Escribí este post hace dos años, pero después de la tarde de Reyes de este 2015, podría haberlo escrito hoy mismo. Así que no me canso. Lo comparto para quien no lo haya leído.
________________________________________________________________________________________________________________
Queridos Reyes Magos: Ya sabéis que no suelo escribir
la tradicional carta anual. La verdad es que suelo pensar que, a pesar de
mi indiferencia hacia los regalos, alguno me va a caer. Y no es que me porte
muy muy bien. A veces soy bastante borde, muy desconsiderada, broncas,
perezosa, y hasta un pelín envidiosa… en fin, que como cualquier hijo de
vecino, hago méritos para llegar a ser mala persona. Eso sí, lo disimulo muy
bien; procuro que no se me note, porque lo que de verdad me gusta a mí y me ha
gustado desde siempre es ser una buena chica. Seguramente es una estrategia
aprendida desde la infancia, un modo de conseguir que me quieran. Y
lo bueno es que lo consigo. Tengo muchas amigas y eso a pesar de que no me
prodigo en abrazos, halagos y pequeños detalles. Soy más de aglutinar, de
organizar encuentros, de ayudar en asuntos prácticos, de preparar comiditas y
hacer de madre, cuando es menester.
|
Mis ensaladasy comiditas |
Digo yo que también son necesarias estas cualidades,
que no todas las personas manifestamos nuestros afectos del mismo modo.
Pues eso, que esta es mi manera de decir a mis amigas que estoy aquí, que
pueden contar conmigo; aunque pensándolo bien, lo que quiero decir es que
me quieran, que me llamen, que las necesito, y más que las voy a
necesitar, porque, queridos Reyes, me estoy haciendo mayor y eso significa que
pronto voy a precisar pequeñas ayudas para algunas cosas de la vida cotidiana.
Y no es que quiera presumir de vieja, pero de verdad, cuando se tienen más de
sesenta años, lo que se avecina no es precisamente un tiempo de fuerza, energía
y juventud. Hasta entonces, mientras esto llega, aquí estoy, todavía de buen
ver y rodeada de buena gente. Por eso, el día cinco, sin haber escrito carta
alguna, me llegó un precioso cuello de lanas multicolores,
diseñado y elaborado por las primorosas manos de una amiga. ¡Ah!, y unos lindos
pendientes de ese color que tanto me gusta: violeta. Total, que se adelantó a
los camellos y a las carrozas, y yo no supe qué decir. Pero, ¿qué diréis que
hice? Me enfundé en mis pantalones color beige de pana, lo combiné con un
jersey de un color azulón que me favorece mucho. Me calcé las botas de tacón y
busqué esa boina tan bonita que casi nunca me pongo. Por supuesto,
estrené el cuello y los pendientes y salí a caminar por mi ciudad, con la
intención de encontraros por esas callejuelas.
|
Cuello multicolores |
¡Queridos Reyes! No tengo palabras para expresar lo
que me encontré, mientras me dirigía al centro. Jamás, jamás, había visto algo
parecido, y eso que normalmente salgo para celebrar todos los eventos que se
organizan en esta ciudad. Las calles eran un verdadero hervidero de
gente. La multitud se agolpaba en avenidas, callejones, aceras, terrazas,
comercios… Madres jóvenes portaban los cochecitos de sus bebés, tratando de
sortear el gentío, los codazos y empujones… Algunas decidían volver sobre sus
pasos, cuando se encontraban con un tapón de gente que imposibilitaba el
tránsito normal, pero sobre todo, que amenazaba con convertirse en peligrosa
avalancha. Me pregunto, majestades, cómo se les ocurre salir con esos
angelitos a una ciudad literalmente tomada por la masa. ¡Una irresponsabilidad!
Y yo, bueno… tendríais que haber visto mi cara de estupefacción.
|
Terraza al aire libre |
La calle de la churrería no tenía hueco ni para un
alfiler. El olor a churros y a café con leche invitaba a buscar una silla y
disfrutar del manjar, que, dicho sea de paso, me encanta. Pero, francamente, el
ambiente era irrespirable y os aseguro que yo estaba asustada ante tanto
derroche: las compras, el tapeo, los vendedores ambulantes ocupando las
aceras… y lo peor, la suciedad… papeles, cartones, cáscaras de pipas,
envolturas de caramelos… restos de la bendita cabalgata, que nadie quería
perderse; como si les fuera la vida en ello, chicos y grandes, viejos y
jóvenes, embarazadas y sillas de ruedas, ¡Santo cielo! No sólo estaba un
poco asustada, majestades, me sentí muy triste, infinitamente triste
porque, pensaba en las noticias, vaya pensaba en las malas noticias diarias en
todos los medios de comunicación: que si la crisis, que si los despidos, que si
los ERE, que si los comedores sociales, que si las campañas benéficas
navideñas, que si los desahucios, etc. etc.
|
Cabalgata
Jerez |
|
Y por eso no daba crédito a mis ojos. ¿Qué es
esta locura? ¿Qué es esta obscenidad consumista? ¿Por qué esta voracidad, esta
ansia? ¿Qué vacío estamos intentando llenar…? ¿Qué tiene que
pasar para que nos comportemos con un poco de cordura? Queridos Reyes Magos:
está muy bien que vengáis una vez al año a devolvernos la ilusión y los sueños
infantiles, pero el año que viene, por favor, aprovechad el viaje y traed en
vuestras alforjas, además de los juguetes de los niños, un poco de mesura, algo
de sensatez, sentido de la austeridad, espuertas de civismo..., en
fin, todas las virtudes que se os ocurran. Ponedlas en saquitos especiales
para que lleguen a los adultos, y quizás un libro de instrucciones para
que sepamos usarlas, porque me temo que hemos perdido el norte. |
Con mis respetos,
Teresa
No hay comentarios:
Publicar un comentario