Como os prometí, quiero dar algunas pinceladas sobre el encuentro con Salwa al Neimi, en la Fundación Caballero Bonald, (Jerez de la Frontera) con motivo de la presentación de su libro El sabor de la miel.
Salwa es una mujer morena de sonrisa suave y algo tímida, aunque muy comunicativa. Prefirió responder a las cuestiones sobre las que el público asistente tuviera curiosidad, en relación a cualquier aspecto de su obra y de su quehacer literario. Como el marco del acto era el de un grupo de lectura, fue fácil establecer esa comunicación.
La temática se centró en la cultura árabe musulmana y sobre los tópicos a los que estamos acostumbrados. En ese sentido resulta raro que una mujer musulmana hable abiertamente, y escriba, sobre sexo. Salwa se extendió en sus explicaciones y quiso dejar claro que en la tradición árabe hay mucha literatura amorosa y erótica, aunque claro, de autores varones. A las mujeres no se les ha permitido usar su lengua para hablar sobre su deseo, y mucho menos para nombrar lugares del cuerpo, o prácticas sexuales. Sin embargo, la autora piensa que en la tradición musulmana nada de eso se consideraba pecaminoso, puesto que la sexualidad y el placer carnal se concebía como un camino hacia el paraíso. Fueron, según ella, la cultura griega y el cristianismo, los que influyeron en que se le diera una connotación obscena a todo lo relacionado con los órganos y las prácticas sexuales. Es decir, el puritanismo dentro del mundo musulmán es algo relativamente actual.
La autora, la segunda desde la izquierda, junto a la traductora. A la derecha Pepa Parra, que presentó el acto, como siempre, con sencillez y simpatía |
No obstante, ella se considera una pionera en eso de desvelar el deseo femenino con voz femenina. Su libro ha sido prohibido, por ese motivo, en varios paises islámicos, no en todos. Su propósito es claro: quiere ser escuchada; como mujer musulmana, desea alzar su voz y dejar clara su doble identidad, puesto que lleva años viviendo en Europa y es parte integrante de ambas civilizaciones. Nació y creció en Siria y se siente orgullosa de su cultura; no de esa que ha sido manipulada, "castrada" por los propios musulmanes, sino por la original, mucho menos restrictiva en muchos sentidos, que lo que actualmente conocemos.
Me resulta imposible transcribir todo lo que la escritora nos transmitió, porque su intervención fue extensa y muy apasionada, pero os remito a la lectura de su libro, que ha sido traducido a varios idiomas y por supuesto, publicado en España en la Editorial Emecé, el año pasado.
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