martes, abril 12

Crónica de unos días mágicos

Se acabó la algarabía, la euforia… el festival de cariño y emociones; las visitas inesperadas que me han devuelto a un tiempo muy lejano.
Días antes, quizás semanas, Maga, atenta a mis necesidades, se adelantaba y ponía su sello artístico y fantasioso en unas simples servilletas de papel. Luego, me sorprendía con el punto de libro y las invitaciones. Nada que se pueda pagar con dinero: un lujo. 
Manolo, generoso como siempre, aparece con un precioso proyector. Algo que no esperaba en absoluto: sorpresa. La mañana del dia veintidós, el cartero (que no siempre llama dos veces) me entregaba los paquetes que llegan de Barcelona y de Valencia.Como tantas veces, Silvia tiene el poder de dejarme con la boca abierta con sus regalos. Ella no improvisa, busca, investiga. Diríase que un día cualquiera fija su mirada en un objeto siempre bello y delicado y espera la ocasión para sorprender a sus amigas. Una exquisita bandeja de cristal, con una imagen del pintor Checo Alfons Mucha.
La bandeja
De Valencia me llegó un hermoso colgante doble, de mi color preferido: lila. Hay amigos de un tiempo, que luego desaparecen de tu vida, pero hay amigos que, a pesar del tiempo y de la distancia, sabes que están ahí, que tienes un lugar en su corazón, vaya, que te quieren. Esos son Pepe y Marianela. También Teresa ha sabido llegar a mí a través de un libro sobre una mujer especial: Frida Kahlo. “He pensado en ti cuando lo vi”, me dijo por teléfono. Siento un pellizco de afecto y de añoranza, mientras la escucho, como siempre afectuosa y atenta. Montse, Lourdes, Mª Lluisa, Mª Rosa, Mª Antonia, Mª José…mi ahijada Laura y su ensayo de croché color lila...Llamadas cariñosas, alegres… En Facebook Tesa me regala una tarta dibujada por ella misma, en fin,  mis amigas de aquí, de allí, de los lugares en los que ha transcurrido mi vida y que me han ido construyendo como mujer.
Y el broche final.  Sobre las nueve de la noche, el timbre me hace abandonar mi ordenador. Detrás de la puerta de la calle, Eme, Maga, Luana y Ana Hérica sostienen una maceta y una tarta y entre risas entonan el cumpleaños feliz. No salgo de mi asombro cuando me coronan la reina del día, con banda incluida. ¡Qué gozada! Nunca, en toda mi vida me han agasajado de esta forma. Luego, un rato dulcísimo, que compartimos con Manolo. 
El día 25 la casa parece otra: mis hijos, mis hermanos, amigos que llegan, otros que hay que ir a recoger y dejar bien instalados en el pequeño hotel Casa Valeria. Los nervios van dejando paso a la alegría del disfrute. Miro a Manolo y siento que para él ésta es una ocasión excepcional. Está feliz y empieza a relajarse. Unas exquisitas y humildes lentejas colman de felicidad a Pablo, abandonado a su poca o mucha habilidad culinaria desde hace ya cinco años. Es sorprendente con qué poco se puede hacer feliz a la gente. Mi amiga Mari Pepa (ahora ya no se hace llamar así) que siempre será aquella muchachita de rostro redondeado, ojos azules y sonrisa tímida, se mueve con total naturalidad en mi casa y ayuda a Mariana en la cocina. Con ellas seguro que todo funcionará a la perfección, pienso. Una agradable y feliz sorpresa, tenerlas cerca en este momento tan especial. 
Libro
Mariona ha traído a esta tierra a “6qu” Un regalo que se hace a sí misma, tan necesitada de desconexión y de compartir con la persona querida paisajes nuevos y experiencias gozosas. ¡Cuánta generosidad la suya! Y cuánto voy a sentir no poder compartir más tiempo con ella y reírnos… y hablar larguísimamente de lo humano y de lo divino.  Su presencia, lo mismo que la de las otras amigas y amigos que han llegado desde muy lejos, son el mejor regalo. 
María Cos ha viajado durante días por todo el Mediterráneo para poder acompañarme. Esas cosas sólo las hacen las personas que te quieren de verdad. Para colmo, llega accidentada y con menos energía de la que ella es capaz en un estado normal. Pero con su voluntad de siempre y sus ganas de conocer, se propone sacar provecho a esta visita.
La noche me regala la locura de Rafa. No me sorprende en absoluto. Me acerco a recogerlo a la RENFE y me recibe con los brazos abiertos y levantándome desde la cintura por el aire, como si aún tuviésemos 16 años. Treinta y tantos años sin vernos. Mucho tiempo y muchos vacíos que serán difíciles de llenar en veinticuatro horas, que es lo que va a estar con nosotros.
La sonrisa traviesa y vivaracha de Mari, dando, como siempre fuerza y animosidad a Carlos, llena el salón de mi casa, cuando nos dan las diez de la noche. Qué regalo, qué tranquilidad me transmite contar con ese entusiasmo y optimismo. Por eso, cuando salimos a tomarnos una cerveza, todos juntos, ya no estoy nerviosa. Sé que todo va a ir sobre ruedas. 
El día 26 nos regala un cielo casi… casi azul, y una temperatura ideal para disfrutar del jardín. Aunque inicialmente Ana nos brindó la casa de campo de su familia como un lugar fantástico para la celebración, un contratiempo de salud de su padre, a última hora,  nos obliga a cambiar el lugar. La casa de mi hermana en Arcos ha sido todo un hallazgo.
Todos colaboran: unos con los vehículos; otros preparando las ensaladas a primera hora de la mañana; o colocan las mesas... el hielo para las bebidas. Los más hábiles con el cuchillo, cortan el jamón con la maestría que requiere la ocasión.
Las cocineras más apañadas
Hasta Ana, la peque de la familia dibuja un cartel que indica dónde está situado el ropero, mientras, su hermana, aparece y desaparece… ¿qué se puede hacer con la timidez? Mientras, los más hábiles con la tecnología: Maga y mis hijos, se dedican a preparar el proyector y aprovechan para conocerse mejor. La anfitriona, mi hermana, tiene que dejar otros quehaceres, y se une a mí en la recepción de los invitados: Pilar y Pepe, que, por cierto, me han sustituido y atienden con suma amabilidad y encantados, a los catalanes; Mª Carmen y Carlos, Ana Hérica, Luana, Eme, Ana, Juanjo, Hortensia y Jesús, Pedro y Maria Eugenia, Jesús... Cada cual con un detalle, a cual de todos más bonito y adecuado... y Raquel, además nos obsequia con su dulcísimo y exquisito postre. Hay presentaciones, abrazos, algarabía, extrañeza, sorpresas… y calor, amistad, agradecimiento… Luego, el ágape, que todos disfrutan y celebran, hasta quedar bien satisfechos. 
El postre y su creadora: Raquel  
La tarde nos sorprende disfrutando de los audiovisuales: tres nada más y nada menos. La sorpresa para mí es el de mi hermana: un precioso cuento con el que seguramente le resulta más fácil expresar esas cosas que han sido importantes en nuestra trayectoria. La risa se confunde con la lagrimilla de emoción.
El colmo de la diversión llega con el corto que mis hijos nos regalan a su padre y a mí. Se trata de algo tan creativo, divertido, pero a la vez absurdo y loco, que las lágrimas ahora son de la risa. Acabamos a las seis de la tarde comiendo un riquísimo arroz con conejo, cocinado por Pepe y Mariana, al que nadie se resistió. Lo dicho: una locura.
Rafa y Hortensia en pleno baile 


