¡No salgo de mi asombro! Siempre había creído que en la política empresarial, una de las cosas fundamentales era la atención al cliente; una atención que implica no sólo estar atento a sus necesidades y poder dar la respuesta adecuada y que beneficie a ambas partes, sino atenderlo con corrección. Vaya, que cualquier trabajador que desarrolle su labor cara al público, entiendo que tiene que tener unas aptitudes y unas actitudes muy concretas. De nada sirve que sepa hacer bien lo que tiene que hacer, si trata a patadas a las personas, si no las atiende con educación, con cortesía, con amabilidad...
Pues nada de eso parece que esté en las normas de los trabajadores de la compañía aérea RYANAIR.
Me pregunto quién forma a estas muchachas jórvenes que tienen situadas en los embarques, verdaderas autómatas, incapaces de ponerse en la piel de los pasajeros, de los clientes. Ellos están para revisar la tarjeta de embarque, cortar el trocito que corresponde, mirar el DNI y !hala!, sin mirarte a la cara, sin sonreir siquiera... ¡Ah!, y para controlar si la pequeñísima maleta que has llenado con lo mínimo que se puede llevar a un viaje, supera los kilos que tienen establecido, o es dos centímetros más ancha que lo que permiten las rígidas normas de la compañía. Cuando eso sucede, como me ha pasado a mí este fin de semana, ¡Zas!, te paran en la puerta de embarque, y sin contemplaciones, te cobran 55 euros, o te quedas en tierra. Así mismo. Vamos, que tu has comprado un billete para Barcelona, super barato, 50 euros ida y vuelta, y te cobran por exceso de equipaje 5 euros más de lo que cuesta el viaje. O sea: 55 €. Un robo a mano armada, pero de guante blanco, con recibo incluso.
Me pregunto quién forma a estas muchachas jórvenes que tienen situadas en los embarques, verdaderas autómatas, incapaces de ponerse en la piel de los pasajeros, de los clientes. Ellos están para revisar la tarjeta de embarque, cortar el trocito que corresponde, mirar el DNI y !hala!, sin mirarte a la cara, sin sonreir siquiera... ¡Ah!, y para controlar si la pequeñísima maleta que has llenado con lo mínimo que se puede llevar a un viaje, supera los kilos que tienen establecido, o es dos centímetros más ancha que lo que permiten las rígidas normas de la compañía. Cuando eso sucede, como me ha pasado a mí este fin de semana, ¡Zas!, te paran en la puerta de embarque, y sin contemplaciones, te cobran 55 euros, o te quedas en tierra. Así mismo. Vamos, que tu has comprado un billete para Barcelona, super barato, 50 euros ida y vuelta, y te cobran por exceso de equipaje 5 euros más de lo que cuesta el viaje. O sea: 55 €. Un robo a mano armada, pero de guante blanco, con recibo incluso.
Este es el relato de lo que ha sido el viaje Barcelona-Jerez y viceversa.
Salí de Jerez con una pequeña maleta llena hasta los topes y nadie se ocupó de controlar si pesaba o no pesaba, si era más o menos pequeña. Entré en el avión y llegué a mi destino sin problemas. ¿No es natural que para volver a Jerez hiciera la misma operación? No se me ocurrió dejar la mitad de mi equipaje en Barcelona. Así que me coloqué en la fila de embarque tan tranquila. ¡Ah! Pero de pronto mis ojos se posaron en una muchachita de cara de ángel que se ocupaba de medir las maletas que a ella le parecían sospechosas. De forma arbitraria, y sin contemplaciones, obligaba a las personas que tenían la desgracia de caer en sus garras a colocar la maleta en una especie de medidor y así decidía si pasaban o tenían que pagar la multa. Porque no hay duda de que eso es una multa.
