la realidad,  es  esa identificación que él mismo se había creído: Pujol es Catalunya y Catalunya es Pujol. Quien me ataca a mí, está atacando a Catalunya. ¡Toma ya! Y lo peor es que la gente, la buena gente se lo creyó y, hasta lo votó durante 30 años. 
Así que si Jordi Pujol nos caía mal, nos caían mal los catalanes, si nos manifestábamos contra algo que el Honorable había hecho, estábamos poniéndonos en contra de Catalunya. Y, por supuesto, si él pronunciaba alguna frase de esas lapidarias, como por ejemplo: “Es catalá tot el que viu y treballa a Catalunya”  Todo el mundo aplaudía y repetía la máxima, como una VERDAD. ¿Cómo se podía dudar algo así?  O sea, que no le pasaba al  Honorable, como a los vascos, que si no tienes ocho apellidos de rancio abolengo, no te consideran un ciudadano de la tierra norteña. Pero claro, había que ganarse a tantos xarnegos y nouvinguts para la causa. Así que ¡Hala, a invertir en normalización lingüística! Tots a parlar catalá, a bailar sardanes y a apuntarse a los castellets: “Entre tots ho conseguirem”, parecía ser la consigna. Y como los nouvinguts eran los que engendraban nuevos retoños, el discurso había que ajustarlo a la realidad. Ya no somos catalanes los nacidos en Catalunya, sino todo el que vive y trabaja en esta tierra. La población siempre ha sido un tema fundamental en el desarrollo de los pueblos. Y no hay más que ver documentos en los archivos históricos, y leer discursos decimonónicos, sobre la fuerza de las naciones con más habitantes. 

Pero claro, una cosa es el discurso y otra la realidad diaria. Y si no que se lo pregunten a la gente llegada desde los distintos pueblos y regiones… ¡Ay, perdón, quería decir Comunidades Autónomas. A todos esos que en los años sesenta se situaron en el cinturón industrial de Barcelona, y,  posteriormente, a los extranjeros que fueron ocupando los pisos de esos barrios, cuya población, ya envejecida, ha ido instalándose en otras zonas, desapareciendo, o volviendo a sus lugares de origen.
 Bueno, que se me va la olla. A lo que iba.

Estos días, viendo la tele, escuchando la radio, o leyendo la prensa y las redes, no dejo de pensar en las palabras del “hijo político”, como él mismo se ha dado en llamar: el Honorable President Artur Mas.  Dice el señor Mas que lo de Pujol es algo completamente privado, familiar. Que no tiene nada que ver ni con el partido, ni con el proyecto político de CIU. Y yo me pregunto: vamos a ver… ¿En qué quedamos? ¿Meterse con Pujol no era como meterse con Catalunya? En otras palabras. La persona se identificaba con la institución y en ese sentido no había separación entre privado y público. Él era Catalunya y Catalunya era él. ¿Por qué entonces ahora, cuando se descubre que se ha enriquecido y ha estafado al Estado Español y a Catalunya, que ha vivido de espaldas a la Ley y para más INRI, se ha convertido en una especie de modelo moral para sus hijos… vamos, un Ruiz Mateos, más o menos. Pues como decía, ¿Por qué entonces ahora se nos dice que lo que ha hecho el señor Pujol es algo privado que no tiene que repercutir en el proceso político independentista, ni en la organización CIU? A ver, a ver… que no me entero, y no sé si es que soy un poco corta, o ellos creen que todos somos idiotas. 
En fin, el último baluarte de la moral pública, de los grandes ideales y principios ético políticos, se nos ha venido abajo. ¿A partir de ahora, tendrá el valor de salir a la calle a cara descubierta y saludar a sus vecinos?

viernes, julio 25

Parejas que se crecen en las dificultades


Los miro y observo el transcurrir de sus días, siempre activos, siempre atentos a las necesidades de los pequeños, y todo sin aspavientos, como si lo más normal del mundo fuera que la vida cotidiana de unos jóvenes de treinta y pocos años consistiera en olvidarse de ellos mismos y volcarse en esos frutos de un amor que, a pesar de todo, parece fuerte. Los puso a prueba ese niño que nació diferente por obra y gracia de algún descuido profesional, o quién sabe… A veces es el destino quien nos pone a prueba y nosotros respondemos como podemos; hay quien se viene abajo con cualquier cosa, otros son optimistas, creen en el futuro y están llenos de generosidad y de esperanza.  Ellos son de estos últimos. Por suerte, tenían ya un hijo, Juanmi, que era la alegría de sus vidas y que crecía sin problemas. Quizás por eso no se hundieron, sino que echaron agallas y se empeñaron en continuar luchando y viviendo lo más confiados posible.
Sabían que Dani acabaría corriendo y jugando a la pelota por la calle la Olla y que compartiría pupitre con otros niños de los que llamamos normales. Confiaron. Fue algo así como una corazonada y se dedicaron a él en cuerpo y alma; aunque eso sí, con la ayuda de la abuela. A ella había que hacerle un monumento por saber estar ahí, a las duras y a las maduras. Sin ella todo habría sido mucho más difícil.  
 El paso del tiempo fue confirmándoles que aquel pequeño, sin fuerza en sus miembros, tenía más posibilidades de las que ellos habían previsto. Buscaron recursos adecuados, invirtieron tiempo, energías, dinero, y mucho… mucho amor incondicional. Dani se ha levantado; su cuerpo ha respondido y ya se desenvuelve, casi con normalidad por la Correhuela.  Tenían tanta confianza en el futuro que hasta quisieron tener otro hijo y vino la niña Isabelita. Son jóvenes de una generación educada en la comodidad, de espaldas al sacrificio y a la renuncia, individualistas y hedonistas a más no poder. Por eso resulta más asombroso verlos con esa alegría, asumiendo las responsabilidades que la vida y sus propias decisiones les ha ha ido poniendo en el camino,  y dando respuesta inteligente y libre a su situación, por cierto,  nada fácil. Pero  se les ve capaces de enfrentarse incluso a las viejas costumbres: el hombre hace esto, la mujer esto… Ellos lo comparten todo y parecen hacerlo sin muchos conflictos. 