                                                            
Los bailones del grupo
La tarta, portada por mis hijos, llevaba el sello gaditano: Tereza, habían puesto, junto a las consabidas Felicidades. Mientras se perdían las luces del día, la hermosa puesta de sol nos alumbró mientras movíamos el esqueleto, con todo tipo de músicas: pasodobles, sevillanas… hasta llegar al Twist, con el que todos los chicos y chicas ye-yés del grupo disfrutamos de lo lindo.
Mis hijos me traen la tarta
Nadie parecía tener prisa. La noche cerrada era el momento propicio para las canciones de siempre, cantadas a coro, el regalo de la hermosa voz de Eme, el monólogo de Ana Hérica, yo… desmelenada, imitando a Lola Flores y poco a poco la despedida…
El grupo al completo
 El “Hasta siempre, ha estado todo muy bien, la comida exquisita, qué hijos tienes…” Y la generosidad de Pedro y M. Eugenia, que esa noche se prestaron a alojar a mi amigo Rafa, que con su energía, gracia y vitalidad, consiguió animar la fiesta, cuando todos estábamos ya algo cansados.
Gracias a todos, por este día, por otros muchos que me habéis regalado y por tantas y tantas cosas que ni siquiera soy capaz de nombrar.
Con mis hermanos y las parejas respectivas 
Y la vida sigue… Los hábitos, las costumbres, los rituales cotidianos vuelven a la casa; como si nada hubiera pasado. Pero ha pasado. Se cumplió el tiempo: marzo de 2011, sesenta años desde aquel jueves santo del 51.

5 comentarios:

  1. Puñetera, pero que fácil parece y que difícil me resulta a mi,¿como puedes expresar tan bien tantas emociones contenidas y exteriorizadas y tantos pequeños detalles?.Ls gracias te las damos nosotros, sin pensarlo demasiado nos apuntamos a lo que resultó ser un día muy especial cargado de emotividad,y donde comprobamos que no importa donde ni como, que la amistat si se cultiva da estos frutos .
    Eres como aquel reflejo que, siempre que miras,encuentras algo nuevo, agradable y sorprendente, útil para nuestro aprendizaje diario.Tequeremos y es un regalo que nos consideres AMIGOS.Gracias

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  2. Qué días tan mágicos, y qué divertidos!!!, los de antes con la ilusión de las sorpresas, el durante, viviéndolo, y después recordándo.
    Creo que el mayor mérito de llegar a los 60, es hacerlo rodeada de personas queridas, y pienso que tu cupo ha sido totaaaaaaaaaaaaaaaal!!!
    Gracias Teresa, porque... por tu generosidad en la AMISTAD he disfrutado de la MAGIA de tu cumple.

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  3. Hola Teresa, aunque yo no estuve allí, me ha emocionado cómo has relatado tu estupendo cumple. Y quiero darte las gracias por ese pellizco de Tesa que aparece entre tus regalos de ese día. Me encantó "hacerte" la tarta con mis propias manos que es lo que mejor sé manejar. Que me hagas aparecer entre tus "quereres" de ahora me ha llegado muy dentro. ¡Qué bien escribes, jodía!. Miles de besos. Tesa

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  4. Gracias por vuestras palabras. Como ya sabéis, soy un poco cardo, así que la única forma que encuentro para expresar mis sentimientos, mis emociones...y los afectos, es la escritura.

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  5. ¡Cada día me sorprende!
    Me he maravillado al leer sus líneas y me he emocionado por la sencillez con que describe cada detalle, cada emoción. Gracias por compartir ese don tan especial, el de transmitir con la palabra escrita tanto y tanto.
    Sus 60 cumpleaños ha sido algo más que mágico (que ya es bastante), más que ficción... ha sido una realidad. Me siento feliz de haber formado parte de ella.
    Gracias mi querida Teresa (Teresita). :)

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