Yo, por ejemplo, estuve a punto de pasar, mientras ella se daba un paseo y desaparecía de mi vista. Si tarda cinco minutos más, nadie me hubiese dicho ni media palabra. ¡Caramba, qué mala suerte la mía! Cuando estaba a punto de darle mi tarjeta de embarque y mi DNI a su compañera, me mira con cara de perro y me dice que tengo que meter la maleta por aquel hueco. Una cuestión de suerte, y por eso, algo totalmente arbitrario. Pero no queda ahí la cosa. Le pido que me eche una mano, porque tenía las dos mías ocupadas con la tarjeta y una pequeña mochila. ¡Asombroso! Me dice, con los brazos cruzados que no puede ayudarme, que eso lo tengo que hacer yo solita. En ese momento podéis imaginar cómo me puse. No me lo podía creer, os lo aseguro. ¿Dónde quedan los buenos modales? ¿Dónde está la cortesía? ¿Qué fue de la buena educación? ¿No ayudaría cualquiera a alguien que está en esa situación? Pues ella no. Ella tiene la orden de su empresa de no hacer ni el huevo por nadie; es más, ella lo que tiene que conseguir es pillar al mayor número de personas y atracarlas sin miramiento.
Con esfuerzo, conseguí levantar la maleta, que, dicho sea de paso, no cabía en aquel pequeño hueco... por muy poco; de hecho con algo de pericia y fuerza, hubiera pasado. Lo único que se me ocurrió fue darle las gracias por su "amabilidad". Ella, impasible, seguía con su cara hierática y fria como el hielo. Me informa de que tengo que pagar 55 € o no paso. Las manos me temblaban de indignación e impotencia. No podía creerme lo que me estaba pasando.
No pude aguantar la rabia y me dirigí a ella, ante la mirada espectante y pasiva de los viajeros, recriminándole su falta de educación con una persona mayor que necesitaba ayuda. ¡Alucinante! En lugar de disculparse, o justificarse, aún se envalentonó y respondió:
- Y usted se aprovecha de la edad
A lo que sus compañeras prácticamente aplaudieron, porque ellas sí que tenían una justificación convincente a esa falta de modales y de respeto.
- Señora: nosotros no podemos tocar las maletas, que se pueden romper.
En fin... ¿cómo alguien no puede entender algo tan sencillo? ¡Alucinante!
Teresa, que el mundo ha cambiado !!!
ResponderEliminarQue ahora viajar en avión y más en Ryanair es de pobres!!!
¿No queríamos Low cost?
Je, je, saludos
SOY YO
Pdta. nada que ver con esos viajes de principios de los 80, en los que Iberia te trataba como un señor. ¡que tiempos!. Los vuelos a NY, ¡que menús!, ¡que trato!.
El billete al cambio costaba, actualizado con tablas del IPC unos 5.000 € ( o más) actuales. ¿Quién se podía permitir un vuelo? Ahora viajas a Cancun por menos de 1.000€. ¡no hay milagros!, que pena, si es que lo queremos todo.
Ya... ya, pero me quejo principalmente de la actitud y el trato de los trabajadores con los clientes. Eso no cuesta dinero, ¿no?
EliminarSaludos
Si cuesta, pocas cosas hay gratis. Reforma laboral, tras reforma laboral, siempre a peor. (para el trabajador claro) Sueldos menguantes, condiciones precarias, inestabilidad, inseguridad, a expensas de la arbitrariedad del mando.....¡ y exigimos que nos sonrían !. total, lo hagas bien o lo hagas mal vas a terminar en la calle.
ResponderEliminarLa dirección por objetivos (mal entendida) lo ha envenenado todo. El "management postmoderno" es una mierda. Solo se les ocurre mamonadas estajanovistas. Cabroncetismo e hijoputismo en todo lo alto. Trabajar en una empresa privada hoy en día en España es lo peor de lo peor. Solo se respetan los mínimos derechos en lo público.
Bonus y blindajes para los de "arriba", que más parecen "caudillitos"
Control y castigo para el resto. Y miedo mucho miedo.
En fin, que cualquiera pensaría que me he vuelto "rojo".
Saludos
SOY YO
Sí, sí, eso pareces: un rojo cualquiera. ..Jajaja. En fin, que no me convences, a pesar de todo y de que estoy de acuerdo con todo lo que dices sobre las condiciones laborales y la dirección por objetivos y todo eso.
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