Una pareja ejemplar. Así son Mary Loli y Juanmi. Así los veo y me producen una gran admiración.  Ojalá que todo lo que están poniendo en la crianza de sus hijos y la alegría y confianza con la que llenan sus días,  les sean devueltas con creces. Se lo merecen.

jueves, julio 24

"Ojú" con la publicidad y las mujeres


¡Ay, ayyyyy! Que ya no sé si seguir viendo la tele, o la apago de una vez.  Ya tenia yo la idea de que sólo las mujeres padecemos ciertos picores, inflamaciones, deficiencias y necesidades.  
Ya me habia dado cuenta hace mucho tiempo de que las hemorroides es una cuestión de género…¡Ah,  y también de mujeres poco agraciadas! Las demás personas las sufren en silencio.  ¿Alguien ha visto a una mujer de esas guapísimas, delgadísimas y glamorosas, anunciando pomadas y remedios para eliminar ese desagradable y molesto picor, escozor, o dolor, que de todo un poco tiene ese malestar tan inoportuno y mal situado?  Y es que hay  culos y culos. Bueno, no sé si queda bien usar esta palabra… porque hay ciertas partes de nuestra anatomía que no se nombran, o como mucho deberíamos usar sustitutos que no hieran la sensibilidad del personal. 
Es lo que llamamos eufemismos, tan socorridos cuando queremos esconder una realidad que nos parece demasiado cruda. Por eso resulta tan raro imaginarse, pongamos por caso,  a una Isabel Preysler, sentada sobre un flotador color verde agua y confesando su vergüenza por tan ordinario malestar. Pues eso: que las hemorroides sólo las sufren las mujeres, a condición de que sean poco agraciadas y  nada glamorosas.  Habrá que acudir a las estadisticas médicas para confirmar esta impresión a primera vista.

Y luego están las infecciones “ahí abajo”, como suelen decir las mujeres de cierta edad. Hablando en cristiano, las infecciones de transmisión sexual, o situadas en los genitales. Hasta ahora no habia advertido que existieran anuncios sobre los remedios médicos para los picores producidos por alguna de esas patologias. Bueno, mejor dicho: sólo una adolescente que se acerca a su madre y le pregunta, con un tono algo tímido, si a ella le pica “ahí” y la joven madre le recomienda una crema que a ella le funciona muy bien. Pero en una de estas noches en las que espero el final de los minutos de anuncios, me quedo con los ojos a cuadros ante una publicidad dirigida específicamente a las molestias ocasionadas por un tipo de hongo que es el causante de lo que médicamente se denomina  candidiasis
Lo más curioso es que también en este caso, la protagonista es una joven. Y,  por favor, si hay algún médico o médica por ahí que me quiera explicar o rectificar que lo haga, porque no salgo de mi asombro.  Parece ser que ese hongo tan maligno y caprichoso no se coloca más que en las partes pudendas femeninas. Pienso que aunque así fuese, está claro que luego se transmite a través del contacto, ¿o no? El mensaje,  casualmente, obvia que dicha infección afecta o puede afectar por igual a hombres y mujeres,  y lo peor, recomienda a la chica que se trate con la pomada en cuestión. ¡Hala! Pues nada, que la muchacha se ponga su tratamiento y el chico que se espabile. ¿Se dice algo de que ese bicho lo ha podido pillar de un compañero de catre?  Nooooo.  Sólo que es una molestia que se produce por este hongo, llamado cándida.  
 Por último, están los problemas del tránsito intestinal. ¿Qué comemos o dejamos de comer las mujeres que no hay manera de conseguir una evacuación normal? ¿Por qué somos nosotras de nuevo las que tenemos ese problema y los hombres… nada, tan campantes y satisfechos cada vez que ponen sus traseros en el WC?  

Bueno, bueno, y las dentaduras, y la crema para esculpir nuestra figura, y los bífidus para una mejor digestión... y las compresas para la incontinencia urinaria. Dicho en palabras llanas y directas: para que cuando nos meamos de la risa no manchemos nuestras preciosas braguitas. Y cada vez hay que ponerse serias más jóvenes, de verdad...¿Os habéis fijado? La última actriz que anuncia ese tipo de producto no tiene más de 40 años. ¡Asombroso! 
¿Alguien ha observado algo más? Yo sí, pero por hoy lo dejo aquí. 

Lo dicho: las mujeres estamos llenas de problemas; somos como el pupas… Que si me pica, que si no puedo sentarme, que si estoy estreñida, que no me hagas reir, que me meo y no llevo puesta la compresa… ¿O es que las campañas publicitarias se dirigen a nosotras porque han descubierto que somos las que nos preocupamos por el cuidado de la salud de todo bicho viviente. Así que si la pomada no nos la ponemos nosotras, ya habrá quien se la ponga, que también los muchachos tienen problemas de estreñimiento y a veces picores algo sospechosos.