lunes, enero 24

Eufemismos y palabrotas: Recomendable

Palabrota: dicho ofensivo, indecente o grosero. Eufemismo: Manifestación suave y decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante. Sigo enamorado de los diccionarios, de las palabras, del juego de las palabras, no puedo remediarlo.
Para mí un diccionario amplio y minucioso es algo tan encantador como un laberinto, como el laberinto de la verbena en el que a mí y a los otros chicos de la calle, los de mi panda, tanto nos emocionaba perdernos, aunque estábamos seguros de que conseguiríamos salir. Como en el diccionario. Y, a propósito de «salir»: 53 acepciones de este verbo registra el diccionario. No vamos a perdernos en este laberinto, aunque nos apetezca. Pero como andamos de eufemismos, veamos lo que nos enseña la Academia: 23, Frecuentar, por motivos amorosos o amistosos, el trato de otra persona, fuera de su domicilio. 
El actor, director, escritor... y académico
El Diccionario de la Real Academia Española no pone ejemplo, pero, como es fácil, podemos ponerlo nosotros, para jugar: Margarita ahora sale con don Enrique. La condición de que el «trato» tenga que ser «fuera de su domicilio» a mí no se me había ocurrido, y supongo que la mayor parte de los conocidos de Margarita y don Enrique la ignorarían. Aunque Margarita y don Enrique «salieran» juntos para ir al teatro o a alguna reunión amistosa y el punto culminante de su «trato» lo tuvieran «dentro de su domicilio», los conocidos, los que fueran bien educados, los partidarios de los eufemismos, a lo que hacen Margarita y don Enrique, hoy por hoy, lo llamarían «salir».
Y, cosa bastante curiosa, también podrían llamarlo «estar». Actualmente es un eufemismo bastante usual. Cualquier persona que, por delicadeza, evite las palabras «amante» o «querida» dirá que «desde hace unos meses Fulanita está con Mengano». Y se expresará correctamente, pues la Academia acepta que una de las acepciones de «estar» es «tener acceso carnal». Hay palabras que con el tiempo se gastan, caen en desuso; y hay otras que van perdiendo su significado original y adquiriendo otro.
En mis tiempos «ligar» era algo exclusivo de las señoritas de alterne. «He ligao al arquitecto de la otra noche podían decir». Tú entrabas en el local y preguntabas: «¿Ha venido la Gatito ?» «Sí, te contestaba su amiga Rebeca, pero ya ha ligao ».Y te señalaba la mesa en la que la Gatito departía apaciblemente con un señor de buen aspecto. Después, sin que nadie sepa cómo ni por qué, el terminacho, medio en broma, fue saltando de esos benéficos locales a la calle: «Anoche, en el Gijón, ligué a Juan y nos fuimos a cenar a Valentín», podíamos decir sin que la información se relacionase con las torturas o placeres de Venus.
De ahí, poco a poco, se pasó a esta situación de ahora, en la que la Academia fija que «ligar» significa entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras.
                          
En mi juventud el término «ligar» no tenía contenido amoroso o sexual, pero circulaba un término que ahora, en este sentido, se oye menos. Me refiero al término «plan». «Relación amorosa frívola y fugaz», según la Academia, que pone como ejemplo: No cuentes conmigo, porque me ha salido un plan para esta noche.
Hace muchos años, demasiados, en mi ya lejanísima infancia, el término «relaciones» referido a las amorosas se utilizaba siempre en plural. Nuestra criada Florentina estaba en «relaciones» con un paisano suyo. A su amiga Vicenta le había pedido «relaciones» nada menos que un maestro.

No recuerdo que se utilizase nunca el singular para estas cuestiones amorosas. Con el paso de los años el término «relaciones» se ha desgastado, sin que pueda saberse muy bien por qué, y le ha sustituido «relación».

 Si el curioso lector echa una ojeada a las páginas «rosa» de cualquier periódico o a la prensa especializada, se enterará de qué parejas tienen ahora una relación, pero no sabrá de ninguna que esté en relaciones, como hace años nuestra recordada Florentina. Por los mismos años en que las parejas jóvenes estaban en relaciones, se podía decir sin que nadie se sonrojase que Fulanito hacía el amor a una vecina, porque entonces «hacer el amor» significaba simplemente cortejar, galantear, enamorar. Pero no, como desde hace unos años, «copular» (unirse sexualmente, según el Diccionario de la Real Academia Española).
«Hacer el amor», en el habla coloquial de hoy, ha venido a ser uno de tantos eufemismos. Y si «hacer el amor» puede considerarse un eufemismo, «hacerlo» es eufemismo de dicho eufemismo. No sólo un joven dice hoy a su pareja:«¿Lo hacemos?», sino que es lenguaje de personas maduras.Cuando se quieren evitar términos demasiado científicos (cópula, coito, ayuntarse) o chabacanos (joder, follar), se recurre a «¿lo hacemos?». En la televisión lo he oído. Y si se dice en la tele .
AUTOR: (Fernando Fernán Gómez. Miembro de la Real Academia de la Lengua)

No hay comentarios:

Publicar un comentario