No conocía la existencia de esta hermosa, emocionante y triste película, ni tampoco del personaje en la que se ha inspirado la directora: Marino Ayerra. Todos sabemos lo difícil que resulta ser objetivos con las películas sobre la Guerra Civil. Cada guionista y director pone la mirada en uno o dos aspectos, ya que todos los puntos de vista sería casi imposible tratarlos. Además es normal posicionarse en una obra artística cualquiera: novela, teatro, o cine.
En este caso sólo se apuntan los conflictos en el pueblo donde suceden los hechos, sobre todo la cuestión anticlerical, y se centra en los tres años de la guerra. En los primeros días de la sublevación militar, muchos hombres huyen por miedo a las represalias, y otros acaban en las cunetas y en los barrancos. Con ese fondo de dolor y de violencia desatada, asistimos a la particular guerra de un sacerdote joven e idealista, que se propone cumplir con el espíritu del Evangelio y estar con los que sufren, sin preguntarse de qué bando son.
En este caso sólo se apuntan los conflictos en el pueblo donde suceden los hechos, sobre todo la cuestión anticlerical, y se centra en los tres años de la guerra. En los primeros días de la sublevación militar, muchos hombres huyen por miedo a las represalias, y otros acaban en las cunetas y en los barrancos. Con ese fondo de dolor y de violencia desatada, asistimos a la particular guerra de un sacerdote joven e idealista, que se propone cumplir con el espíritu del Evangelio y estar con los que sufren, sin preguntarse de qué bando son.
Sólo un día antes de que se produzca la subrevación militar, el sacerdote Marino Ayerra Redín llega a Alsasua (Navarra). Le han encargado que se haga cargo de la parroquia de esta villa de unos tres mil habitantes y "merecida fama de republicanismo de izquierda; pero también con un fondo monárquico de origen Carlista. Así que el pueblo era un hervidero, donde estaban representados todos los grupos políticos más enfrentados durante la República.
Sabiendo cual era la situación de la población, mayoritariamente de izquierdas y anticlerical, el consejo de su obispo, al despedirle fue: "Usted allí, más de izquierdas que nadie, ya me entiende". Y mientras iba en el tren pensaba: "Derechas... izquierdas, ¿qué pensará Dios de todo esto?" Y es que él no se había planteado nunca esta diyuntiva.
La película recoge, según parece, con fidelidad histórica, el apoyo de la Iglesia Católica al levantamiento contra la República. Y lo puede hacer porque Marino Ayerra se ocupó de ir anotando en una especie de diario todo lo que allí ocurría y ese documento se ha usado para el guión.
El sacerdote Marino Ayerra |
Sabiendo cual era la situación de la población, mayoritariamente de izquierdas y anticlerical, el consejo de su obispo, al despedirle fue: "Usted allí, más de izquierdas que nadie, ya me entiende". Y mientras iba en el tren pensaba: "Derechas... izquierdas, ¿qué pensará Dios de todo esto?" Y es que él no se había planteado nunca esta diyuntiva.
La película recoge, según parece, con fidelidad histórica, el apoyo de la Iglesia Católica al levantamiento contra la República. Y lo puede hacer porque Marino Ayerra se ocupó de ir anotando en una especie de diario todo lo que allí ocurría y ese documento se ha usado para el guión.
A lo largo de tres años de Guerra Civil, Miguel, un joven apasionado y con una fé más allá de la estructura y la jerarquía católica, se toma totalmente en serio su papel y se empeña en que el espíritu del Evangelio sea el que guie sus actos y no la obediencia al poder. El protagonista encarna la fuerza de las propias convicciones y la coherencia personal, en una llamada apasionada y atemporal contra la injusticia. Acoge en su casa a las mujeres y los hijos de los "rojos" como se decía entonces, y ayuda a todo el que se lo pide, sin mirar de qué bando es. Curiosamente, su bondad no es blanda, como a veces se presenta a los personajes de este estilo, sino fuerte y capaz de jugarse la propia vida por defender sus ideales de AMOR y SOLIDARIDAD con los perseguidos y los débiles.
Por eso se enfrenta con valentía al poder corrupto, instalado durante esos tres años en el pueblo, encarnado en un Falangista sin escrúpulos y convencido de que efectivamente, aquello era una cruzada religiosa. Se trata de una historia sencilla, que se aleja del conflicto de lo político y se centra en las relaciones humanas. Evidentemente el punto de vista está puesto en el papel de la Iglesia de la época, que queda retratada y cómo. La inocencia y la confianza del joven sacerdote hacia sus superiores, se viene abajo cuando ve que éstos no apoyan algo que para él es puro Evangelio: la defensa de la justicia, frente a los excesos del poder; el amor incondicional por los seres humanos. Es impresionante el encuentro que Miguel tiene con el Obispo, para explicarle los desmanes de los requetés con la población civil, y la respuesta de éste: "Ya empezamos con el dichoso Evangelio... Aquí lo importante es la institución, la Iglesia Católica" .
No es extraño que la película haya tenido problemas. En los años noventa y tantos no consiguió salir adelante, porque hubo muchas presiones por parte de la Jerarquía Católica. Y es que no sale muy bien parada.
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