El niño que leía para sobrevivir

La novela es la segunda de la serie Episodios de una guerra interminable que la escritora madrileña empezó con Inés y la alegría. Una obra que habla de la resistencia y de aquellos españoles que nunca se sintieron vencidos y que incluso perdieron aunque estuvieran en el lado ganador. Después de Inés y la alegría, que no logró engancharme, me he acercado a esta novela por pura curiosidad, ya que los hechos se desarrollan en la provincia de Jaén y son para mí muy desconocidos. Almudena ha explicado muchas veces que se interesó por la historia en contacto directo con uno de sus protagonistas: el niño ya adulto, que, de forma casual, se la explicó hace muy poco tiempo. 

A través de la mirada de Nino, un niño curioso e inteligente, nos acercamos al ambiente de miedo, persecución y sufrimiento de la posguerra española.  Nino es hijo de un Guardia Civil que vive con su familia en la casa cuartel de Fuensanta de Martos, un pueblecito de la Sierra Sur en la provincia de Jaén.  Él nos acerca a la vida cotidiana en un cuartel y a las experiencias terribles de las que  fue testigo, al estar tan cerca de las fuerzas del orden en ese momento. Curiosamente, los cuarteles no eran muy diferentes de cualquier otro ambiente de las dos españas. Allí, en el de Fuensanta convivían personas afines al nuevo régimen, con hijos de represaliados, militantes de la CNT o del PC. que formaban parte del Cuerpo, pero que, naturalmente, mantenían escondido su pasado. Era pura supervivencia. Para el padre de Nino, era una incongruencia terrible tener que perseguir y matar, si era preciso, a unos hombres con quienes su padre, y otras personas muy cercanas, de haber seguido vivos, habrían estado de acuerdo.  

El niño nos habla de las noches en las que tenía que taparse los oidos para no escuchar lo que pasaba en los sótanos del cuartel y de su esfuerzo por salir de aquel ambiente sórdido y lleno de silencios en el que veía sufrir a sus padres. Por eso, el muchacho logra escapar a todo ello mediante la lectura incansable de libros de aventuras, a los que se acerca a través de una maestra que escapó a las represalias. Cerca de esa mujer, y de Pepe, el Portugués, un personaje misterioso, con el que entabla una extraña relación, comprende la injusticia de lo que pasa a su alrededor y capta otros valores con los que se siente más identificado. Durante ese tiempo tomó una gran decisión: no sería Guardia Civil. 

En un epílogo, Almudena explica cómo conoció a Nino, y aunque hay una parte inventada de esa historia, lo que sí está claro es que el muchacho logró salir del ambiente cerrado de la sierra jienense y en los años sesenta se incorporó a los estudios universitarios. Estudió Psicología en Granada y de esa forma, como profesor universitario, conoció a la autora y pudo contarle su historia familiar.  De ahí surgió el libro, en el que hay desde luego mucha investigación de campo, de bibiliotecas y de hemerotecas. Un buen trabajo, novelado,  sobre nuestra historia más cercana,  y en el que Almudena no permanece imparcial.

Me sigue gustando más su época de historia más próximas e íntimistas; la de los Aires dificiles, o Atlas de Geografía Humana.  Pero reconozco que es un libro interesante y bien construido, aunque chirría una cosa: resulta poco convincente que un niño de esa edad tenga una mirada a la realidad tan clara, y unas ideas y reacciones tan maduras.  Pero ya se sabe: hace cincuenta años, la infancia casi no existía.