No salgo de mi asombro. En este mismo
diario en el que colaboro aparece la opinión del coordinador local del partido de Albert Ribera sobre las mujeres musulmanas que se cubren la cabeza. Estas son sus palabras: “Que haya mujeres que defiendan al Islam solo
significa que están alienadas en grado superlativo”, dice un tal Javier Álvarez.
Desconozco qué tipo de autoridad intelectual
y moral adorna a Javier para defender con ese ardor los argumentos que niegan a
las mujeres musulmanas la capacidad de pensamiento por el hecho de lucir sobre
sus cabezas el hiyab. Claro que cuando sigo el hilo de la noticia, advierto que
hay un referente intelectual más reconocido y legitimado que nuestro
coordinador del partido Ciudadanos: Pérez
Reverte.
El discurso del escritor lo conocemos sobradamente. En la red podemos seguir la cantidad de tropiezos que ha tenido con los grupos de mujeres feministas, o no tan feministas, que luchan por erradicar actitudes y conductas que se suponen “progres” porque presumen de defender “nuestra civilización”, que, claro está, no es comparable con esa otra tan machista que representa El Islam.
El discurso del escritor lo conocemos sobradamente. En la red podemos seguir la cantidad de tropiezos que ha tenido con los grupos de mujeres feministas, o no tan feministas, que luchan por erradicar actitudes y conductas que se suponen “progres” porque presumen de defender “nuestra civilización”, que, claro está, no es comparable con esa otra tan machista que representa El Islam.
No tenemos más que leer esta
explicación que nos da el autor sobre su refinada educación:
(…) Aprendí, a
temprana edad, cosas como que a las mujeres se las precede cuando bajan por una
escalera y se les va detrás cuando la suben, por si les tropiezan los tacones,
que cuando es posible se les abre la puerta de los automóviles, que uno se
levanta del asiento cuando ellas llegan o se marchan, que se camina a su lado
por el lado exterior de las aceras –«que no digan que la llevas fuera»,
bromeaba mi padre con una sonrisa– y cosas así”. http://www.xlsemanal.com/firmas/20170305/perez-reverte-maestras-hiyab-otros-disparates.html
Que alguien me diga si estas normas de educación no son
paternalistas y observen que ni siquiera digo “machistas” porque ya me estoy
hartando de escuchar este adjetivo de la boca de determinados individuos,
empeñados ellos en salvar a las pobres mujeres, incapaces ellas de pensar por
sí mismas.
No me considero demagoga, ni corta de
luces, como dice este reputado escritor que somos las personas que estamos en
desacuerdo con sus posiciones respecto al Islam. A mí sí me resulta intolerable,
adjetivo que usa en demasía, eso que él afirma tan rotundamente: “Resulta
intolerable una maestra cubierta con un pañuelo”. Pero vamos a ver, ¿a dónde
vamos a parar? ¿A caso presuponen estos “liberadores” de la mujer que las
maestras musulmanas son incapacitadas mentales? ¿Se imaginan que se dedicarán
en su clase, cualquiera que sea el nivel educativo, a hacer proselitismo de su
religión? ¿Quizás están pensando en la cantidad de monjas y sacerdotes, ellas
cubiertas y ellos vestidos con sotana, que han educado a la mayor parte de las
generaciones que ahora tenemos entre 50 y 60 años? Incluso aceptando que la
enseñanza durante esa época oscura nuestra no fuera la mejor, ¿nos ha
convertido a todos en católicos apostólicos y romanos fundamentalistas?
Claro que la imagen de los maestros y
maestras tiene incidencia sobre el alumnado, y por eso es conveniente que sean
personas aseadas y cuidadosas con su atuendo, pero es un prejuicio falto de
rigor y de conocimiento real de esta comunidad, pensar que una joven maestra
que lleva pañuelo es una mujer alienada y exaltada que va a convertir a
nuestros civilizados niños en islamistas radicales, o mucho más grave, que bajo
sus enseñanzas perecerá esta maravillosa civilización de la Libertad, la
Igualdad y la Fraternidad.
Así respondía a Pérez Reverte una de esas maestras a las que
él considera mujeres sin capacidad para distinguir entre sus creencias y la responsabilidad
que tiene en un aula: “La ética se da en
clase de ética y la religión en la de religión, donde la única opción es la
católica, por cierto. Si en mi clase se plantea un debate de valores, los que
expresaré serán los del Islam: Paz, amor y tolerancia hacia los
demás". ¡Toma ahí! ¿Alguien estaría en contra de esos valores? Por
cierto, valores presentes en todas las tradiciones espirituales conocidas.
La verdad es que me he entretenido en leer
el artículo que ha originado las palabras de Álvarez, y veo que, no satisfecho
con el tema de las maestras, Pérez Reverte llama disparate intolerable a que una
empleada de una compañía aérea pueda llevar la cabeza cubierta. Lo confieso, es
algo que mis entendederas no captan. Debe der ser que no llego a la profundidad
y civilizado pensamiento de nuestro laureado miembro de la Real Academia de la
Lengua.
Lo dicho, Javier Álvarez: te aconsejo
que antes de hablar de alienación de los otros, eches un vistazo a tu
alrededor. Verás que todos, unos más que otros, hemos sido abducidos por las
sacrosantas y perversas ideas con las que el nuevo presidente de los EE UU está
justificando tanta ignominia hacia todo lo diferente.
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