jueves, septiembre 27

La mediocridad y los nuevos referentes.



¡Cómo han cambiado las cosas! Me pregunto dónde fueron esos tiempos en los que teníamos referentes ideológicos, morales, intelectuales y humanos. Pero referentes de verdad, de esos que valía la pena emular; de esos por los que te apasionabas y que servían de modelo a chicos y grandes.  Y ¡mira por dónde!  Cuando todo parecía perdido y la NADA más absoluta es lo  único que veíamos en el horizonte,  de pronto, una tarde cualquiera, en una emisora cualquiera, una de esas periodistas cuyo nombre me resulta totalmente desconocido, me informa de que uno de esos referentes humanos nos acaba de dejar casi huérfanos. 

¡Ay por Dios! Esperanza Aguirre se nos va,  nos deja,  se va a dedicar a ser madre, hermana, hija, esposa… ¡Qué ternura, por Dios!  Dice la muchacha que ya ha trabajado mucho por España y por Madrid, que está mal de salud y que ha llegado la hora de dejar la política.  Pero, ¡mira por donde!, esa gran pérdida nos va a permitir tomar conciencia de su gran valía; de lo que esta gran mujer ha significado, de que es un referente en donde las mujeres de este país hemos de mirarnos. Y yo, que ando medio sonámbula en las horas de la siesta, recostada con la radio enchufada, doy un salto y me pregunto si estoy soñando o esto que estoy oyendo es real. Empiezo a buscar referentes femeninos, mujeres en la historia de este país y de otros, que hayan dejado huella, que sean modelos a seguir, que a mí personalmente me inspiren o me hayan inspirado alguna vez.  Y la verdad es que no encuentro a nadie que pueda comparársele; eso desde luego. ¿Será que no tengo suficiente sensibilidad…? ¿Será que no soy suficientemente Liberal…? ¡Ay Dios mío! Eso sí que sería grave en los tiempos que corren, pero lo confieso,  no voy a negarlo: no soy nada, pero nada liberal. Aunque hoy en día declarar algo así puede ser casi casi una blasfemia, una razón suficiente como para que se te considere una hereje y estés en peligro de ser excluida, de entrar en el grupo de los apestados, de los indignados, o los anarquistas radicales… En fin,  que me lo he pensado mejor y tras el sobresalto que me ha sacado de mi modorra casi otoñal, me vuelvo al camastro y, ahora sí, pongo los Cuarenta Principales, que al menos no me obligarán a pensar.

4 comentarios:

  1. Yo cuando oigo la palabra liberal no se porque, siempre la asocio con el sexo. Curioso.

    En fin que hay quien se lo monta de liberal, otros de proges, otros de indignados, otros de anarco (eso si radical, se ve que los hay moderaos). Todos funcionarios trufados de pisitos y que no cagan con el terruño, las ideicas, las identidades.....Osea rentistas del más rancio modo. Empresa, empresa poca, ahora si, rentas todas.

    Ojala no engañaran a nadie.

    SOY YO

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    1. Como tantas palabras, liberal tiene distinta acepción, pero sobre todo es muy confusa y da lugar a malas interpretaciones. Ahora que puesta en boca del personaje del que hablo, algunos tenemos claro qué significa.

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  2. Eso es lo malo de ponernos etiquetas a las gentes.Que por narices te tienes que comportar siempre como figura en la etiqueta que alguien, o tú mismo , te puso.Es algo que nos contriñe y que tengamos que seguir los cánones que el jefe de esa manada nos impone.Puedo ser muy libre sin llamarme liberal, puedo querer conservar y defender ciertos valores sin ser conservadora, puedo amar los paisajes, los animales del monte, sin llamarme ecologista.Puedo disfrutar de las frutas y verduras porque son saludables sin llamarme vegana, porque tamben puedo disfrutar un día de una barbacoa sin rasgarme las vestiduras.Y, en fin, puedo ser una fuencionaria honesta, sin ser rentista, y sin ser inmovilista.Es muy simplista, en mi opinión.reducirnos a una etiqueta.El ser humano es mucho más que eso y mucho más complejo también.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo.

      Un abrazo y bienvenida a la nueva temporada de ventana

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