miércoles, diciembre 2

Obama, o la esperanza en un mundo mejor



20 de Enero de 2009


“No nos podemos permitir más la indiferencia ante el sufrimiento fuera de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos del mundo sin tener en cuenta las consecuencias” (…)

“El trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad” (…)
 ¡Esas cosas son verdaderas!                                                      

Querida amiga: Tenía ganas de compartir contigo esta noticia. Es tan extraordinaria, que me ha hecho cambiar el tema del que quería hablarte en esta carta.    
¿A que no sabes quien es este hombre tan atractivo y sonriente?, ¿A que no imaginas a quien dirige este mensaje repleto de buenas intenciones?...  Pues es ni más ni menos que el nuevo Presidente de ESTADOS UNIDOS; el mismísimo presidente: un humanista de raza negra, (más exactamente un mulato) que hace pocos días tomó posesión de su cargo, en medio de un fervor popular,  que hacía años no se conocía en el mundo occidental. 
Como recordarás, hace sólo treinta años, las personas como él, quiero decir, los negros, no podían entrar en un restaurante americano como cualquier otro ciudadano, ni sentarse en un autobús, al lado de un blanco. Obama habló de ello en su discurso y puso como ejemplo a su padre. Ya te digo, un hecho histórico maravilloso, Ángeles; un acontecimiento mundial inaudito. El país en el que asesinaron a Martin Lutero King en el año 1968, por defender algo tan fundamental como los derechos civiles de los negros, ese mismo país, ha elegido a un hombre, hijo de padre africano y madre blanca.  
El sólo hecho de su elección por aplastante mayoría, es todo un síntoma de que algo está cambiando en ese país, al que su último presidente ha dejado en el más absoluto ridículo en estos últimos años. La autoestima de los americanos ha salido muy mal parada después de sus desmanes, de sus discursos trasnochados y fundamentalistas. Ha conseguido que el miedo se instale en esa sociedad y que la gente sea capaz de renunciar a sus libertades por disfrutar de eso que llaman SEGURIDAD y que no es más que un estado de alerta y de desconfianza hacia todo y hacia todos. 
Así no se puede vivir, Ángeles, ¿no crees? Y eso parece que han pensado los americanos, porque lo cierto es que la imagen y el discurso de Obama han hecho mella en el corazón de la gente; su palabra ha llenado de esperanza a las personas de buena voluntad y ha creado unas expectativas y una ilusión, que se ha extendido a todo el mundo occidental.  
El día de la toma de posesión consiguió que todos estuviéramos pegados a la tele escuchando lo que decía y contemplando los rostros emocionados de los negros americanos. La exaltación era extrema en la calle; imagina el orgullo que debían sentir los llamados afroamericanos, después de siglos de humillación… De hecho, la elección de este presidente, creo yo que se puede comparar con el final de la esclavitud. Ya te digo: un hecho histórico.  
Ya sé que puedo parecer inocente con todo lo que te cuento. No hay que ser ingenuos, pensarás tú, ¿verdad? Y tienes razón. Un hombre no puede salvar a la humanidad de este caos en el que estamos. Sin embargo, lo que a mí me llama la atención es cómo esas palabras, el discurso pronunciado ante millones de personas, han logrado llegar a la gente sencilla. No son palabras que vayan sólo al intelecto; Obama toca una parte muy sensible de la persona, esa en la que guardamos lo más importante, lo que nos atañe en realidad y que, sin embargo, olvidamos a menudo. No estoy segura, pero a esa parte podríamos llamarle el ETHOS, tal y como se lo concebía en la antigua Grecia. Quizás por deformación profesional, yo me he fijado especialmente en el lenguaje que utiliza este hombre en sus discursos: es un lenguaje moral en su sentido más auténtico. Algo tan necesario en los tiempos que vivimos.   
Quizás soy muy cándida, pero me he sentido aliviada al escuchar términos como: convicciones, honradez, coraje,  lealtad, tolerancia, justicia, la templanza, humildad, fuerza del ejemplo, bondad, valentía… Es que, de verdad, Ángeles, hace años que parece que no se podía hablar de esas cosas sin que pensaran de ti que eras una puritana y anticuada señora de otros tiempos. La misma palabra moral es rechazada por la gente, sin comprender que su significado no tiene nada que ver con la moralina, con el moralismo trasnochado de los que no quieren que cambie nada, sino que tenemos que seguir obedeciendo los dogmas y las directrices de un cierto poder, especialmente de la jerarquía católica.  
Pero eso no es lo moral. Lo moral en la persona es algo difícil de concretar y que no hace falta ni ponerle nombre, pero que podemos comprender cuando vemos las lágrimas en el rostro de la gente, al escuchar lo que todos necesitamos escuchar: que podemos ser mejores, que esta tierra no puede ser un cortijo para unos pocos; que la compasión, la fortaleza de ánimo, la generosidad, la lealtad, la justicia, la humildad…, esas cosas que antes se llamaban virtudes (palabra también desterrada del uso común) deberían instalarse en la vida corriente; pero no como meras palabras, sino como actitudes, como impulso vital, como esa fuente de la que debería emanar cada acción humana, cada relación personal, incluso cada planteamiento de cambio social.  
En fin, Ángeles, que me estoy poniendo trascendente y quizás algo pedante. Pero es que cuando hablo de estos temas me sale la “profe” que llevo dentro, no lo puedo evitar.  
De todos modos no creas que soy ciega o sorda y cierro los ojos o los oídos a otras cosas, que también dijo Obama en su discurso. Estoy segura de que a ti no te hubiera pasado desapercibido.  
Él es un hombre religioso, ya sabes lo importante que es ese aspecto en la vida de cualquier estadounidense. Así que, además de jurar sobre una Biblia antigua muy bonita, también se refirió a eso tan recurrente de la predestinación del pueblo americano; a esa gran misión que se otorgan a sí mismos, de liderar los cambios en el mundo. Aunque me adhiero completamente a  las ideas y el sentido de esos cambios, lo del liderazgo ya es otra cosa.  Es en este punto donde yo me posiciono frente a Obama y no a su lado. Creo que es una idea muy instalada en esa sociedad y que seguramente él no podrá desterrar, pero que no coincide con el resto de su discurso tan integrador de distintas razas, religiones y culturas:         


“Nuestra HERENCIA MULTIÉTNICA es una FORTALEZA, no una debilidad” 

Gran frase, ¿no crees? Hermosa y muy cierta para cualquier país en este momento en que los movimientos migratorios están cambiando la faz de la tierra. Gracias que el hombre ha invitado al mundo musulmán, quizás el enemigo más visible en esta última década, a dialogar, a entenderse. Y ¿sabes?, ha prometido cerrar Guantánamo, que no creas, es un “puntazo” … En fin, Ángeles, que ya no te canso más y creo que te harás una idea aproximada de los pasos que está dando el mundo desde que tú no estás.  
Sólo espero que no se frustren tantas esperanzas y que no dejemos estos ideales sólo en los discursos y en las espaldas de Obama, sino que su eco no cese y sepamos aprovecharlo para algo real y cotidiano.  
 Que así sea y que yo pueda contarlo. Hasta otro día amiga mía.

TERESA

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