Así somos algunas madres: guardamos esos pequeños tesoros de la infancia de nuestros hijos, quizás porque esperamos que un día nos recuerden el paso irremediable del tiempo y cómo se nos escapan esas pequeñas cosas que ahora adquieren un nuevo significado. Seguro que ese día en que mi hijo me trajo, orgulloso su cuento, escrito para Sant Jordi, yo tenía mucho trabajo y apenas le puse atención; tal vez fue su padre el que, identificado con su retoño, le dedicó un buen rato y todo tipo de felicitaciones. Pero aquí están estas tiernas páginas, escritas con caligrafía insegura y todavía muy infantil. Y están porque la madre, esa mujer siempre ocupada y aparentemente displicente, las guardó, como un pequeño tesoro, que un día confirmaría el genio, la creatividad, la imaginación y la sensibilidad de ese hijo que llegó a su vida cuando todavía era demasiado joven. http://dl.dropbox.com/u/34525992/book/index.html
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En estos días tan señalados es cuando nos acordamos mas de ellos y les echamos mas de menos.Como pasa el tiempo.Besos
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