domingo, mayo 29

Paul Watzlawick... para saber más

Después del comentario de Maga, me he acordado de que hace años tuve en mis manos dos libros de este Psiquiatra y Filósofo: Lo malo de lo bueno y El arte de amargarse la vida. En su momento me sorprendieron y ahora vuelve a mi a través del blog. Por eso he pensado en compartir con vosotros estas notas sobre este intelectual, por cierto, cogidas de internet. Quien tenga más interés... ya sabéis... a la biblioteca. 

El psicólogo, sociólogo y filósofo austriaco Paul Watzlawick murió el 31 de marzo a los 85 años en su residencia en Palo Alto, California. El intelectual, reconocido internacionalmente a través de su obra 'El arte de amargarse la vida' (1983), entre otras, murió a causa de una larga enfermedad que padecía. Fue uno de los principales autores de la teoría de la comunicación y de la psicoterapia.
Watzlawick había nacido el 25 de julio de 1921 en Villach, Austria. Se formó en psicoterapia en el Instituto C.G. Jung de Zúrich, en Venecia y también San Salvador. Fue profesor de psicología en la Universidad de Stanford.
Paul Watzlawick
En 1960 se asentó en Palo Alto, California, y continuó sus investigaciones en el Mental Research Institute, donde desarrolló la teoría de la comunicación que lo hizo famoso.

Watzlawick estableció cinco axiomas para explicar su teoría de la comunicación entre las personas. Entre ellas incluyó la afirmación de que es imposible no comunicarse, porque todo comportamiento es una forma de comunicación, y que la comunicación involucra mucha más información que la que contiene la palabra expresada.

El filósofo, psicólogo y sociólogo escribió 18 libros, traducidos a 85 idiomas, y unos 150 artículos que fueron incluidos en libros.
Su obra más famosa es 'El arte de amargarse la vida', una parodia de los libros de autoayuda, con consejos para personas que siempre quisieron sentirse miserables pero nunca pudieron lograrlo totalmente. El autor dio allí recomendaciones sobre cómo convertir la vida propia y la de los demás en un infierno, cómo sublimar el pasado y el autocumplimiento de las profecías.

Watzlawick no fue sólo uno de los más grandes científicos de la comunicación en Estados Unidos sino también un psicólogo reconocido en todo el mundo.

Empiezo esta serie de comentarios que recogerá "Buscando soluciones en la psicología", recomendando un libro, que de forma amena y comprensible, trata ciertos procesos y mecanismos por los que las personas podemos llegar a convertir lo cotidiano en insoportable y lo trivial en desmesurado.

Paul Watzlawick en "El arte de amargarse la vida", a través de historietas, viñetas, cuentos, ejemplos literarios y refranes, nos ofrece la oportunidad de reconocer nuestro estilo personal frente a determinadas situaciones. Es un libro de lectura sencilla y compleja a la vez, puede ser leído como un relato de historietas o proporcionar una oportunidad espléndida para reflexionar sobre los procedimientos por los que una persona va construyéndose una vida desdichada. Su lenguaje ágil, irónico y paradójico nos provoca a veces la risa y en otras ocasiones nos confronta con los modos en que estamos contribuyendo a nuestra propia infelicidad.
Watzlawick, conocedor de la naturaleza paradójica del ser humano, renuncia a ofrecer buenos consejos para alcanzar la felicidad, procedimiento bastante usado en numerosos medios de comunicación por todo tipo de profesionales, por el contrario señala las maneras en que podríamos perseguir la vida desgraciada, quizá con la secreta complicidad de que el lector se rebelará y le desobedecerá.
A modo de invitación para que os acerqueis a la estupenda ilustración que el autor hace en el libro sobre estos temas, a continuación ofrezco algunas pinceladas sobre los modos y mandatos con los que podemos producir los momentos de insatisfacción en nuestra vida.
  • Convéncete de que sólo hay una opinión correcta, la tuya, y comprueba que todo el mundo va de mal en peor.
  • Aférrate al pasado de manera que no tengas tiempo de ocuparte del presente.
  • Convéncete de ser pura víctima de las circunstancias. Lo que te haya podido causar dios, el mundo, el destino, la naturaleza, los cromosomas y las hormonas, la sociedad, los padres, los parientes y sobre todo los amigos es tan grave que sólo insinuar que pudieras poner algún remedio a la situación ya sería una ofensa.
  • Asegúrate de que por mucho que cambien las circunstancias conviene seguir prefiriendo las soluciones que fueron suficientes y eficaces.
  • Rechaza o elude una situación peligrosa aunque te intenten hacer ver que el peligro ya ha desaparecido.
  • Haz un pronóstico o déjate profetizar un hecho que temes, considéralo después con consistencia propia e independiente de ti, así podrás llegar a donde precisamente no querías.
  • En las relaciones interpersonales es recomendable leer los pensamientos del otro y actuar en consecuencia. Si puedes acompáñalo con unos pocos reproches hacia el otro que tengan un gran tinte de violencia y ambigüedad. -Exige al otro que haga algo espontáneamente.
  • Siéntete frustrado al recibir un regalo sólo por haber expresado anteriormente el deseo de recibirlo.
  • En la relación con otra persona admite tan sólo la alternativa de ganar o perder para poder garantizar no sólo esa relación si no incluso otras futuras.




Me gustaría finalizar con un párrafo que Watzlawick refiere en el epílogo del libro y que refleja el mensaje de la obra:

"La regla fundamental que dice que el juego no es ningún juego, sino algo tremendamente serio, hace que la vida sea un juego sin fin que sólo la muerte acaba. La única regla que podría poner fin a este juego, no es ni siquiera una regla de este juego, tiene varios nombres y en el fondo significan lo mismo: honradez, confianza, tolerancia. Si lo creyéramos también sabríamos que no sólo somos los creadores de nuestra desdicha sino que del mismo modo podríamos crear nuestra felicidad".

LLegados a este punto quizá podamos compartir las afirmaciones que un personaje de Dostoyevski decía en "Los demonios":

"Todo es bueno, todo. El hombre es desdichado porque no sabe que sea dichoso. Sólo por eso. Esto es todo, todo. Quien lo reconozca será feliz en el acto, en el mismo instante".

Paul Watzlawick: "El arte de amargarse la vida". Barcelona, Herder, 1989.






1 comentario:

  1. Acabo de terminar el primero de los libros que reseñas aquí. Cayó en mis manos por casualidad -a través del BookCrossing- y me lo leí casi de un tirón.

    Me ha sorprendido gratamente, aunque confieso que de no haber sido por el título, en algunos pasajes no habría distinguido claramente si lo que afirmaba era en serio o continuaba con el tono irónico del libro.

    Buscando en Internet algo sobre el autor, me encontré con tu blog, que ya había visitado hace tiempo también por ¿casualidad?

    Enhorabuena. Y no lo dejes: nunca sabes quién puede pasar por aquí, aunque nunca llegues a enterarte. ;)

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