Apenas me surgen palabras para comentar este mosaico. Lo encontré en una de mis ciudades preferidas: Ronda. Después de vivir en Jerez casi nada me sorprende. Esta religiosidad dolorosa, sangrante, sacrifical... forma parte de la cultura más sureña; la misma que rie, canta y sabe disfrutar de las pequeñas cosas. Una contradicción que soy incapaz de explicar.
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Te doy la razón. Ese fervor o devoción religiosa se palpa mucho más en la gente del sur. Ver una procesión en Sevilla, pone los pelos de punta.
ResponderEliminarBesos.