Manolo Tena. Nunca he visto a alguien tan triste, tan vulnerable, tan sensible... Tan perdido, tan necesitado...Tan desvalido. En fin. Hace unas semanas, viéndolo y observándolo en un programa de la tele, no pude evitar soltar una lagrimita.
Me sorprendí a mi misma, porque no lo he seguido en su carrera, ni profesional, ni en esa que lo llevó a los infiernos del alcohol y de otras drogas, no sé si peores o iguales. Lo cierto es que su hígado es el que lo ha llevado a la muerte. No me pasa con todo el mundo. Me refiero que si veo o escucho a Sabina, que más o menos es de la misma generación de los excesos, y que ya le ha pasado factura, no me causa ninguna emoción. No siento lo mismo por Sabina. Mientras que Manolo Tena provocó en mi un sentimiento de empatía impresionante desde el día que proyectaron un reportaje sobre su vuelta a la vida, tras años de infierno, en los que estuvo apartado de la música. He repasado algunos vídeos en los que aparece en plena juventud y he tenido la misma impresión. Siempre ha sido un muchacho tímido, introvertido, triste y muy sensible. Tal vez sean esos rasgos de su personalidad los culpables de que haya necesitado meterse en el cuerpo estimulantes para poder enfrentarse al escenario. No lo sé, no puedo comprender a la gente que hace esas barbaridades para poder dedicarse a un oficio, el que sea: cantante, actor, o ejecutivo.
Su mirada perdida y triste en los últimos tiempos |
Y todo esto porque quería hablar del adiós a Manolo Tena. Confieso que lo acabo de descubrir, que apenas había escuchado alguna de sus canciones más populares. Y es que a mí, eso de la "Movida" me pilló en otras cosas, criando a mis hijos, trabajando mucho y escuchando cosas más suaves: Serrat, Aute, Pablo Milanés y otros de los llamados cantautores, así que no he seguido a esos jóvenes que yo consideraba entonces demasiado duros. Eso no quita que ahora, escuchando con atención y sin prejuicios las canciones de Manolo, no puedo más que decir que era un poeta, que sus letras son hermosas, y que su voz rasgada, tan particular, tiene ese dramatismo que su poesía requiere. Descansa en paz, ahora que la vida te ha dejado, Manolo Tena.
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