domingo, enero 1

Los miedos que nos invaden


Mi querida Ángeles: ¡Cuánto tiempo sin hablar contigo! Seguro que me has echado de menos, y espero que no me lo tengas en cuenta. Por aquí, como siempre, andamos un poco liados y a mí, concretamente, el tiempo se me escapa… Y la verdad es que no tengo tantas cosas totalmente obligatorias, pero mi naturaleza, ya sabes, es un poco curiosa y dispersa, así que cuando me he querido dar cuenta… ¡plaf! Que se me ha pasado el año 2011.
Imagen de la Ciudad Condal
Después de unos días de Navidad en Barcelona, vuelvo a la vida sencilla, a mi casa del sur, lejos de esa horrible sensación de estar en peligro, de que al menor descuido puedes ser atracado, atacado, o tal vez algo peor. No te puedes imaginar en lo que se están convirtiendo las grandes ciudades. Por ejemplo, los altavoces del metro advierten continuamente a los viajeros sobre las normas de seguridad, con mensajes más o menos de este estilo: “Para su seguridad le informamos que tenemos cámaras instaladas en los pasillos y andenes”, o también algo así como… “Tengan cuidado con bolsos, los carteristas tienen habilidades que usted desconoce”. Total, que la sensación que tienes es de que estás rodeada de delincuentes, aunque, eso sí, las autoridades cuidan de tu seguridad con cámaras que te graban, con vigilantes, ayudados de enormes perros, dispuestos a atacar, si es necesario, y en fin, que a pesar de todo, no pasa nada, porque todo está controlado... o eso es lo que pretenden hacernos creer, mientras me pregunto quién vigila al vigilante...  
carteristas en el metro
policia en el metro
Sí, querida amiga, he encontrado la ciudad algo diferente, y quizás por ello me he fijado en detalles que antes me pasaban desapercibidos: las caras largas de los dependientes de El Corte Inglés, como si te estuvieran haciendo un favor, la actitud cansada y triste de la gente que vuelve a casa después de la dura jornada…, o el gesto huraño y maleducado de un hombre, delante de mi cámara, que sólo trataba de captar el cambio que se ha producido en los barrios. Se debió sentir vigilado, o qué sé yo… ¡Qué paranoia!  La gran urbe, la metrópoli multicultural y superpoblada y llena de miedos, no siempre justificados, pero eficaces, muy eficaces para quienes nos gobiernan y nos cuidan. Aquí vendría bien eso de... "No me quieras tanto..." Lo de los controles del aeropuerto no me cabe en esta carta, que quiero que sea liviana, pa no cansar al personal. Otro día te hablaré de esos momentos antológicos en los que la gente se desprende de cinturones, relojes, medallas de la virgen, botas... Ya te digo, que hay que ir preparados, como antiguamente, cuando las madres decían que había que cambiarse de bragas por si te pasaba algo y te tenían que llevar al médico.  
Plaza de Jerez
Por eso, antes de que se me contagie el histerismo y la paranoia colectiva, me voy pa´l sur; me piro, estoy loca por llegar a mi casita de Jerez. Aquí, si algo sobra, es la sonrisa. Porque, a pesar de todo, parece que la gente por estos lares, es fiel al tradicional refran: "al mal tiempo buena cara"   

 Deséame un buen año, querida, que no puedes imaginar la que tenemos liada por aquí. Ya te contaré.

Prometo escribir más a menudo y te mando un abrazo.

Teresa

4 comentarios:

  1. Realmente da miedo pasear por ciertos barrios de las grandes ciudades, y más las personas que estamos acostumbradas a vivir en pueblos tranquilos.

    ¡Feliz año! Besos

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  2. Igualmente Teresa. Que el año nuevo te de todo lo que deseas... o mejor, lo que necesitas, que es seguramente lo que todos: salud, paz y alegrías.

    Un abrazo

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  3. Feliz 2012 Teresa. Un abrazo.

    Pdta.
    Bueno, considerar BCN como "La gran urbe, la metrópoli multicultural y superpoblada" es mucho considerar.
    ¡¡Con el pestazo a butifarra y all-i-oli que emana desde que mandan los nacioncitas!!
    Pueblote provinciano y va que arde.

    SOY YO

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  4. Igualmente, que el 2012 se porte bien contigo.

    Un abrazo

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