Tengo entendido que Pepa prefiere que la llamen poetisa, más que poeta, porque le suena a sacerdotisa o a pitonisa. Desde que la conocí y la escuché leer sus propios poemas, me quedé totalmente prendada de su persona. Recuerdo que en una de sus presentaciones públicas, me emocioné tanto, que no pude contener las lágrimas y me acerqué a ella para felicitarla efusivamente. Transmite sencillez, pasión, entusiasmo, y mucha verdad.
En la fundación Caballero Bonald, donde trabaja, se la puede ver siempre atendiendo a todo el que llega, con su bonita y atractiva sonrisa, y una calidez humana que poca gente transmite como ella. He escuchado en algún sitio que su compañero David Naranjo, le comentó que en la Biblioteca del Congreso en Washington había libros suyos, y ella se quedó tan pancha. Así es Pepa.
Ha sido galardonada entre otros con el Premio Internacional de Poesía Loewe a la Creación Joven en 1995 -por el libro Elogio a la mala yerba-. Sus poemas han sido traducidos al portugués, al francés, al árabe, al inglés y al alemán. Algunos de sus textos han sido musicados por algunos cantautores.
El dormido pretérito y pluscuamperfecto
Devuélvete a tu pura
silueta de dormido,
a tus piernas perfectas recogidas,
a tu gesto inocente
rendido en la almohada,
a las horas de siesta en que te hallabas
al alcance de mis ensoñaciones.
Devuélveme a ese niño
que a solas descubrí tras la vigilia,
devuélveme tus párpados,
quisiera contemplarte de nuevo,
ahora te comprendo.
Buenos días, tristeza
A veces llega la tristeza.
Trae las alas suaves de conformidades,
los ojos bajos y la piel desnuda,
y parece tan fácil entregarse,
despojarse, poner bajo sus plantas
el reino, los poderes y las armas,
el amor sobre todo, y esos últimos
retales que nos quedan de alegría.
A veces gana la tristeza; entonces,
qué lujo de matices su victoria,
qué fasto de sus grises y sus pardos
ocupándolo todo.
Buenos días,
-he de decir-, tristeza, aquí me tienes.
¡¡Qué hermoso rincón el tuyo, Teresa!!
ResponderEliminarGracias por invitarme, aquí se respira la dulce armonía de las grandes palabras.
Voy a seguir viaje, tengo mucho que leerte todavía.
Un abrazo...